Capítulo 1: A medias

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Beelzebub comenzaba a intensificar el beso que mantenía con Tesla, poco a poco el demonio quedaba por encima del inventor mientras sus manos sujetaban las de su pareja.

Cada vez que sus labios se separaban, era para tomar aire y es que Tesla era un inexperto en el acto por lo que Beelzebub le daba pequeños espacios para que su pareja pudiera respirar.

Entre jadeos, las manos del Dios soltaron las del humano, éste buscaba tocar más allá que las cálidas manos del contrario y así fue.

Sus escurridizas manos se dirigieron a la entrepierna del castaño, sintió un leve quejido a mitad del beso de parte de su humano cuando apretó con suavidad el miembro ajeno.

Y antes de continuar con el acto sexual, Nikola tomó fuerza de quien sabe dónde y empujó a un desprevenido Beelzebub provocando que éste cayera del sofá donde estaban ya que se encontraban en el laboratorio de Tesla.

Con rapidez, el hijo de la luz se sentó y posteriormente se puso de pie seguido por unos ojos exageradamente confundidos por parte del señor de las moscas.

—Y-yo a-acabo de... De recordar que tengo que ir con Edison por una revisión de fórmulas. —su voz tambaleaba y tartamudeaba aunque su rostro no dejaba de estar claramente colorado.

—¿Qué? —por su parte, Beelzebub estaba incrédulo. No era la primera vez que su novio cortaba de manera brusca justo cuando estaban por hacer el amor.

—¡Me retiro! —gritó el castaño para rápidamente salir de su propio laboratorio.

—¡Espera, Nikola! —llamó al Croata pero éste hizo caso omiso y lo dejó solo. —¿Y ahora? —echó un largo suspiro de pesadez, no entendía porque su novio siempre lo dejaba a la mitad.

Miró hacia abajo encontrándose con su erección, tenía que hacer algo con eso antes de cualquier cosa.

Se levantó y agarró una de las corbatas de Tesla, caminó hacia el baño del laboratorio, se bajó su pantalón y su ropa interior para después enrollar en su mano la corbata de su pareja.

Quería sentirlo, quería olerlo así que por el momento tuvo que tener suficiente con eso.

Comenzó a masturbarse una y otra vez mientras se imaginaba que su novio era el que le daba placer.

—Nikola...

⚡🪰

Corrió a toda velocidad hasta que llegó al laboratorio de Edison, ni se inmutó en tocar cuando ya había entrado a la propiedad ajena.

—¡Edison! —Tesla gritó desesperado y al borde de las lágrimas.

En cuanto escuchó que la puerta se habría con brusquedad, se dio cuenta de que se trataba de su rival y amigo en cuanto a ciencia se refería.

—¿Qué sucede, Tesla? —al voltear y ver a su amigo, se sorprendió ya que no parecía él.

El croata estaba desaliñado y con el rostro rojo, sin mencionar los ojos levemente humedecidos como si se le hubieran salido las lágrimas por unos minutos.

Al instante pudo sacar una conclusión y es que no era la primera vez que algo como eso sucedía.

—Mmm... ¿Beelzebub? —soltó la pregunta el estadounidense.

Nikola solo asintió mostrando su tristeza. No sabía qué decir pero al menos podía confiar en Thomas.

Por supuesto, en vida tuvieron altercados pero ya habían resuelto todo y ahora eran amigos y hermanos de ciencia.

—Escucha, Tesla. —Edison dejó de leer su avanzado libro de electromagnetismo y lo colocó en la mesita que tenía al lado de su silla, colocando un separador entre las páginas para no olvidar donde se había quedado. —¿No crees que ya es momento de que le digas la verdad a Beelzebub?

—¡No, non, nem, nein! —Se exaltó Nikola. —No puedo decírselo.

—¿Y qué harás? —Thomas solo veía como su amigo caminaba de un lado a otro. —Tarde o temprano se dará cuenta.

—¡Ya sé que no puedo ocultarlo de por vida! —se detuvo el castaño. —He pensado en muchas opciones pero no puedo decirle ni hacer nada...

Edison a veces tenía que lidiar con eso y con más, para su fortuna él entendía más sobre sentimientos y emociones que el propio hijo de la luz. Al menos le ganaba en eso.

—Guardé tu pastel favorito, comamos y después me ayudas a hacer anotaciones sobre la interacción entre las partículas con campos eléctricos y magnéticos. —comentó el más alto. —Porque puedo asegurar que dejaste a Beelzebub en tu laboratorio.

—No tenía otras opciones. —Nikola se acercó hasta la otra silla que estaba vacía para sentarse dejando así, la pequeña mesa entre ambos. —Gracias, Edison.

—Ni lo menciones.

⚡🪰

Hace rato que Beelzebub había salido del laboratorio de su pareja no sin antes haber satisfecho su pequeña calentura.

Aún seguía sin comprender por qué Nikola se comportaba de esa forma cada vez que estaban a punto de tener relaciones, así que trataba de no imaginarse lo peor y pensar que posiblemente su novio aun no se sentía listo para dar el siguiente paso.

Eso debía ser.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora