Capítulo 31

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Harry se sentía un poco aprensivo cuando entró en el estudio del Señor Tenebroso. La puerta estaba abierta, como una invitación, pero Harry sintió la necesidad de llamar a la puerta y esperar a ser invitado a entrar.

-¿Desde cuándo esperas a que te inviten a entrar en mi espacio?-, preguntó el Señor Tenebroso, apartando ligeramente la silla del escritorio y mirando a Harry confuso.

-Desde que no estaba seguro de si querrías verme-, admitió Harry. -Pero te he traído un regalo de disculpa-. Sacó la tableta de chocolate para enseñársela a su novio, o al menos al hombre que esperaba que siguiera siendo su novio.

El Señor Tenebroso parecía confuso. -¿Por qué tienes que disculparte?-.

-Por molestarte antes hasta el punto de que has necesitado gritarme esta mañana-, respondió Harry. -Sé que no tengo mucha experiencia en lo que a relaciones se refiere, así que estoy seguro de que volveré a cometer errores como ese, pero por favor, ten paciencia conmigo. Te quiero, así que, por favor, dame otra oportunidad-.

El Señor Tenebroso frunció el ceño. -¿Por qué tengo que darte otra oportunidad, Harry? En todo caso, debería ser yo quien te la pidiera. Yo fui el que se equivocó, no debí perder los estribos de esa manera y lo siento-.

-Pero te estaba molestando-, suspiró Harry. -Puedo entender que perdieras los estribos. Después de todo, eres el Señor Tenebroso, seguro que has maltratado a gente por menos-.

-Tal vez-, sonrió el Señor Tenebroso, -aunque estoy intentando alejarme un poco de esa imagen. Pero esas personas también eran mis seguidores, Harry. Tú eres mi compañero, eso es diferente. No voy a cruzarme contigo si me molestas y, desde luego, no debería haberte gritado así, sobre todo sin avisarte antes. Has madurado mucho desde que estamos juntos. A veces olvido lo mucho más joven que eres que yo, lo que significa que a veces correrás a un ritmo diferente al mío-.

-Puedo cambiar-, suplicó Harry.

-No quiero que cambies-, se rió el Señor Tenebroso. -Te quiero tal y como eres, querido-.

-¿De veras?- preguntó Harry.

El Señor Tenebroso frunció el ceño. -¿Lo dudas?-.

-Bueno, me has gritado-, hizo Harry un mohín.

-Eso no significa que haya dejado de quererte-, rió el Señor Tenebroso. -¿O crees que las parejas nunca se enfadan entre sí?-.

-Bueno, las buenas no-, gruñó Harry.

El Señor Tenebroso se rió. -Todas las parejas se pelean de vez en cuando, sobre todo cuando llevan tiempo juntas, incluso las buenas, como tú dices. Pero no tiene por qué significar nada, a menos que hagamos que signifique algo-.

-¿Cómo podemos hacer eso?-.

-Hablando de cosas-, sonrió el Señor Tenebroso. -Puede sonar un poco tópico, pero comunicar nuestros deseos, nuestras necesidades, nuestros sentimientos, es la mejor forma de asegurarnos de que las cosas no se queden reprimidas, que es cuando suelen causar más daño-.

-No sé si soy muy bueno en eso-, Harry sonrió con pesar. -En casa de los Dursley sólo me decían que me callara y aceptara lo que me daban, y en Hogwarts las cosas no iban precisamente mucho mejor. Todos me conocían como "El niño que vivió" y parecían tener expectativas sobre quién era y cómo debía ser, así que en cierto modo caí en esas ideas, sin querer decepcionar a nadie-.

-Sin embargo, has empezado a encontrarte a ti mismo desde el verano-, señaló el Señor Tenebroso.

-Supongo-, suspiró Harry, -pero eso es más para mí. No es como si pudiera exigirte algo-.

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