— Buenas noches. — Saludé a los uniformados que se encontraban en el recibidor.
Los conocía y ellos a mí, por lo que no eran necesario las presentaciones. Aquel reducido grupo de cuatro personas estaba conformado por los hermanos Peter y Harvy Hacket, Awilda Clay y William Benson.
— ¿Dónde está? — Will señaló con su barbilla a un par de celdas que se encontraban en la zona más oscura de ese pequeño espacio.
— ¿Quién es ella? Nunca la había visto por aquí. — Preguntó uno de los hermanos, aunque no supe cuál debido a que me encontraba dándoles la espalda mientras buscaba a Chris con la mirada.
— Olive Anderson, compañera de Aydan. — Se presentó ella con su usual tono de voz.
— ¿Niña, por qué estás aquí? No deberías estar cerca de este par de inútiles. — Le aconsejó la inconfundible voz de Will, quien parecía estar atacando las donas.
— Vino porque quiso, no la obligué. — Dije lo suficientemente alto como para ser escuchado. — Oye, despierta. — Pateé la reja de la celda en la que se encontraba mi amigo.
— ¿Está bien? — Quise responderle a Olive de forma burlona, pero no lo hice.
— Creo que deberías ir al auto. — Murmuré mientras observaba la cara de mi amigo. — Al menos no está muerto.
— No voy a ir a ninguna parte. — Rodé los ojos rápidamente. — Oye, Christian...— Lo llamó mientras se acercaba a mí. — Ve a buscar la llave, necesitamos curar sus heridas si no quieres que mañana estén peor.
— Como ordene. — Me di la vuelta para hacer lo que la gruñona me había dicho.
La cara de Christian se veía realmente mal y si así se veía bajo la sombra de aquel espacio, no quería saber qué tan graves eran sus heridas al ser observadas con una mejor iluminación. Solo esperaba que la otra persona, esa con la que se había ido a los golpes, estuviera peor que mi amigo.
— Despierta dormilón. — Alcé la voz una vez que tuve la llave entre mis dedos. — Arriba.
— Mm. — Lo escuché emitir.
— Christian, abre los ojos. — Caminé hacia la celda y una vez frente a los barrotes me dispuse a poner la llave en el espacio correspondiente y a girarla. — Vamos, Nacho Libre...
— ¿Dónde estoy? — Olive bufó ante la pregunta de mi balbuceante amigo.
— Entre rejas por imbécil. — Volví a escucharla bufar. — ¿Qué? No miento.
— Sácalo de ahí, luego lo molestas. — Dijo ella y di un corto asentimiento.
Ingresé a la celda y caminé hasta donde Christian se encontraba. Él estaba acostado en el suelo y sus heridas seguían sangrando aunque era evidente que no tanto como lo habían hecho cuando lo metieron allí.
— ¿Dónde está Moni? — Mi ceño se frunció bruscamente.
— ¿Moni? — Le pregunté, a lo que él asintió. — ¿Mónica?
— Sí... ¿Dónde está? — Apreté los labios antes de girarme para poder ver a los uniformados que se encontraban rodeando la caja de donas.
— ¿Aquí está Mónica? — Alcé la voz para que pudieran escucharme con claridad.
— La única mujercita que hay aquí es la que se encuentra lloriqueando en el suelo. —Escupió uno de los gemelos. — Sácalo de aquí y procura que no se meta en más problemas.
— ¿Qué pasó con Moni? — Volví a preguntarle a Chris.
— Ese idiota la estaba forzando a caminar y yo... Yo solo... Quería que la soltara. — Inhalé y exhalé ruidosamente. — ¿Y Moni?
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Aydan Davis©
Romance💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Libro a parte de la trilogía AEL.• •Es necesario leer los primeros dos libros para conocer a los personajes y comprender ciertas situaciones.• Los hombres...