Capítulo 21

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Harry estaba de muy buen humor cuando bajó a la cocina al día siguiente y sólo mejoró cuando vio a la señora Weasley intentando levantar de la estufa la olla en la que tenía el cordero marinándose, en vano.

-¿Se encuentra bien, señora Weasley?- preguntó Harry, tratando de ocultar la risa en su voz.

-Estoy perfectamente, jovencito-, resopló la mujer, -aunque estaría aún mejor si me pidiera disculpas-.

-No, no va a pasar-, sonrió Harry, -pero moveré esa olla por ti-. La levantó con facilidad y la trasladó a uno de los mostradores.

-No creas que eso significa que voy a prepararte el desayuno-, le dijo la señora Weasley con el ceño fruncido.

-Ni se me ocurriría-, sonrió Harry, levantando la tapa de la olla para remover el contenido.

-Huele de maravilla-, dijo Ron, sin molestarse siquiera en intentar ocultar la baba.

-Es rogan josh de cordero-, le informó Harry mientras sacaba algunos ingredientes de la despensa para añadirlos. -Es lo que estoy haciendo para mí, Sirius y Remus para el almuerzo. Voy a dejar que se cocine lentamente-.

-¿Puedo tomar un poco?- preguntó Ron.

-No, no puedes-, ladró la señora Weasley. -Tengo un buen filete frito para ti y alguien tendrá que comerse el de Harry, ya que ha decidido que no se lo va a comer y me niego a desperdiciar comida-.

-¿No puedes dejarlo para mañana?-. se quejó Ron, sin mirar a su madre y, en cambio, empezando a mirar atentamente las cosas que Harry estaba añadiendo a la olla.

-¡He dicho que no, Ronald Weasley y lo digo en serio!-. rugió Molly. -Ahora cómete el desayuno. Tengo que ir a hablar con un par de personas y espero los platos limpios cuando vuelva-.

Harry esperó hasta que oyó a la señora Weasley subir las escaleras dando pisotones, casi como si esperara despertar el retrato de la señora Black, pero permaneció extrañamente en silencio.

-Te guardo un cuenco para que te lo comas luego si te entra hambre-, le dijo Harry a Ron mientras daba los últimos toques al curry y lo volvía a poner en el fuego. Kreacher apareció de repente, tocó la olla, haciendo que brillara, y volvió a desaparecer.

-Qué raro-, dijo Ron, sacudiendo la cabeza, -pero gracias por el curry, aunque dudo que tenga ocasión de comerlo esta noche. Tengo la sensación de que mamá va a llenarme a propósito-.

Harry hizo una mueca de dolor mientras sacaba unos huevos con beicon de su tienda. -Perdona por eso-.

-No es culpa tuya-, suspiró Ron. -No entiendo por qué se enfada tanto porque no haces lo que te han dicho, quiero decir que tenías razón, no es tu madre, aunque a veces le guste actuar como tal-.

Harry puso el tocino en la parrilla y luego fue a servirse un tazón de muesli.

-¿Vas a comer cereales y patatas fritas?-. preguntó Hermione, algo escandalizada.

-No-, se rió Harry, -la fritura es para Sirius y Remus. Yo prefiero algo menos grasiento por las mañanas, pero a ellos les gusta, y como yo soy la razón por la que no pueden comer nada de la cocina de la señora Weasley, pensé que era justo que yo les preparara el desayuno-.

-Ojalá tuviera esa opción-, suspiró Hermione.

-Puedes desayunar otro día-, le ofreció Harry. -Kreacher también me ha traído un montón de fruta-.

La conversación se interrumpió cuando la señora Weasley entró en la cocina.

-Esos dos eran muy buenos, pero no creas que esto es el final de las cosas, jovencito-, dijo, señalando con el dedo a Harry. -Voy a hablar con Dumbledore y pronto arreglará las cosas, recuerda lo que te digo-.

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