Capítulo 45: Segundo acto

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Contenido adulto

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Poco a poco el beso entre Nikola y Beelzebub fue intensificándose hasta que de un momento a otro, el demonio terminó encima del humano y como era de esperarse, sus manos comenzaron a desnudar el pecho de su amado.

Una vez que sintió la piel de su humano, separó sus labios de su amante con una sonrisa.

—¿Te cuesta respirar? —con ternura, le cuestionó sin borrar su amable sonrisa, ver a su amado con los colores hasta el cielo solo le provocaba lujuria, pero tenía que ir lento por el bien de su pareja.

No quería lastimarlo.

—Todavía no me acostumbro a besos largos... —dijo observando directamente a los ojos de Beelzebub. —No se aprende de un momento a otro.

—Entonces tenemos que practicar más.

Por un momento, Nikola creyó que su pareja continuaría besándolo en los labios, pero no fue así, sintió como recibía besos cortos y suaves sobre su cuello, besos que fueron bajando poco a poco hasta llegar a su pecho.

Se sobresaltó al percibir a Beelzebub en su pezón izquierdo, "¿De verdad lo está chupando?" pensó. Sus manos no se movían de lo nervioso que se encontraba, solo apretaba las cobijas con fuerza esperando no echarse para atrás.

Un leve gemido salió de su boca cuando el señor de las moscas mordió con suavidad su pezón. —Beelzebub...

Aquellas palabras provocaron que el demonio sonriera, estaba descubriendo los puntos sensibles de su pareja y eso le encantaba de sobre manera. —No me he olvidado del otro, no te preocupes.

Y con una de sus manos, comenzó a pellizcar y a acariciar con cuidado el pezón de su amado que no recibía atención.

Podía percatarse de los ligeros espasmos que sufría su humano, aquello le hizo darse cuenta de que estaba haciendo un buen trabajo.

Por su parte, la respiración de Tesla comenzaba a acelerarse y su cuerpo reaccionaba ante las caricias de su Dios o, mejor dicho, demonio.

Pero al ya no sentir nada, levantó su cabeza para encontrarse con la mirada de su novio. —¿Beelzebub?

—Bajaré un poco más. —Habló el señor el de las moscas. —Lo repetiré de nuevo, si quieres que me detenga, solo tienes que decírmelo.

Cuando notó que su pareja asentía, comenzó a desabrocharle el pantalón a su amado puesto que le había dado luz verde para continuar.

Lentamente empezó a deslizarle el pantalón y su ropa interior hacia abajo dejando ver la hombría que tanto había deseado.

—Puedo notar que estás duro, Nikola. —sin avisarle a su amado de su próximo movimiento, sujetó con delicadeza el miembro ajeno y, acto seguido, comenzó a masajearlo ganándose un gemido alto de su novio.

—¡Beelzebub! —jadeó fuertemente el humano al sentir como su novio lo masturbaba, no podía pensar en nada más que en el calor del momento y eso era una muy buena señal.

—No te contengas, mi pequeña chispita, si quieres elevar la voz, será un gusto para mi oírte. —al decir eso último, con su dedo pulgar palpó la glande varias veces. —Me doy cuenta de que te gusta aquí...

Solo podía escuchar la respiración acelerada de su humano debido a la excitación que sufría, nunca pensó que llegaría el momento de hacerlo y ahora, lo tenía entre sus manos.

Y antes de que su humano pudiera protestar, comenzó a lamer el falo ajeno y a dar lengüetazos en la cabeza del miembro viril de su pareja.

Como era de esperarse, el cuerpo del humano se arqueó buscando más de esa deliciosa sensación que le provocaba su amado. Sus pensamientos estaban en blanco, lo único que pasaba por su cabeza era su novio.

Nada más.

Tesla abrió sus ojos al notar que Beelzebub adentraba en su boca su miembro y los sonidos de su boca no se hicieron esperar, los jadeos y gemidos era fuertes que cualquiera que anduviera por los pasillos podría escucharlos.

Por la ciencia, Beelzebub sabía como utilizar su boca para darle placer y el solo podía quedarse quieto sin hacer nada, no era recíproco y aquello le provocó un sentimiento de culpa.

Estaba decidido a aprender y, en un futuro, regresarle el favor al señor de las moscas.

De pronto, una corriente eléctrica recorrió su columna vertebral, su cuerpo se tensó y con sus manos, apretó con fuerza las cobijas. Sabía lo que venía después, ya que conocía su cuerpo.

Y en un abrir y cerrar de ojos, las sensaciones anteriores fueron desapareciendo poco a poco y su respiración comenzó a estabilizarse.

—Te corriste en mi boca, Nikola. —con una sonrisa lujuriosa, Beelzebub dijo después de haberse tragado la semilla de su amado.

—¡No lo digas así, por favor! —se avergonzó, tapándose el rostro como una protagonista de romance en su primera relación.

—Veo que vas por buen camino. —el demonio habló poniéndose de pie, era hora de dar el siguiente paso y el más difícil de todos para alguien como el hijo de la luz.

No se detuvo a pensarlo mucho así que le fue quitando los zapatos y el pantalón a su amado hasta el punto de dejarlo en descubierto de las piernas para abajo, y posteriormente, y con cuidado lo despojó de su vestimenta de la parte superior del cuerpo.

—Ahora, Nikola, necesito... —y antes de que Beelzebub pudiera terminar su oración, su amado lo interrumpió.

—Revisa la bolsa negra. —finalizó Nikola.

Habían pasado el segundo acto sin problemas y ambos esperaban que el siguiente también ocurriera sin conflictos.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora