Capítulo 7: Arrepentido

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Beelzebub tenía arrinconado a Tesla y sujetaba sus manos para hacer el momento más entretenido y placentero.

—¿Beelzebub? —el hijo de la luz cuestionó nervioso, sabía muy bien que su pareja estaba por "hacerlo" nuevamente, aun así, prefirió creer que era una broma de mal gusto. —¿Podrías soltarme? No me parece divertido estar en esta posición... —y es que le sería complicado escapar.

—A mi me parece encantador como te ves. —con una sonrisa, Beelzebub le susurró al oído de forma lujuriosa provocando que el castaño se ruborizara. —No te voy a soltar.

De la nada, Tesla sufrió un escalofrío horrible recorrer todo su cuerpo en el momento en que sintió como Beelzebub comenzaba a besar su cuello.

—Espera... —dijo el más bajo soltando un jadeo que enloqueció al demonio. —Yo todavía no...

—Solo déjate llevar, mi pequeña chispita. —el señor de las moscas continuaba con el tono de voz hambriento de lujuria.

De la nada, un espasmo se hizo presente en el croata cuando su pareja había acariciado su miembro de forma brusca con la rodilla.

La otra mano suelta del demonio, comenzó a desabrochar el chaleco torpemente seguido después con la camisa del castaño.

Cuando el pecho del científico quedó desnudo, Beelzebub comenzó a apretar uno de los pezones de su pareja ganándose un gemido del mismo.

Dejó de besar su cuello para besar esta vez los labios de su novio, se tomaba la molestia de invadir la cavidad bucal del más bajo sin consideración.

Nuevamente, el demonio sintió como su pareja sacaba un gemido ahogado cuando apretó con más fuerza su pezón. Quería descubrir todos los puntos sensibles de su amado.

Dejó de juguetear con el botón rosado de su novio y sin soltar las manos del castaño, dirigió su mano libre hacia el miembro ajeno para acariciarlo y estrujarlo por encima de la ropa.

Por su parte, Nikola cerró los ojos con fuerza mientras las lágrimas se hacían presentes. Tenía miedo, ni siquiera había sentido miedo cuando se enfrentó contra él pero ahora... Era distinto.

—Detente... —jadeó.

Beelzebub soltó el miembro de su pareja y esta vez estaba dispuesto a sentirlo con su piel y no por encima de la ropa.

—Relájate, Nikola... —después de dejar de besar a su pareja, le susurró en el oído lo que hizo estremecer al más bajo y por ende, sintió como Tesla hacía fuerza con los brazos para zafarse.

Desabrochó el pantalón del hijo de la luz y con destreza, deslizó su mano por debajo de la ropa para llegar a tan esperado lugar.

Abrió por completo los ojos y un leve gemido de angustia salió de su boca cuando sintió la mano del demonio en su órgano reproductor. Nikola en ese momento no podía pensar con claridad, lo que sí sabía con certeza es que todavía no estaba preparado para tener relaciones con su novio.

Como era de esperarse, el cuerpo del castaño comenzó a reaccionar antes las caricias de Beelzebub. Era natural que reaccionara después de todo.

—Se siente apretado aquí adentro, ¿Verdad? —le decía suavemente en el oído el señor de las moscas a Tesla. —Déjame ayudarte a que se sienta mejor...

En ningún momento, Beelzebub se había detenido a ver el rostro de su amado y justo cuando iba a bajarle el pantalón, se percató del gran error que había cometido.

Lo vio y se le detuvo el corazón, más que un rostro lleno de placer que era lo que esperaba ver, notó como la cara de su novio estaba derramando gruesas lágrimas, sus mejillas mantenían un color carmín intenso y sus hermosos ojos azules, solo le decían lo aterrado que estaba.

—Nikola... —arrepentido de la tontería que hizo y que estaba por hacer, Beelzebub dijo el nombre de su amado.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora