Capítulo 8: Espera

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No imaginaba que Nikola se pondría en ese estado, tampoco comprendía por qué su novio se ponía de esa manera, fue ahí cuando su cabeza carburó; tuvo que haber pasado una mala experiencia respecto al sexo para ponerse así de mal.

Y aunque eso fuera cierto, le dolía verlo así, su pequeña chispita estaba aterrada de él, le tenía miedo y todo había sido por su culpa, nada le costaba esperarlo y ahora, su espionaje también había sido en vano de no ser así, hubiese descubierto algo relevante sobre su pasado o sobre sus traumas.

Sus hermosos ojos azules estaban cristalizados y derramando lágrimas incluso, no tenían ese brillo que siempre caracterizaba a su pareja.

—Nikola... —su voz sonó arrepentida, de inmediato soltó las manos de su castaño para liberarlo. —Yo no quería hacerte sentir mal... —Maldición, no sabía qué hacer no solo eso, sino que dudaba en abrazarlo o no aunque él si quería hacerlo pero no sabía cómo iba a reaccionar el hijo de la luz.

Por su parte, Tesla hizo todo lo posible para no expulsar un gimoteo que tenía atorado en su garganta sin embargo, fue en vano, dejó salir un leve sollozo que fue escuchado por el demonio.

Se llevó sus manos a sus ojos para limpiarse las lágrimas y fue ahí cuando notó que su paloma robótica estaba cerca, ésta se encontraba alterada debido a que pudo percibir la desesperación de su dueño.

En cuanto notó que Beelzebub estaba por abrazarlo, se aterró, así que en un acto de defensa propia le dio la señal a su paloma robot para electrocutar a su novio.

Tesla no quería hacerlo, no quería lastimar al hombre o en este caso, el Dios que ama pero ahora, su cabeza estaba llena de recuerdos que había jurado eliminar. Era ahí cuando detestaba su memoria fotográfica.

—Nikola, yo... —no pudo terminar su oración ya que de la nada, fue electrocutado, no lo suficiente para herirlo pero si la conveniente para paralizarlo.

Sin esperar más, el castaño salió corriendo de ahí dando pasos torpes y abrochando su pantalón y camisa de manera temblorosa y lenta.

—¡Espera! —logró escuchar a Beelzebub de forma entrecortada.

Aún así, Tesla no se detuvo.

Salió de su laboratorio y estuvo corriendo el suficiente recorrido como para que su novio no lograra identificar por donde se había ido.

Lo que no tenía contemplado era chocar con otra persona un poco más baja de estatura que él, afortunadamente no habían caído al suelo.

—Lo siento. —con su voz temblando, Nikola habló.

—¿Sir, se encuentra bien? —cuestionó Jack al notar el estado del castaño.

⚡🪰

La paloma robótica, al notar que su dueño ya se había alejado lo suficiente, dejó de electrocutar al demonio.

—No me esperaba eso... —se quejó Beelzebub, se puso de pie y se dispuso en ir a atrás de su amado.

Pero al llegar a la entrada del laboratorio, se detuvo, por el amor a Hades, no se había fijado por dónde se había ido Nikola, si por la izquierda o por la derecha.

—¡Maldición! —gritó furioso golpeando la pared provocando que ésta se agrietara.

Fue ahí donde recordó la mosca que había designado a seguir a su novio. Sabía que el castaño no regresaría a su laboratorio hasta que estuviera seguro de que ya no hubiera nadie ahí por lo que cerró de nuevo el laboratorio y fue a sentarse en uno de los sofás que había en la enorme habitación.

Configuró una de las tablets que el hijo de la luz tenía en su área de trabajo y cuando por fin dio con su mosca, se dispuso a observar y más que nada, en encontrar a su novio.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora