Capítulo 39: Poco a poco

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—¿Entonces todo salió bien? —dentro del laboratorio de Tesla, Edison quien estaba sentado en un sofá resopló algo intranquilo. Había ido a visitar a su amigo después de que se enteró que el rey del inframundo irrumpió en su habitación para sacar a Qin a rastras, un espectáculo digno de ver según la misma Brunhilde.

—No diría bien, fue perfecto... —como si irradiara luz, Nikola respondió con una sonrisa. A diferencia de su amigo científico, él se encontraba resolviendo varias fórmulas para la mejora de su prototipo, del que se había burlado Nostradamus.

—Tesla, tengo que hacerte una pregunta muy importante. —después de escuchar todo lo que su amigo le contó, tenía cierta curiosidad que quería satisfacer.

Nikola al notar el tono y la mirada seria del estadounidense, se cuestionó a sí mismo qué quería preguntarle para que se pusiera tan rígido. —Dime, mi estimado.

Por su parte, Edison tragó saliva y de una sola bocanada de aire, exclamó al borde de las lagrimas más falsas que pudieran existir. —¿De verdad Qin es tu mejor amigo y yo no?

"Así que se trata de eso." Pensó el hijo de la luz con una sonrisa chueca. —No está en mis principios mentir...

—Lo que quiero decir, ¿Cómo puedo estar debajo de ese menso? —apretó sus puños algo dolido. —Yo que sabía todo... A mí a quien tú recurrías cuando estabas mal con la inteligente mosca que tienes por novio.

—Si te tuviera que responder, diría que fue porque Qin y yo tuvimos una conexión amistosa... —Nikola se llevó una mano a su barbilla, pensando exactamente porqué tiene mejor compatibilidad con el ex emperador de China que con un científico. —Y porque siento que ambos nos entendemos.

—¿Y yo no te entiendo?

—¿Cómo te lo explico?

—Está bien, ya entendí... Solo quería saber, en ese caso, ¿Por qué no corrías con Qin cuando tenías problemas con Beelzebub? —Edison también dudó en eso.

—Porque entonces Qin hubiese ido a pelearse con Beelzebub, no hay otra explicación más enredada que esa. —con un tono pesado, Nikola respondió sentándose en el sofá contiguo al del estadounidense.

—Tiene sentido. —sí, Thomas sabía que estaba por debajo de varias personas e incluso dioses, de eso estaba seguro, quizá no lo ha perdonado todavía. —Por cierto, ¿Beelzebub y tú ya resolvieron sus problemas?

—¡Por supuesto! —emocionado, Nikola expresó.

—Una última cosa... —entrecerró levemente sus ojos, esperaba que la respuesta de su amigo fuera clara y que no le diera vueltas al asunto. —Eso quiere decir que tú y Beelzebub ya lo hicieron con destreza sobre la mesa, así como lo dice las personas del siglo XXI, creo que todavía lo dicen.

Era obvio que aquellas palabras atravesaron no solo los oídos de Nikola, sino también habían perforado su corazón y su cerebro, su rostro enrojeció por completo; quería morirse por tercera vez la diferencia es que esta vez sería en su laboratorio. —¡¿Por qué casi todo el mundo le interesa mis relaciones íntimas?!

—Bueno, Tesla, si contamos tu edad desde que naciste, tienes 167 años. —con una total arrogancia, Edison elevó la cabeza.

—No creo que mi edad sea relevante... —por su parte, Nikola quería cortar el tema.

—Y sigues siendo puro y casto... —se embromó Edison. —Como la película que vi de "Virgen a los cuarenta".

Y antes de que Edison siguiera burlándose de su amigo, sintió como una energía sujetaba su cabeza fuertemente provocando que su "alma" escapara de su cuerpo, sabía con seguridad de quien se trataba.

—A veces eres odioso, Edison. —antes de que se diera cuenta de que su amigo estaba siendo "asesinado", el hijo de la luz respondió haciendo una mueca entre incomoda y fastidiosa. —Por eso Qin es mi mejor amigo.

—Tesla...

—¿Hm? —abrió sus ojos con sorpresa al notar que Edison estaba siendo maltratado, pero poco le importó cuando vio de quien se trataba. —¡Beelzebub!

—Hola, Nikola, ¿Cómo estás? —con una sonrisa chueca por culpa del gringo, el señor de las moscas habló.

—Creo que debes bajarlo, te vas a meter en problemas si le haces algo. —de esa forma, Tesla se acercó hasta su pareja y se posicionó del lado suyo.

—Estoy seguro de que no habrá problema alguno y, aunque hubiera, no habría evidencia. —después del incidente con las radios, por algún motivo Beelzebub le había agarrado un coraje inmenso incluyendo lo que le había hecho en vida a su novio.

Sin embargo, para evitarle dolores de cabeza a su amado, lo soltó; por su parte Edison solo cayó al piso sobándose la cabeza.

—Ya sabía yo que no te agradaba. —cómo pudo, el estadounidense se puso de pie y sacudió su ropa. —¿O es porque estaba diciendo cosas que no debía a Tesla?

En ese momento, el rostro del señor de las moscas se llenó de ira. —¿Quieres comprobarlo?

—Beelzebub, Edison es así. —Nikola trató de calmar el ambiente. —A veces es insoportable y a veces es lo opuesto.

—¡No quiero comprobar nada! —Thomas comenzó a alejarse de ellos y a caminar hacia la salida. —Uno no puede conversar de estos temas porque luego se enojan.

—Pero dímelo de frente. —atacó el demonio. —¿O tienes miedo?

Y sí, ellos nunca se llevaron bien, con poca frecuencia convivían entre ellos y solo porque Nikola estaba de por medio, Tesla lo sabía, pero comprendía que nunca llegarían a más que una simple riña.

—Prefiero omitir mi comentario. —comentó Edison con una voz nerviosa. —Me voy.

—Espero que un día de estos no mates a Edison. —con una sonrisa juguetona, finalizó Tesla abrazando a su amado por un lado. 

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora