Capítulo 45

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Las horas pasaron con una lentitud desesperante mientras papá les contaba a los oficiales todo lo que mamá y Odet habían tenido que pasar por culpa de Falcom. Yo no estuve allí dentro junto a él, me lo impidió a pesar de que insistí en acompañarlo y añadir información sobre lo sucedido durante ese día. Cuando lo vi salir y me llamaron, lo que pude añadir fue realmente poco debido a que no me encontraba en casa al momento en el que Odet se fue y tampoco estuve cuando la policía intervino con Falcom, sin embargo, aporté información sobre lo que vi con mis propios ojos, el acercamiento de su hijo a mi hermana.

Al chico no le iban a hacer nada porque era menor y había actuado bajo la influencia de su padre, pero al menos allí quedaba registrado.

Era realmente tarde cuando pasamos por las donas que a Ardilla tanto le gustaban. Era una suerte que a papá y a mamá los conocieran porque de no haber sido así no habríamos podido comprar nada ya que cuando llegamos estaban cerrando el local.

— Está profundamente dormida. — Dijo mamá cuando nos vio entrar a la sala.

Ella estaba acariciando el cabello de Odet mientras tarareaba una canción de cuna.

— Me hubiera extrañado que no, después de todo tuvo un día traumático y agotador. — Murmuré por lo bajo.

Ardilla se veía pequeña y frágil entre los brazos de nuestra madre. Observarla así, durmiendo sobre el regazo de mamá, me recordaba a cuando ella era una niña pequeña y solía dormirse en todas partes.

— La llevaré a su habitación para que esté mucho más cómoda. — Susurró papá antes de tomarla entre sus brazos y llevarla a su habitación.

— No importa cuál sea la decisión que tome, apóyala. — Escuché la voz de mamá. — Ahora mismo tiene un caos en su cabeza, pero necesita que estemos junto a ella.

— El chico tuvo que ver en todo esto. — La vi asentir lentamente.

— Lo sé. — Suspiró por la bajo. — Sé que Seth ayudó a Gregory para que se acercara a nosotros, pero también sé que un chico que se arrepiente de lo que hizo vio morir a su padre de una forma... De una forma terrible. — Su mirada se perdió en el suelo bajo sus pies. — Los hijos no tienen culpa de los errores de sus padres. — Susurró para sí misma.

— De acuerdo. — Su cabeza se alzó hacia mí como si ella no pudiera creer lo que había salido de mi boca. — No haré ni diré nada, pero si la hiere...

— Si la hiere mis brazos estarán disponibles para acurrucarla. — Aseguró con firmeza.

— Y mis puños lo estarán para romperle la cara a ese mocoso. — Sonreí ladeadamente. — Fallé cuando no la protegí de White o de Falcom, pero no volveré a permitir que nadie la lastime. Te agrada el chico y eso está perfecto, sin embargo, no va a haber una tercera vez.

— No me gusta el tonito con el que me estás hablando, Khalil. — Mi comisura se elevó un poco más.

— No te gusta porque sabes que no estoy jugando, no esta vez. — Aseguré de forma pausada. — Si así lo quieres puedo ir entregándote mi teléfono, las llaves del auto y hasta las de mi apartamento, pero si la hace llorar o traiciona su confianza una vez más, voy a lanzarlo del edificio más alto de esta ciudad y me quedaré a ver cómo cae hasta que se estrelle contra el pavimento.

— Aydan Khalil Davis. — Me riñó con un tono de voz severo.

— Evalone Zoe Davis. — Mantuve la mirada fija en la suya a pesar de que mi mente me ordenaba a actuar de forma sumisa. — Este tema no está bajo discusión. Ahora, si ya hemos terminado, iré a ver a mi hermana.

Aydan Davis©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora