Capítulo 53: Scintillae

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En su laboratorio, el hijo de la luz se encontraba leyendo con tranquilidad uno de los tantos libros sobre física avanzada de los años actuales de la Tierra.

Le resultaba fascinante conocer y descubrir los nuevos avances de la ciencia, podía estar toda la noche leyendo cualquier cosa sobre su amada ciencia sin pestañear, tanto así que se perdía en su propia burbuja.

Una sensación extraña recorrió su cuerpo al escuchar que la puerta de su laboratorio se abría y se cerraba tras de sí, decidió ignorar dicho sentimiento al percatarse que se trataba de su amado. Tal vez el aura que llevaba en ese instante era porque había tenido un mal día.

Vamos, es un demonio y si se siente mal, todos lo van a notar.

—¿Cómo va todo, Beelzebub? —viendo el número de la página de su libro decidió cerrarlo y prestarle toda su atención su pareja. —Se ve que tuviste un mal día... ¡Ya sé! Un té de manzanilla te hará sentir mejor.

Y antes de que el contrario dijera algo, el humano ya se había dispuesto a prepararle el té a su pareja con una sonrisa. —No es necesario que me digas, media cucharada de azúcar es suficiente para ti. —expresó con orgullo meneando la pequeña cuchara en el líquido caliente.

—Correcto. —expresó el demonio sonriendo levemente sentado en uno de los sillones principales. —Me conoces muy bien.

—Bueno, mi estimado, sabes perfectamente que nunca se me olvidaría lo importante. —a paso delicado, se acercó hacia su pareja para extenderle la taza la cual fue aceptada con gusto.

De repente, un silencio incomodo se hizo presente, Tesla no comprendía el porqué, antes ya se habían quedado en silencio, pero no era para nada incomodo.

Era como si algo dentro de él, le dijera que la situación estaba mal... Como si sus instintos le estuvieran gritando que corriera lo más rápido que pudiera hasta que sus piernas colapsaran.

Su corazón también comenzó a latir con fuerza y sus músculos se tensaron, era como si se estuviera preparando para huir de un depredador y que, por desgracia, él era la presa.

—¿Cómo estuvo tu día? —Tesla preguntó tragando su propia saliva en un sonido sordo. —Mi día estuvo tranquilo, hace rato vino Galileo por un telescopio y una papa, pero luego le dije qué de dónde iba a sacar un telescopio así que me propuse también estudiar astrofísica y...

De inmediato, el hijo de la luz guardó silencio al escuchar como Beelzebub lo interrumpía con una voz inquietante. —Hoy no hay estrellas, es una noche particularmente oscura.

—Ahora que lo mencionas, hace días Copérnico mencionó que el sol no saldría el día de mañana, desconozco si los días funcionan igual aquí que en el mundo humano, no obstante, tal parece que si se desarrollan de la misma manera. —y si, aunque el mago de la humanidad se sintiera en peligro no podía dejar de hablar.

—En cierto modo, no hay error. —dando un sorbo a su té, el demonio expresó observando a detalle al humano que en cualquier momento temblaría como gelatina.

—Sin embargo, teniendo en cuenta que la energía lumínica de nuestro sol recorre los 150 millones de kilómetros que hay hasta nuestro mundo. Entonces la luz de nuestra estrella tarda en llegar a la Tierra 8 minutos y 20 segundos. —abrió sus ojos con sorpresa. —Es cierto, no estamos en la Tierra... —¿Cómo se le había ido tan a la ligera un dato como ese? Los nervios ya le estaban jugando en contra.

Por su parte, el señor de las moscas dejó de lado su taza y se puso de pie, acercándose hacia el hijo de la luz quien lo seguía con una mirada inquietante. Sonrió al notar como éste se sobresaltaba al colocar su mano en su mejilla.

—¿Por qué estás tan ansioso, scintillae? —haciendo énfasis en la última palabra, el dios colocó su rostro a pocos centímetros de Tesla.

—¿Quién te dijo que estoy ansioso? —para ese instante, el hijo de la luz ya sabía que ese no era su novio. —Satanás.

—Tardaste en darte cuenta. —se alejó del humano y regresó nuevamente a su asiento. —Estás perdiendo el toque o lo hice muy bien.

—Hace tiempo dijiste que regresarías cuando todo estuviera completo, tal parece que finalizaste los requisitos. —por su lado, Nikola seguía cada movimiento del contrario a detalle, si tenía que pelear, lo haría, además, estaba en su laboratorio y, por ende, en su dominio.

—No voy a negarlo, esperar fue agonizante y más cuando te veía todos los días en los brazos de este esquizofrénico. —habló con burla, dirigiendo sus ojos hacia el humano. —Bien, entonces ahora puedo dejar de esconder mis ojos. —y en menos de dos segundos, sus ojos se tornaron rojos y sus escleróticas negras. —Mucho mejor...

—No te permito que hables así de Beelzebub. —el humano defendió a su amado con un tono malhumorado.

—¿Por qué no debería? —sonrió elevando el mentón demostrando superioridad, cruzando las piernas y analizando al humano de arriba abajo. —Después de todo siempre ha sido un dolor de cabeza muy grande jugando al suicida.

—No sé si deba tomar en cuenta lo que dices, Satanás, siempre tratas de humillar a los demás, ¿Estás seguro de que no te falta afecto materno o paterno? —con total seguridad, exclamó esperando lo peor.

—Me encanta cuando me respondes, no me gustaría que fueras un cobarde que se esconde detrás de una armadura porque físicamente no puede hacer nada. —atacó la maldición como si nada, suspirando, era hora de dar el siguiente paso.

—Solo dime de una vez que... —y antes de que pudiera terminar, Satanás ya estaba encima de él.

Lo había empujado tan fuerte que cayó de espaldas al sofá, ni siquiera se había dado cuenta de cuando ocurrió ese último movimiento.

Sostuvo sus manos con fuerza y con sarcasmo le sonrió al croata. —¿Qué?, ¿No puedes liberarte? Bueno, es natural que no puedas hacerlo, eres un humano.

—Suéltame. —con una mirada fría, Nikola expresó su malestar.

—Dije que tomaría tu cuerpo cuando los requisitos estuvieran completos. —le susurró en oído al contrario para después comenzar a besar el cuello ajeno.

—¡Oye! —se retorció en su lugar, Nikola sintió como su cuerpo comenzaba a tensarse, era un sentimiento que para nada le gustaba. —¡¿Qué piensas hacer?!

—Si te mueves mucho, será peor para ti. —Satanás dejó de centrarse en el cuello de su acompañante para dirigir su mirada al rostro del humano. —Será divertido.

Y de esa forma, unió sus labios al hijo de la luz.

🪰⚡

Por algún motivo, sentía sus parpados pesados y con mucho esfuerzo pudo lograr abrir sus ojos. Observó la habitación donde se encontraba y se percató de que era la de su pareja.

—¿Qué pasó? —Beelzebub se llevó una mano a su cabeza tratando de recordar que fue lo último que hizo y cómo es que había llegado a la habitación de su novio.

"Te perdiste de todo, Beelzebub."

Al escuchar la voz de su peor enemigo, el señor de las moscas se percató de que Satanás había tomado el control de su cuerpo, de inmediato abrió sus ojos con desesperación y sus labios temblaron.

¿Acaso Satanás lastimó a Nikola?

Sin poder detener más las ganas de gritar que sentía en ese momento, soltó una desgarradora voz llamando a su amado con desesperación y preocupación.

—¡Nikola!

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora