Capítulo 05

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Del desastroso hermano mayor que estaba a punto de repetir el año solo quedó lo primero. Mis calificaciones se mantuvieron altas y siempre me encargué de hacer las tareas tan pronto me las daban. Lo hacía por mi bien y por el de la pequeña que me imitaba la mayor parte del tiempo. Odet no merecía crecer mientras escuchaba lo infeliz y fracasado que era su hermano mayor, yo debía ser un ejemplo para ella y eso sería, aunque tuviera que destruirlo todo y volver a armarlo.

Y eso hice.

Odet había crecido y se volvió una adolescente responsable y para mi desagrado, también muy hermosa. Mi hermana llamaba la atención de los chicos y mi instinto de hermano mayor me decía que debía ser protector y alejarlos a todos. Ardilla era muy inocente y los chicos no se acercaban para ser el príncipe azul con el que mi hermana soñaba, ese que papá le había dicho una y otra vez que daría el mundo por ella.

Los años pasaron pero muy pocas cosas cambiaron. Para mi disgusto, White seguía tan o más unido a mi hermana, sonriéndole y cuidándola, ganándose su confianza para luego enredarla en su tela de arañas.

Lo sabía muy bien porque yo había hecho y seguía haciendo exactamente lo mismo.

Si bien cambié la forma en la que me comportaba en la adolescencia, seguía teniendo relaciones con distintas chicas sin intenciones de formalizar nada. No quería una relación estable y seria, solo deseaba divertirme y bajar mis niveles de estrés. Por eso y muchas cosas más era que sabía que Pitha solo intentaba que Ardilla confiara ciegamente en él, para luego tirarla.

Al parecer no había aprendido la lección y eso que en incontables veces me había acercado para asustar al mocoso. El chico era poco prudente y eso solo aumentaba mi desagrado e irritación. No soportaba que alguien ocho años menor que yo creyera que era más inteligente o que podía ir por encima de mis órdenes.

— Déjame ver si entendí. — Habló Christian, quien se encontraba sentado a mi lado. — ¿Quieres que le presente a mi primo? A quien por cierto, ¿amedrentabas todo el tiempo?

— No quiero que los presentes para que salgan, solo quiere que Llorón White aleje sus sucias manos de mi hermana. — Murmuré con malestar.

— Det no le va a hacer caso a Sandro, sabes que está enamorada del niño White desde que tiene uso de razón. — Me giré para observarlo fijamente mientras alzaba la ceja derecha.

No necesitaba que me dijera lo que ya sabía, quería que su primo se acercara para que White creyera que a Ardilla le gustaba alguien y por fin se alejara de ella, solo eso. No estaba pidiendo que ese insoportable primo que tenía le pidiera matrimonio, solo que se volviera un poco cercano de la inocente de la casa.

— Además, a él parece gustarle. — Mis comisuras se elevaron en una mueca de desagrado.

— No me importa si al pequeño e insoportable White le gusta mi hermanita o no, lo quiero lejos de ella. — Volví a observar a ese mocoso.

Él se encontraba sentado al lado de Ardilla y sus amigas, Gaby y Nao. Las tres parecían estar disfrutando de alguna anécdota que les estaba contando el chico, quien solo parecía buscar que Odet riera.

No me agradaba, de verdad que no. Cada vez que lo veía sentía algo extraño, como si se tratara de un presentimiento. Sabía que iba a lastimarla y llevaba mucho tiempo tratando de evitar que mi hermana terminara llorando por un tonto.

— Debes dejarla crecer, hermano. Odet ya no es una niña que necesita de tu protección. — Christian y su gran bocota me causaba acidez.

— No lo entenderías. — Murmuré por lo bajo. — Cuando tienes una hermana pequeña, ella se vuelve tu prioridad. Dejas de ser una persona y te vuelves su guardián. Para ella, papá y yo siempre hemos sido algo así como héroes y no pienso dejar de serlo. No voy a permitir que esté con alguien que no se la merece y es muy pequeña para tener novio o un interés amoroso.

Aydan Davis©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora