Capítulo 35: Luna púrpura

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Después de que ambos hombres arreglaran y dieran por concluido el tema de "Satanás", continuaron platicando sobre cosas triviales y sin sentido comiendo lo que habían ordenado, solo era una conversación entre dos hombres enamorados.

Sin sentir el paso del tiempo, Nikola observó su reloj y notó que pronto sería media noche, la hora en que la reunión con Beelzebub se había acordado. Dejó salir un leve suspiro con algo de lastima puesto que su charla amena con el Dios por ahora había llegado a su fin.

Se levantó y tomó sus cosas de la pequeña mesa que se encontraba delante. —Fue una buena platica, pero se me está haciendo tarde.

Y con toda la elegancia del mundo, Hades también se puso de pie, estaba en sus modales ser educado y carismático. —Saluda a Beelzebub de mi parte y dile que mi cacatúa con gusto acepta la revancha.

—¿Revancha?

—Sí, verás, Beelzebub perdió en el ajedrez contra mi cacatúa. —Hades habló en un tono burlón y se encogió de hombros.

—Con gusto le comento, tal vez un día de estos rete a su ave. —Nikola dejó que nuevamente la conversación fluyera, a decir verdad, se estaban llevado muy bien.

—Me gustaría ver eso. —el rey del inframundo cortó el tema para continuar con otro, uno muy pequeño para él en cierto sentido. —¿Has visto a Qin? No lo he visto en todo el día y temo que haya cometido alguna tontería.

Por unos segundos, Tesla dudó en si estaba bien delatar a su mejor amigo, aunque conociéndolo, sería un premio para el ex emperador de China. —Está en mi habitación.

—Entiendo. —dijo Hades con tranquilidad mientras cerraba sus ojos, pero los abrió de nuevo al escuchar la voz del humano parado justo enfrente de la puerta. —¿Disculpa?

—Solo les encargo dejar todo limpio, ya sabes, vas a ir a verlo y una cosa puede llevar a la otra y... Soy muy especial con la limpieza, de usted no hay problema porque tiene una higiene excelente además de su dignidad, pero conociendo a Qin...

Un pequeño tic en el ojo de Hades se hizo presente, Nikola no tenía para cuando finalizar la conversación o era el simple hecho de que se estaba haciendo "tonto" para no llegar con Beelzebub; aunque tenía razón en lo que estaba diciendo ya que a Qin no le molestaba tener sexo en donde sea y todo con la excusa de que es un rey y si el dice que se puede, es porque se puede.

—No te preocupes por eso, ya es hora de que Beelzebub y tú arreglen sus conflictos, y espero que no arruinen mi jardín. —sonrió al notar como el humano se sobresaltaba.

Con vergüenza y algo de temblor en sus manos, tomó la perilla para abrir la puerta. —Es muy pronto para eso. —Susurró.

—No tienes nada de qué preocuparte, le ordené a mis sirvientes que no se acerquen por nada en el inframundo a mi jardín hasta nuevo aviso, así que puedes llevarte las cosas con calma. —Admitía que era divertido molestar a alguien con esos temas, era como una venganza ya que Qin no parecía conocer la vergüenza.

—Le diré a Qin que perdió contra su cacatúa en el ajedrez si no se detiene. —amenazó Tesla con algo de burla. —Si Beelzebub perdió en el ajedrez, por conclusión usted también.

—En efecto, Nikola, nos llevaremos muy bien. —con gusto, Hades se mostró alegre, después de todo ambos sabían que estaban jugando el uno con el otro.

—Bien, nos vemos después, Hades, los postres estaban deliciosos. —y sin más, Nikola salió de aquella sala para encontrase con su amado.

Una vez solo, el rey del inframundo se sentó y observó el centro de mesa de hermosas flores de "Gladiolo nocturno". —El púrpura le queda perfecto a Qin... —sonrió y se dispuso a ir por su pareja, un buen castigo provocaría que Qin se comportara como es debido. —Prepara el elemento púrpura de anillos de contención.

—Como ordene, mi señor. —uno de los fieles sirvientes del señor del inframundo quien se encontraba muy cerca de la pared a mano izquierda del Dios acató las indicaciones de su amo con un total respeto.

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Asimismo, Tesla recorrió los largos pasillos hasta que por fin llegó al jardín principal, en efecto, el jardín era extremadamente hermoso y transmitía una tranquilidad inigualable.

Comenzó a caminar por el sendero de baldosas color plata mientras acariciaba sutilmente los arbustos y las flores, todo era muy hermoso a su parecer e incluso, se le cruzó por la cabeza establecer su propio jardín, sí, ahora eso estaba en su lista a cumplir.

Entonces, se detuvo al ver al señor de las moscas sentado en la banca principal, en ese momento sintió como su corazón empezó a latir con más fuerza, por Dios, se estaba comportando como un adolescente puberto.

Aun así, para Nikola verlo entre la naturaleza debajo de la luz de la luna lo hacía ver hermoso.

—No hay duda, estoy perdidamente enamorado de él, es ciencia. —se dijo a sí mismo con un tono de voz profundo y suave.

Ahora sí, era momento de arreglar todo.

Con paso decidido, Tesla se acercó a Beelzebub y se sentó junto a él.

En ese instante, ambos se vieron a los ojos y se sonrieron demostrando que todo estaba donde tenía que estar, aun así, debían conversar sobre lo acontecido.

—¿Esperaste mucho, Beelzebub? —Nikola fue el primero en romper el silencio cómodo que se había formado.

—Sentí una eternidad al no estar a tu lado. —con suavidad, el señor de las moscas responió.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora