Capítulo 51: Oscuros sentimientos

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La noche había sido testigo de la locura de ambos hombres y, sobre todo, el amor que el uno al otro se profesaba. Nada podía salir mal...

¿Verdad?

Nadie haría nada malo para irrumpir el lazo que recién habían reforzado.

¿Cierto?

Sentado al fondo de la habitación del octavo peleador, se encontraba Satanás observando con la mirada más oscura que la misma noche sin estrellas al humano y al dios que recién se habían entregado el uno al otro.

Sus piernas cruzadas de forma elegante y su rostro recargado en una de sus manos denotaban una superioridad inmensa, una superioridad que superaba a la del rey del inframundo.

—A diferencia de ti, Beelzebub, yo no tengo el descaro para masturbarme en momentos como este. —no estaba en absoluto feliz, aunque sabía a la perfección que el señor de las moscas sería el primero en tomar el cuerpo del científico.

Por otra parte, había disfrutado del espectáculo, pero estaba insatisfecho.

Quería más.

—Dije que tomaría tu cuerpo, Nikola, y así será... —como si fuera una leve brisa de verano, acarició los cabellos que cubrían parte del rostro del humano.

Lo veía dormir tan tranquilo que llegó a sentir el impulso de querer tomarlo en ese instante, sin embargo, aún no era el momento.

Todavía no.

—No puedo esperar. —sonrió y en un abrir y cerrar de ojos, se había desvanecido...

¿Una mera ilusión?

O tal vez...

🪰⚡

Cuando la oscuridad de la noche se convirtió en la luz del sol, Beelzebub abrió sus ojos puesto que uno de sus peores enemigos estaba impidiendo que siguiera en su placido sueño y sí, nos referimos a los rayos del sol.

Giró su cabeza para encontrarse con el rostro del hijo de la luz quien solo veía el techo con una mirada cansada.

—Buenos días... ¿Cuánto llevas despierto, Nikola? —con la voz más suave que pudo sacar de su garganta, el señor de las moscas sonrió.

—Si mis cálculos no me fallan, llevo 1.8 horas despierto. —respondió tranquilo.

—Me sorprende que no te hayas levantado. —como si fuera poco, el demonio se sentó y esperó que su pareja lo imitara. "Oh, es cierto."

—Verás, mi estimado, me duele todo mi cuerpo... No se digan mis posaderas. —se quejó. —Tampoco quise despertarte porque dormías como un bebé en los brazos de su madre.

—¿Te duele mucho? —Beelzebub dejó salir un suspiro divertido, ambos se habían hecho a la idea de que Tesla amanecería adolorido.

Y así, acercó su mano hacia su amado, pero se detuvo cuando Nikola le advirtió con una expresión adolorida y tensa.

—No me toques, hasta el más mínimo movimiento me hará llorar...

—Lo siento, pero te lo advertí. —mencionó divertido parándose de la cama y vistiéndose con su ropa de ayer. —Te traeré medicamento para el dolor, ¿Algo que quieras comer en particular?

—Por alguna razón tengo ganas de comer algo muy dulce.

—¿Por ejemplo?

—Prinzregententorte y lo básico, jugo de naranja. —Tesla asintió despacio, con cuidado de no hacer un movimiento brusco.

—Bien, me iré a duchar y a ponerme ropa limpia, no me tardo.

—No te preocupes, tampoco es como que pueda levantarme y salir caminando. —y sí, el hijo de la luz estaba molesto.

Había abordado todos los pasos, pero no creyó que amanecería tan adolorido, los videos y Qin lo hacían ver como una experiencia deliciosa y sin consecuencias.

A lo mejor fue porque se trataba de su primera vez, sí, eso debía ser.

—Por ahora, descansa. —finalizó el hombre más viejo y, posteriormente, salió de la habitación del octavo luchador.

—Quiero ir al baño... —susurró Tesla con una sonrisa chueca tratando de sentarse con muchísimo cuidado y salir de la cama.

🪰⚡

Por otro lado, por los pasillos el gran ex emperador de China caminaba con el destino de llegar y visitar a su mejor amigo, quería saber si ya había "perdido su flor".

Iba cantando en cortos susurros para hacer más ameno su viaje y, por supuesto, llevaba consigo algunas cosas que ayudarían.

—"Esa bala de hierro es prueba de la justicia. Si logras pasarla serás un héroe. Cierra los ojos y tócala. El demonio tiene la misma forma y temperatura. ¿Qué me pasa a mí y qué le pasa a él?"

Y antes de que se diera cuenta, ya había abierto la puerta del cuarto de su amigo por fortuna la puerta estaba sin seguro de lo contrario se hubiera visto en la necesidad de romperla de una patada o un cabezazo, lo que fuera primero.

—¡Niko! —gritó para atraer la atención de su amigo quien se encontraba recargado en la pared, fuera del baño, con una su gabardina puesta y sus piernas temblando como si se tratase de un cachorrito bajo una lluvia de un friolento invierno.

—¿Qin? —confundido, Tesla cuestionó relajado puesto que había logrado su objetivo de ir al baño.

—¿Qué haces? —dejó las cosas sobre la mesa más cercana que encontró y se acercó a su amigo del alma para ayudarlo, podía sentir que en cualquier momento se caería al suelo.

—Solo ayúdame a vestirme, ¿Sí? —aliviado, resopló con esperanza, al menos ya no tenía que esperar desnudo a su pareja para que lo ayudara a ponerse la ropa.

—¿Eso significa que tú?... —el ex emperador de China sonrió con grandeza. —¡Eso es Niko, ya eres todo un hombre!

—¡Por el amor a la ciencia, Qin, cierra la boca! —gritó un avergonzado Nikola. 

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora