Capítulo 2: Necesito un consejo

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Bien, como en teoría no tenía nada qué hacer, Beelzebub se dirigió con su único y mejor amigo, Hades.

Era más que obvio que le contaría lo sucedido para ver si él le podía dar una explicación que le sacara los pensamientos negativos del todo.

No quería desconfiar de Nikola.

Llegó al inframundo y al adentrarse a la sala del trono para encontrarse con el albino, se topó con cosas que sus amados ojos malignos no deberían ver.

La escena que presenciaba el demonio era de su mejor amigo besándose con Qin Shi Huang al punto donde el beso dictaría el vencedor de ese round.

Qin estaba sentado en las piernas de Hades con sus manos alrededor de su cuello mientras que las manos del albino sujetaban la cadera ajena.

Y para el colmo, estaban llevando su calentura en el trono.

Beelzebub no se quejaba, si tuviera la oportunidad de hacerlo en cualquier lado con Tesla, lo haría.

Pero al ver a aquellos dos tan apasionados, despertó los celos en el demonio y no porque Hades estuviera de calenturiento con el ex emperador de China sino porque deseaba hacer todo eso con Nikola.

Sacudió su cabeza mentalmente y se dispuso a hablar. —Hagan sus cochinadas en una habitación. —dijo Beelzebub.

Los dos Reyes se exaltaron a tal punto de que en reflejo propio, Hades terminó por arrojar a Qin al suelo sin consideración.

—¡Auch! —se quejó Qin en el suelo.

—¡Toca la puerta antes de entrar, Beelzebub! —Hades estaba más que furioso, un poco más tarde y su amigo hubiera visto como Qin lo penetraba sin control.

—Toqué la puerta. —el señor de las moscas se excusó y es que en verdad, sí había tocado la puerta varias veces.

—¡Mentira! —El Rey del inframundo estaba que se quería morir de la vergüenza, nunca se había preparado para momentos tan bochornosos como el que vivía en este preciso momento.

—Yo no escuché nada. —Qin se puso de pie sacudiendo su ropa, sinceramente no le preocupaba mucho ser encontrado por Beelzebub ya que sabía perfectamente que no miraría a su novio con otros ojos. Beelzebub solo tenía ojos para Tesla y todo el mundo lo sabía.

—Toqué la puerta varias veces y después te escuché decir "Entra de una vez". —El de ojos rojos, habló como si nada.

Por el contrario, Hades se puso rojo y era fácil notarlo debido a su tez blanca. —Yo no dije eso.

Qin sonrió como si nada tratando de jugar con su pareja. —Sí, lo dijiste justo cuando...

Por si fuera poco, Hades lo interrumpió, no vaya a ser y diga cosas que no deben soltarse a la ligera. —¿Por qué no vas y traes pan, Qin?

—Lo que mi reina, desee. —avergonzó a su pareja y después se dio media vuelta para retirarse. No era tonto por lo que supuso que su amado quería estar a solas con el "depresivo". —Ya me vengaré por la interrupción.

Una vez solos, Beelzebub decidió proseguir. —Veo que te estás divirtiendo. —sonrió ladinamente.

—Solo cállate, ¿Sí? —El albino se cruzó de brazos y dejó salir una gran bocanada de aire. —¿Qué quieres?

—Que amabilidad de tu parte, Hades. —con sarcasmo, el demonio comentó.

—¿Y cómo quieres que te trate después de que nos interrumpiste? —el albino estaba cansado de todo, solo quería retirarse a dormir.

—Necesito un consejo. —ignorando lo que dijo su amigo, Beelzebub exclamó con seriedad.

—Mmm... —El ojilila se dio cuenta de que su amigo necesitaba ser escuchado. —Bien, cuéntame todo.

El de negro desvió levemente la mirada, admitía que le daba un poco de pena hablar sobre ello, se armó de valor y continuó.

—No te he contado esto pero necesito que me digas qué opinas sobre lo que te voy a decir.

—Continúa. —dijo Hades.

—Cada vez que Nikola y yo estamos por tener relaciones el siempre corta el momento y se va dejándome solo. —se llevó una mano a su frente. —Y para el colmo, frecuentemente usa a Edison como excusa.

—¿Problemas en el paraíso? —El Rey del inframundo se burló un poco ganándose una mirada asesina de su amigo.

—¿Qué opinas sobre eso? —insistió en su pregunta. Beelzebub necesitaba que alguien más le dijera que no se preocupara por eso, que Nikola no estaba listo.

—Bueno, con lo que llevo conociendo a ese humano puedo decir que tal vez no se siente listo... —se encogió de hombros. —Pero necesito más contexto para darte una opinión más certera. —el peliblanco dijo serio pero mostrando su apoyo a su amigo.

Y como si fuera poco, Adamas entró justo en ese momento. —Yo digo que te es infiel con el otro humano. —el Dios de la conquista exclamó y es que no le agradaban los humanos para nada.

Gracias a ellos, había perdido a Hades en el Ragnarok.

Desde ese momento juró odiarlos hasta el día de su muerte pero en parte, también estaba agradecido con los humanos ya que gracias a ellos todo había vuelto a la normalidad.

Aún así, los odiaba hasta más no poder.

—Adamas. —regañó Hades en un tono serio que le decía que no de metiera.

—Yo solo estoy dando mi opinión, hermano. —se cruzó de brazos el pelirrojo.

—Solo ignóralo, Beelzebub. —lo que menos quería Hades, era tener problemas y sabía que el pecado de la gula era mucho más fuerte que su tonto hermano menor.

Sin embargo, aquellas palabras de Adamas dejaron pensando seriamente a Beelzebub.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora