Capítulo 30: La ayuda de Qin

1K 120 9
                                    

Miró a los demás humanos y a los otros dos dioses, no entendía qué estaba sucediendo, pero un poco más y Satanás salía a destruirlos a todos y, es que en verdad sintió como algo quería salir de su cuerpo cuando escuchó la voz temerosa de Tesla. Sin pensarlo, tomó por el cuello a quien creía era la mente maestra.

—¡Date por muerto, Qin! —con furia y con su mirada completamente enojada, Beelzebub gruñó. —No me importa que Hades sea tu pareja, te destrozaré.

—¡Espera! —sentía que le faltaba el aire y apenas podía hablar, que el demonio lo estuviera ahorcando no era para nada bueno. —¡Chicos, ayúdenme!

—Ese color es fantástico... —sonrió como todo un asesino, Jack parecía disfrutar de la escena.

En ese momento, Sasaki comenzó a desenvainar su katana, no comprendía por qué los dioses no hacían nada. —Poseidón, ¿No vas a hacer algo?

—Cierto. —Jack recompuso su postura. —Hércules, apreciaría bastante que nos ayudaras con esto.

Como si nada, Poseidón dejó de recargarse en el árbol, dejó salir un enorme suspiro lleno de fastidio y comenzó a caminar pisando el césped levemente húmedo para acercarse a los arbustos donde el señor de las moscas pretendía matar al amigo de su pareja.

Una leve brisa recorrió el lugar moviendo suavemente la vestimenta de los presentes y, con un rostro plano, Poseidón habló atrayendo la atención del demonio:

—Beelzebub.

—¿Qué? —sin despegar la vista en el ex emperador de China, preguntó apretando aun más el agarre de su mano.

—Te dejaré matar a Qin tranquilamente si dejas en paz a Sasaki, no quiero tener nada que ver en esto.

—¡Poseidón! —se sorprendió, ¿Por qué su novio no los iba a ayudar?, ¿No se suponía que había aceptado ayudarlos?

Dejó salir una sonrisa. —Muy bien. —Beelzebub elevó a Qin para su mayor comodidad.

—¡Esto no era parte del plan! —se quejó Qin tratando de respirar, pero no podía, el señor de las moscas tenía una enorme fuerza.

Y antes de que Kojiro pudiera seguir quejándose, el tirano de los mares cargó a su humano entre sus brazos y desapareció del lugar con velocidad dejando a los demás con el problema de la maldición de Satanás.

—Sir Beelzebub, le pido amablemente que baje a Qin...

—Yo se los advertí, les dije que esto era una mala idea, pero Qin ni ninguno de ustedes me escuchó, ahí están las consecuencias. —dijo Hércules como si de una madre de familia se tratara. —vámonos, Jack, dejemos que Qin asuma las consecuencias de sus actos, además tú no hiciste nada más que observar.

En el momento en que Jack se sintió jalado con suavidad de la mano por su pareja, no supo qué hacer. —Él matará a Qin si no lo ayudamos.

—No lo hará. —seguro de sí mismo, Hércules exclamó.

—Lo lamento, Sir, pero mi amado tiene razón, el comportamiento infantil en un adulto debe ser sancionado. —mencionó tranquilo, por supuesto, lo hacía más que nada para evitar que su novio saliera lastimado.

Fue en ese instante en que los peleadores de la ronda cuatro, se retiraron del lugar.

—¡Última vez que los invito a mis planes! —con esfuerzo, Qin gritó.

—Estás solo, ahora me dirás qué significa lo que hicieron. —sentenció Beelzebub y, en cuanto notó que la pareja de su mejor amigo comenzaba a perder la conciencia por la falta de oxígeno, lo dejó caer al suelo como si nada le importara.

Por su parte, Qin solo pudo toser con fuerza para recobrar su postura, había sido traicionado, ya se vengaría después. Si sobrevivía. —Te explicaré todo, solo déjame recuperar el aliento.

—No tengo tiempo, habla de una vez. —Beelzebub no estaba para juegos y ya había empezado a perder la paciencia.

—¡Bien! —gritó descolocando al demonio. —¡Lo hice por Niko, mi mejor amigo, el que nunca me traicionaría!

—¿Eh? —ahora si el demonio estaba confundido, ¿Por qué Qin se metería en su relación? ¿Acaso se había enterado de todo? —¿Qué quieres decir?

—Desde hace días que Niko piensa que le eres infiel... Y déjame decirte que yo no permitiré que lastimes a Niko. —el ex emperador de China estaba enojado, no importaba si tenía que enfrentarse al mismísimo Dios supremo, si era por ayudar a su amigo, lo haría, además estaba seguro de que Tesla haría lo mismo por él. Aquella suposición era muy cierta.

Después de escuchar todo lo que Qin tenía que decir, Beelzebub tuvo un tic de coraje en el ojo, sin embargo, se alegraba de que su humano no tuviera nada que ver, pero a la vez su estado de animo decayó un poco, si Nikola hubiera estado involucrado, era porque ya quería verlo ¿No?, porque lo había perdonado ¿Verdad?

—¿Quién te dijo que le era infiel? —después de esto, regresaría a deprimirse a su cuarto, no sin antes darle una buena lección al mugroso de Qin.

—Nadie, escuché a Niko conversar con Edison sobre ti y lo deduje. —se cruzó de brazos. —Por eso quise ayudarlo, cuando se trata de ti, Beelzebub, Niko realmente se pone mal...

—Yo no lo engañaría. —de tan solo pensar que su amado se ponía mal por su culpa, se le revolvía el estómago.

—¡Eso es bastante claro! —movió los brazos estando de acuerdo con el contrario. —Y Jack lo afirmó así que después de esto, iré con Niko y le contaré que le eres muy fiel.

Interrumpiendo al humano, el Dios hizo una propuesta. —No le diré nada de esto a Hades si programas una reunión para que pueda verme con Nikola, él no quiere verme y estoy desesperado. —usaría su última carta, el mejor amigo de su pareja. —Tenemos un problema y quiero arreglarlo, no preguntes porque no te daré los detalles.

—De acuerdo. —serio, Qin aceptó el trato. —Hoy en la tarde, espéralo en el jardín principal del castillo de Hades a medianoche... 

Lo que menos quería Qin era provocarle malos ratos a su Novio... Más de los que ya le había provocado y es que la última vez, Hades le había prometido castigarlo si incitaba otro conflicto. Mataría dos pájaros de un tiro, ayudaría a su amigo y el Rey del inframundo no se enteraría de nada.

Más que perfecto.

⚡🪰

—¿Le dirás a Beelzebub lo que ocurrió con Satanás? —sentado en uno de los sillones principales que se ubicaban en el laboratorio de Tesla, Edison preguntó sosteniendo una taza de café extremadamente cargado.

—Le diga o no le diga, Satanás lo descubrirá... —por su lado, Tesla hacía lo mismo que Edison. —Si no le digo la verdad, entonces sería hipócrita de mi parte, además ya tomé una decisión respecto a mi relación con él.

Así es, en cuanto Satanás despareció del laboratorio del hijo de la luz, éste salió apurado en busca de alguien y, para su sorpresa, Edison estaba disponible por lo que procedió a explicarle la situación.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora