Capítulo 4: Susto

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Durante el segundo día, Beelzebub seguía observando detalle a detalle los movimientos de su humano e incluso hacía anotaciones sobre su comportamiento y rutina.

Por ejemplo, cuántas veces iba al baño, cuántas veces al día se alimentaba y qué tipo de alimentos consumía, a qué hora llegaba a su laboratorio y a qué hora se retiraba del mismo, quién llegaba a visitarlo y por cuanto tiempo se quedaba.

Estaba seguro que con esa información, conocería mejor a su amado pero aún no lo lograba aclarar sus dudas, después de todo era el segundo día

¿Qué si se arrepentía de espiar a su pareja? Por supuesto que no, era un demonio además lo hacía con fines pacíficos.

Aun así, su novio no tenía por qué enterarse de que lo espiaba.

Siguió viendo los movimientos de su amado hasta que notó que éste resbalaba y caía al suelo golpeándose la espalda.

Beelzebub solo se rio pues había notado que el golpe no era grave pero admitía que le hubiera gustado estar ahí para levantarlo y besarlo en la frente para reconfortarlo.

—Que lindo. —notó como el castaño se ponía de pie y se sacudía su ropa para después sonreír y seguir con su trabajo.

⚡🪰

En el tercer día, su amado se encontraba soldando un pequeño aparato, parecía que le estaba arreglando algo a su paloma robótica.

—Es hermosa, la ciencia siempre es hermosa... —decía Nikola para sí mismo.

Por su parte, Beelzebub anotó que su pareja tenía la tendencia a hablar solo, no le encontraba problema al contrario, le gustaba eso de su novio.

Aunque también se preguntaba si Tesla lo extrañaba ya que no se habían visto desde que Nikola cortó el momento de pasión, lo cual eran ya tres días.

De la nada, se percató de como el croata dejaba sus herramientas de lado y con un rostro serio, observaba el techo de su laboratorio.

Fue ahí cuando lo escuchó decir lo siguiente:

—Te extraño. —se escuchaba nostálgico.

El señor de las moscas se preguntaba a quién se refería y esperaba por el amor a todos los Dioses que se refiriera a él.

Nuevamente, dejó de lado su libreta de anotaciones para escuchar mejor a su novio. Como ya se había mencionado, Tesla tenía la tendencia de hablar solo.

—¿Y si está enojado conmigo? —se preguntaba el inventor. —Tal vez deba ir a buscarlo yo... ¿Y si no quiere verme?

Asimismo, el señor de las moscas rogaba que estuviera refiriéndose a él y es que Nikola no mencionaba de quién estaba hablando.

En otra situación, creería que se refería a él pero su cabeza estaba llena de pensamientos de infidelidad gracias al bastardo de Adamas.

Y por si fuera poco, en ese momento notó como la Valkyria de su pareja entraba al laboratorio.

-En el laboratorio de Nikola Tesla-

—¿Cómo se encuentra, Señor Tesla? —Göndull cuestionó amable.

—Algo preocupado. —se levantó de su asiento para ser cortés con la mujer y mirarla a los ojos, era un caballero aunque no lo pareciera.

—¿Preocupado? —abrió sus ojos con leve sorpresa.

El científico se rascó la nuca, le costaba más entender a las personas que a la misma ciencia. —Creo que Beelzebub está molesto conmigo... No ha venido a verme en tres días, lo cual me tiene con los pelos de punta porque por mucho que no viniera, siempre venía a verme al segundo día.

—Oh...

—¿Acaso se enojó conmigo? —se llevó una mano a su mentón analizando la situación.

—No creo que esté enojado con usted. —expresó amable la Valkyria. —¿Por qué no va a verlo y se saca de la duda?

De inmediato, a Nikola se le subieron los colores a la cabeza, en el inframundo no podría escapar de su novio si éste quería tener relaciones sexuales.

—Lo pensaré. —Tesla desvió la mirada con la vergüenza a todo lo que daba.

-Regresando con Beelzebub-

Beelzebub dejó salir un gran suspiro de relajación, su alma, en teoría, había regresado a su cuerpo.

Se alegraba de que estuviera hablando de él y no de alguien más.

—No me asustes así, Nikola... —habló Beelzebub.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora