Capítulo 25: Arranque

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—¡Oh, vamos! —expresó con burla. —Deja de retorcerte, ¿No estás cómodo?

—¡Suéltame! —movió sus manos con fuerza, pero por más que lo intentaba, no podía zafarse. —¡Esto que estás haciendo está prohibido!

—¿Y tú me lo vas a impedir?

—...

—Eso pensé. —acercó su rostro a la cara contraria mientras sonreía. —Solo vamos a jugar, por cierto, puedes hacer todo el ruido que quieras, nadie te va a escuchar porque toda tu horrible casa está cubierta con magia.

—¡Te daré lo que quieras, pero déjame ir! —gritaba con desesperación, sabía más o menos a donde iba la situación.

—No tienes nada que pueda interesarme, digo, soy Satanás y yo obtengo todo lo que quiero cuando quiera. —le dio la espalda para sujetar varias agujas. —¿No es grandioso?

—¿Qué vas a hacer con eso? —comenzó a sudar frío.

—Hay algo que siempre quise probar. —amplió su sonrisa acercándose lentamente al contrario para causarle más desesperación. —Un método de tortura al que los humanos recurren bastante... —con suavidad, acarició la mano derecha de su secuestrado. —Pero no te preocupes, que haremos más cosas aparte de esto, doctor Ciro.

—¡Yo no te hice nada! —intentó zafarse de los amarres, la silla solo se movía de un lado a otro. —¡¿Qué quieres para dejarme ir?!

—Y dale con eso... —sin pensarlo mucho, y con algo de fuerza metió una de las agujas por debajo de las uñas, enterrándola en el lecho ungueal hasta que la aguja topara con algo duro que no le permitiera avanzar.

El grito desgarrador de aquel hombre no se hizo esperar, era un grito que salía desde el fondo de su garganta y que parecía que lastimaría sus cuerdas vocales. Las lagrimas de desesperación y miedo se hicieron presentes y, sus ojos mostraban lo aterrado que se encontraba.

—¡Para, por favor!

—¿En serio ya estás llorando? —no consideraba que fuera la gran cosa, apenas y había encajado una aguja, no solo eso, sino que también faltaban más juegos por cumplir. —Está bien, te dejaré ir.

—¿De verdad? —por un momento creyó que su tortura había terminado.

—Sí, pero si no juego contigo, me ayudarás a jugar con tus hijos. —entrecerró los ojos. —Digo, tuviste dos hermosos hijos que estarían dispuestos a intercambiar de lugar contigo.

—Monstruo. —con ira, le escupió a Satanás en los zapatos.

—Y para asegurarme de que me creyeras, fui a visitarlos rápidamente para pedirles algo. —sacó de su capa un frasco con dos ojos. —Pensé en arrancarles la lengua o los dedos, pero los ojos son más divertidos.

—¡¿Por qué haces esto?! —lloró el doctor. —¡Ellos no te hicieron nada y yo tampoco!

—¿Sabes qué es lo más triste de esto?

—...

—Que ellos no tendrán justicia.

—¡Haré lo que quieras menos lastimar a mis hijos!

—Te diré algo. —encajó la segunda aguja y posteriormente, el grito del hombre no se hizo esperar. —Hace mucho tiempo, intentaste abusar de Nikola Tesla, ¿Lo recuerdas?

—¿Ni-Nikola Tesla? —en ese momento, recordó lo que había hecho, entonces Satanás iba a matarlo por eso, ¡Carajo! Satanás ni siquiera tenía nada que ver con eso.

—Nunca pagaste por lo que hiciste e incluso, tuviste una vida larga y feliz... Pero es hora de pagar y con intereses.

—¡No es mi culpa! —enfureció y se retorció en su lugar. —¡Es culpa de Nikola por provocarme! ¡Yo no le dije que me tratara de esa forma, estoy seguro de que él lo deseaba!

El doctor hubiera continuado gritando, de no ser porque Satanás sacó del frasco uno de los ojos y lo metió en la boca ajena. —¿Por qué no te callas? Estás comenzando a enfadarme. —dijo con el ceño fruncido tapándole la boca a su enemigo para que se tragara el ojo de uno de sus hijos.

Cuando sintió que Satanás apartó la mano de su boca, tosió fuerte y posteriormente, se puso a vomitar. —Ya no más... Por favor...

—Cualquiera que se meta con Nikola, lo mataré. —tomó del mentón al hombre. —Y tú cometiste el error de provocarme, así que ¿Izquierdo o derecho? —no obtuvo respuesta. —Por supuesto que, después de terminar con las agujas, continuaremos con arrancarte los testículos y se los daremos de comer a mis mascotas ¿O te los comes tú? Por eso, ¿Con cuál comenzamos?, ¿Con el izquierdo o el derecho?

—Y-yo... no... Por favor... si me dejas ir, no volverás a saber de mí. —suplicó derramando lágrimas de terror.

—Decide rápido que después de matarte, iré a visitar a Nikola. —enfureció Satanás. —Tal vez pueda divertirme con él.

⚡🪰

Justo cuando Beelzebub salió de ducharse, escuchó como tocaron a su puerta, se envolvió en la toalla y se dirigió a abrir la puerta.

—¿Qué sucede? —cuestionó mientras se secaba el cabello con otra toalla un poco más pequeña.

—Señor Beelzebub, le mandan esta carta. —con respeto por sus superiores, exclamó.

Como si nada, el señor de las moscas tomó la carta y cerró la puerta tras de sí, no tenía ganas de hablar con nadie y quería solo recostarse en su cama y observar el techo durante horas. —Que fastidio...

Se sentó sobre su cama y abrió el sobre con la carta para comenzar a leerla, sus ojos se abrieron con sorpresa y un nudo en su garganta se formó, ¡Finalmente, Nikola quería verlo!

Aunque en cierta forma le pareció rara la forma en que se lo pedía, quizás es porque todavía estaba molesto, normalmente se expresaba de forma escrita con más tecnicismos. Aun así, decidió no darle importancia.

<<Beelzebub, te espero en la plaza principal a las 16 horas del día.>>

Miró su reloj y se percató de que apenas era medio día, todavía faltaban varias horas por lo que, se dispuso a pensar en qué decirle a su amado si éste quería terminar la relación. Desafortunadamente y en cierta parte, Nikola era su pilar emocional para no caer en la depresión, otra vez.

—Si nuestra relación continua, entonces la promesa de cellarle la boca a Adamas no la cumpliré. —expresó tranquilo porque, aunque no pareciera, ya estaba planeando cocerle la boca por meterle ideas sobre que Nikola era un infiel y en parte, él colocó la primera piedrita en todo el conflicto, por así decirlo.

Sin más, se vistió y pensó en comprarle un regalo a su novio para bajar la tensión que pudiera haber. —Me adelantaré para preparar todo. —se perfumó.

⚡🪰

—¡Hermano Hades! —exasperado, Adamas entró a la sala principal del castillo de su hermano.

—¿Adamas? —con extrañeza y sentado en su trono leyendo un libro, cuestionó. —¿Qué sucede?

—¡No lo sé! —se acercó más a su hermano mayor. —Es solo que siento que mi vida corre peligro...

—¿Hiciste algo malo? —Hades ladeó levemente la cabeza.

—No. —finalizó Adamas. —No que recuerde...

⚡🪰

—Bien, ya dejamos las radios escondidas, ahora vayamos a nuestro lugar y esperemos a Beelzebub. —ordenó Qin. —Hércules, tú ve y siéntate en esa banca para que nadie más la ocupe y cuando veamos que viene Beelzebub, te quitas y él se sentará ahí.

—De acuerdo. —habló Hércules.

—Recuerden que tiene que ser esa banca porque es la única que está atrás de una bodega desocupada y que, además, se alcanza a escuchar desde la banca lo que la gente diga estando adentro de la bodega. —Qin parecía un experto en lo que hacía.

—¡Entendido! —Jack y Sasaki exclamaron y de esa forma, todos corrieron a ocultarse en unos arbustos de la plaza, particularmente cercas de la bodega y de la banca para no dejar escapar ni un solo movimiento de Beelzebub.

—Debí rehusarme cuando pude. —con fastidio, se quejó Poseidón.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora