Capítulo 34

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Hermione se cayó cuando atravesó el floo, de la casa ancestral de los Avery, y Harry tuvo que admitir que se alegró un poco al ver que no era el único que salía de allí con la gracia de un elefante en estampida.

-Nunca entenderé cómo funciona el transporte mágico-, resopló Hermione, quitándose el hollín de la ropa. Levantó la vista. -Harry, ¿llevas delineador? ¿Y eso es brillo de labios rojo?-.

Harry se encogió de hombros. -Sí, bueno, me gusta lo suaves que me quedan los labios después de llevar brillo, sobre todo en invierno, pero al Señor Tenebroso no le gusta que lo sienta cuando nos besamos, así que aprovecho para ponérmelo-.

Hermione hizo una mueca. -Estoy con él en eso. No sé cómo puedes soportar tener esa espesa mugre en la cara-.

-Te pusiste un poco para el Baile de Yule en cuarto año-, señaló Harry.

-Sólo porque era lo que se esperaba de mí-, resopló Hermione. -Esa fue la primera y única vez que dejé que alguien me obligara a maquillarme y no pienso volver a hacerlo pronto, sobre todo el brillo de labios. No sabes lo contenta que me puse cuando se me pasó-.

-Es bueno oír eso, demasiadas chicas intentan convertirse en algo que no son-, dijo una voz grave. Harry levantó la vista y vio a un hombre corpulento con el pelo largo, rubio oscuro y muy salpicado de canas.

-Buenas tardes, señor Potter, señorita Granger, espero que encuentren algo útil aquí-, dijo Joseph Avery. -Como usted dijo que a la señorita Granger le preocupaban principalmente los temas relacionados con los derechos de las criaturas, le pedí a Fenrir Greyback que viniera a hablar con usted sobre ellos. Quién mejor para preguntar sobre los derechos de las criaturas que alguien que tiene que vivir con ellas, después de todo-.

-¿No eres un criminal buscado?- preguntó Hermione.

-Técnicamente también lo es el Señor Tenebroso, pero no creo que vayas a comprarle nada pronto-, rió Greyback.

-No ataca a niños inocentes-, frunció el ceño Hermione.

Harry hizo una mueca. -Bueno, técnicamente lo hizo-.

-Eso fue algo aislado y hubo circunstancias atenuantes-, resopló Hermione.

Greyback se rió. -Ahora sólo estás poniendo excusas porque no quieres admitir que estás demasiado asustada para comprarle-.

-¡No lo estoy!- Hermione frunció el ceño. -No me hago ilusiones sobre la clase de persona que es el Señor Tenebroso y si pensara por un instante que es una amenaza sincera para alguien que no se lo merezca de verdad estaría presionando a Harry para que lo delatara más rápido de lo que pestañeas-.

-Un sentimiento admirable, señorita Granger-, sonrió Greyback, -y uno que convenientemente te cubre para que sólo te ofendas cuando el Señor Tenebroso ataca a los que te importan-.

-No es meramente 'conveniente'-, siseó Hermione. -Es que no me atrevo a sentir lástima por cómo trataron a Dolores Umbridge-.

-¡Definitivamente estoy de acuerdo contigo en eso!- Greyback rió. -En lo que a mí respecta, no hay castigo en el mundo suficiente para ese excremento disfrazado de ser humano. Ni siquiera estoy seguro de que el daño que ha hecho a la comunidad de hombres lobo a lo largo de los años pueda revertirse-.

-Bueno, definitivamente voy a intentarlo-, insistió Hermione. -De hecho, me alegro de que el señor Avery te haya invitado, en cierto modo, porque necesitaré tu opinión si quiero intentar redactar algún proyecto de ley. No tiene sentido que dedique mi tiempo a luchar por unos derechos que a usted no le importan. Del mismo modo, odiaría pasar por alto algo que a usted sí le importa-.

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