No recordaba haber dormido tan bien como lo hice esa mañana mientras mis brazos rodeaban la espalda desnuda de Live. La calidez de su cuerpo sobre lo que siempre habían sido sábanas frías era algo que me tenía enloquecido.
No quería que se fuera del apartamento, no deseaba que se levantara de mi cama o que se alejara de mí. Por ese mismo motivo me encontraba con los ojos cerrados a pesar de haberme despertado hacía bastante tiempo ya.
La mujer a mi lado se removió repetidas veces mientras buscaba aquel aparato electrónico que vibraba y cuando lo encontró se detuvo. Estaba seguro de que no había mirado si era su teléfono o el mío, pero que lo respondiera como si lo hubiera hecho era algo que casi lograba arrancarme una sonrisa.
— ¿Sí? — Murmuró antes de alejarse bruscamente de mí. — Tu Iliana. — Escupió mientras me lanzaba el teléfono.
No me gustó cómo se escuchó eso y tampoco que de su boca saliera aquel nombre. Iliana no podía estar llamándome, al menos no desde el número que había bloqueado.
— No es mi Iliana. — Respondí, todavía con los ojos cerrados. — Cuelga la llamada.
— Cuelga tú. — Continuó hablándome con brusquedad. — Estúpido...— La escuché murmurar.
Abrí los ojos como si siempre hubiera sabido en donde se encontraba ella y colgué la llamada frente a sus atentos y centelleantes ojos, esos que me estaban asesinando una y otra vez. Lancé el teléfono a alguna parte de la cama y tiré del brazo de la preciosura que solo estaba cubierta por mis sábanas, logrando que nuevamente ella estuviera acostada.
— No es mi Iliana. — Le repetí mientras me colocaba sobre su cuerpo. — Y tampoco soy estúpido, Demonio. No sé de quién es ese número, pero te aseguro que no he tenido contacto con ella desde que fuimos a buscar a Chris y a Moni. No seas celosa y confía en mí.
— No soy celosa. — Escupió. — No tengo por qué estarlo, no somos...
— No termines esa oración. — Le advertí. — Al acceder a ser mi salvavidas, también aceptaste lo que decía en letras pequeñas. Te dije que una vez que entres aquí, no vas a salir en mucho tiempo y no me refería a lo que sucedió después. — Estiré mi brazo hacia ella y puse un pequeño mechón de su cabello detrás de su oreja. — No quiero una amiga con derechos o un ligue esporádico. No te dije que me gustabas solo para tenerte en mi cama y dejarte ir unas horas después.
— Corta cualquier tipo de relación o vínculo que tengan y luego veremos. — Asentí.
— Muy bien, hablaré con ella para ponerle fin a todo esto. — Acerqué mi rostro al suyo y besé sus labios con lentitud. — No te molestes. — Murmuré sin detener nuestro beso. — Ella no significa nada para mí, quedó en el pasado.
— ¿Y yo? — Preguntó mientras se alejaba. — ¿Qué soy para ti? — Sonreí levemente.
— Tú eres mi lugar seguro y no voy a hacer ninguna estupidez que pueda alejarte. — Me acerqué a su boca y volví a disfrutar de ella. — Confía en mí. — Su cabeza se movió de arriba a abajo de forma lenta.
Después de esa conversación, Olive se levantó de la cama y fue a darse una ducha para ir a trabajar, algo que yo también hice. Mientras almorzábamos le comenté que no sabía si continuaba teniendo trabajo y ella me informó que hasta el momento no se había escuchado nada sobre mi despido, por lo que era muy probable que continuara siendo doctor allí.
Si no se había escuchado nada sobre mi despido era porque los grandes estaban esperando a que fuera y les explicara mi actitud para entonces tomar una decisión, algo que me aliviaba y me estresaba a la vez. Si de lo que saliera de mi boca dependía mi puesto, estaba bastante jodido.
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Aydan Davis©
Romance💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Libro a parte de la trilogía AEL.• •Es necesario leer los primeros dos libros para conocer a los personajes y comprender ciertas situaciones.• Los hombres...