Nikola se encontraba paralizado, ¿Todo este tiempo Beelzebub sabía su más horrible secreto? No entendía nada, pero sacó falsas conclusiones, tal vez por eso su novio ya no le prestaba la misma atención que antes.
Y aunque se repitiera varias veces las palabras de Jung, no lograba calmarse, él lo sabía perfectamente, aun no estaba listo para contarle la verdad a Beelzebub.
<<Lo que te ocurrió no fue tu culpa>>
Pese a demostrar un gran avance psicológico, parecía que, con algo tan simple había retrocedido.
Era un científico, un hombre de avance y aquello... No le gustó en absoluto.
—Bien hecho, Nikola, en vez de avanzar, retrocediste. —se dijo sentándose en la cama con una voz apagada, de verdad se estaba esforzando por dar el siguiente paso, pero ahora...
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Por otro lado, el señor de las moscas se dirigía hacia su habitación después de su larga charla con el Rey del Inframundo, tal vez él tenía razón y debía contarle la verdad a su novio, siendo que tarde o temprano la verdad y las acciones de cualquier persona, Dios o demonio salen a luz.
Aunque por alguna razón, sentía que algo no estaba bien, era como si tuviera atorado un nudo en el estómago, tal vez había comido algo en mal estado.
Lo que no esperaba era que un sirviente de su amigo lo estuviera buscando con apuro.
—¡Señor Beelzebub! —gritó con angustia aquel sirviente trajeado y en cuanto se puso enfrente del demonio, prosiguió tratando de recuperar el aliento. —Lo he estado buscando por todas partes...
Estaba confundido, era extremadamente raro que lo buscaran a él y no al Rey del Inframundo, no había hecho nada malo ¿O sí? —¿Qué sucede? —cuestionó como si nada.
—Usted fue muy específico cuando nos dijo que, si su humano llegara al inframundo en busca de usted o de cualquier otra cosa, le informáramos y, debo informarle que su humano está aquí.
—¿Cómo?
—El mago de la humanidad vino al inframundo buscándolo y al no encontrarlo, dijo que lo esperaría en su habitación.
De tan solo escuchar eso, las alarmas de Beelzebub se encendieron. —¿Y tú lo dejaste?
—¿Eh?... Bueno, yo... —titubeó, sabía que, si hacía enojar al señor de las moscas, posiblemente no volvería a ver los hermosos ojos de su Rey.
—¿Dejaste que entrara a mi habitación como si nada? —se enojó.
—Él hizo mención de que era urgente hablar con usted.
El señor de las moscas apretó los puños con coraje, comprendía el peligro que Nikola significaba en su habitación y no porque pudiera hacerse daño con una de las criaturas experimentales que mantenía en su cuarto, sino porque había dejado el libro que contaba toda la vida de su novio.
Y con lo curioso que era Tesla, era 100 % seguro de que leería el contenido del libro.
Estaba en grandes problemas.
—¿Hace cuánto fue eso?
—Fue hace como una o dos horas... —respondió cerrando los ojos con fuerza y esperando el golpe del demonio, respiró profundo y con gran alivio al no sentir la ira de Beelzebub sobre su persona. —Estoy vivo... —se percató de que se encontraba solo y sin más, fue a contarle lo sucedió a su señor.
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Se encaminó a toda velocidad hacia su habitación, fue ahí cuando se dio cuenta de lo grande que era el castillo de su amigo. Solo le quedaba maldecir y por primera vez, rogaba a todos los dioses que pasaran por su cabeza que Nikola no leyera el contenido del libro.
No sabía cómo iba a reaccionar su pareja y más porque descubriría que irrumpió en su vida privada.
Al llegar y ver la puerta cerrada, se detuvo, respiró hondo y puso su semblante de costumbre, no diría nada hasta que Tesla hablara y conociéndolo, lo confrontaría al instante.
Abrió la puerta y se adentró a su habitación, miró hacia todos lados y encontró a su amado sentado en la cama mientras observaba el suelo.
Sabía que algo estaba mal puesto que, de lo contrario Nikola ya hubiera saltado de la emoción al verlo o por lo menos comenzaría a hablar de lo asombroso y aterrador que era el inframundo.
—Es una sorpresa verte aquí... ¿Llegaste por tu cuenta? —tragó saliva al no obtener respuesta. —¿Qué haces en el inframundo, Nikola? —lanzó la segunda pregunta temiendo lo peor.
Tesla se puso de pie y tomó el libro que yacía al lado de él. —No, me corresponde a mi esta vez escuchar respuestas.
Fue ahí cuando toda la esperanza de Beelzebub se había ido por el caño, Tesla ya lo sabía todo o al menos, solo lo del libro y esperaba por lo que fuera que no supiera del espionaje o lo del anillo.
—Ese libro... —ni siquiera pudo continuar cuando Nikola ya lo había interrumpido.
—¿Por ese motivo me has estado evitando todo este tiempo? —más que triste, Tesla estaba enojado, de ningún motivo le había gustado que violaran su privacidad sin su permiso.
—Yo no te he estado evitando, Nikola. —respondió, jamás lo había visto así.
—¿Entonces? —sin pensarlo mucho, le arrojó el libro al demonio y éste lo atrapó. —¡¿Qué o quién te da derecho a quebrantar mi privacidad?! ¡¿A destruir la confianza que sentía por ti, Beelzebub?!
—Quería saber más sobre ti y tu vida, quería saber que era lo que te atormentaba y de ayudarte en lo que fuera si estaba en mis posibilidades. —con una voz comprensiva y serena, trató de tranquilizar a su pareja. No servía de nada tener a dos alterados y gritones discutiendo.
—Te agradezco que te preocupes por mí, Beelzebub, pero en ningún momento pedí tu ayuda, esto era algo que solo yo podía resolver... Yo no quería que tú te enteraras de esto y de mucho menos de que soy asqueroso. —refutó Nikola.
Por su parte, Beelzebub no esperaba que su pareja le dijera eso último, entendía lo primero pero la parte de que era asqueroso no lo comprendía y aquello provocó que elevara la voz. —¡No digas eso! ¡Tú no eres asqueroso! —esperaba que sus palaras le llegaran al contrario. —¡Tú eres la persona más pura y amable que he conocido!
—Si es así, ¿Entonces por qué tuve una vida miserable? —Tesla se cruzó de brazos. —Tú también tuviste una vida miserable hasta que me conociste y todo por culpa de Satanás o eso me dijiste ¿Y yo? Dejé de ser miserable el día en que morí y todo mejoró cuando me dijiste que estarías a mi lado sin importar lo que sucediera...
En efecto, el señor de las moscas estaba más que sorprendido, era la primera vez que Nikola se sinceraba de esa forma, donde le mostraba sus temores y sus traumas. —Eso no ha cambiado.
—Tú me dices eso, pero ¿Cómo quieres que confíe en ti si quebraste la confianza que te tenía?
—Mi intención no era lastimarte ni hacerte sentir mal, como dije, solo quería saber más sobre ti y ayudarte, aunque tú no quisieras mi ayuda. —Lentamente se acercó a su pareja. —Nikola, no debes de dudar acerca de lo que siento por ti porque sabes que te amo y que haría cualquier cosa por ti.
En ese momento, Tesla dejó salir una leve risilla cansada y sarcástica. Ese simple gesto le provocó una sensación extraña al señor de las moscas, como si algo le dijera que había otra cosa más.
—¿Por qué debería de creerte? No es la primera vez que me mientes. —observó a los ojos rojizos de su novio. —Me dijiste que el anillo que te regalé lo perdiste en uno de tus experimentos, pero mira, un Dios me lo fue a llevar personalmente; y eso me hace creer que me has estado engañando, incluso Edison mencionó una posible infidelidad y no me sorprendería que me engañes después de saber acerca de ese evento traumático que viví.
Dejó salir un leve suspiro, no creyó que todo se le viniera encima y agradecía enormemente que Nikola no estuviera enterado de lo que planeaba hacer, después se encargaría de Edison por meterle ideas negativas a su amado. —El anillo lo intercambié por el libro de tu vida.
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El secreto de Nikola Tesla
ФанфикBeelzebub y Tesla mantenían una relación estable sin embargo, el Señor de las moscas suponía que su pareja, Nikola, le ocultaba algo muy importante. Aquella suposición era cierta. 🪰 Beelzebub Top ⚡ Tesla Bottom Los personajes no me pertenecen