Capítulo 34: Amenaza

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El viento soplaba con una frialdad extraña y eso a Hades le provocó una sensación extraña puesto que, era el día que Beelzebub le había pedido el favor de vigilar a Tesla en caso de que su maldición hiciera algo imprudente.

Y así fue.

Se había encargado de vigilarlo todo el día y, ahora, lo rondaba sutilmente para que el humano no se diera cuenta de que estaba ahí, oculto entre las sombras, sin embargo, sus alertas se encendieron cuando escuchó una voz altanera y profunda con un leve toque del tono de Beelzebub.

Dejó el cuaderno a un lado en donde estaba haciendo notas de su reino, en otras palabras, no era más que trabajo. —Vaya, con justa razón Beelzebub me pidió que vigilara a Nikola, sabía que algo iba a pasar.

No obstante, y por alguna razón, no sentía intenciones negativas o agresivas de parte de Satanás hacia Tesla, de hecho, parecía que su propósito era otro.

No entendía cuál era su objetivo, tampoco lograba decidirse si intervenir o no, pero justo cuando había tomado la decisión de ayudar al humano, se detuvo en seco y todo gracias a lo que Satanás dijo.

—Beelzebub no es culpable de nada. —con una sonrisa burlona y llena de superioridad, Satanás expresó acercándose levemente a Nikola.

Aquello había tomado por sorpresa al croata, ¿Qué no era culpable? —No lo comprendo, ¿Qué quieres decir con que no es culpable de nada?

—Creí que eras más inteligente, como sea, digo, los humanos son estúpidos, desagradables, ingenuos, asquerosos, egoístas... Me encantan. —se encogió de hombros. —Son los seres más apetecibles que haya conocido.

Por su parte, Nikola entrecerró los ojos algo confundido, ¿Qué rayos estaba diciendo la maldición de Beelzebub?, parecía un loquito de esos que se encuentran en las plazas o en los centros de las ciudades pidiendo dinero o asustando a la gente.

Aun así, le era cansado que solo le estuviera dando vueltas al asunto. —Eres inteligente, Satanás, tan inteligente que te convertiste en una maldición con forma ovalada, aburrida, monótona y sin gracia.

Aquello provocó que Satanás se asombrara, ladeó con calma la cabeza y entornó los ojos. —Wow... Eso me tomó por sorpresa. —después de dejar su asombro a un lado, comenzó a reírse como un desquiciado. —Por ese motivo me enamoré me de ti.

—Aún no has respondido mi pregunta. —Tesla se cruzó de brazos, si bien, estaba en su laboratorio y podía usar cualquier cosa para defenderse, pero no sabía con certeza el poder de Satanás o si eso provocaría algún daño en Beelzebub.

—Esta bien, está bien. —hizo un gesto con desdén con las manos y con un tono de voz déspota y astuto, continuó. —Yo obligué a Beelzebub a "ayudarte", y si no cumplía, habría consecuencias que te incluían, por eso el suicida ese no te dijo nada, porque quería protegerte, por supuesto que ambos nos enteramos hace días es solo que yo quería que la sangre corriera.

—Entonces todo este tiempo... Eso no importa ahora, ¿Por qué me estás diciendo tales afirmaciones ahora? —después de conocer la historia de parte del señor de las moscas, se sintió culpable con respecto a Beelzebub, y gracias a todo lo que Satanás le explicó, tomó una decisión.

Continuaría su relación con él y se tomaría la molestia de escuchar atentamente a su pareja, si lo hubiera hecho, ¿Entonces todo el problema no existiría?

"El hubiera no existe" pensó Tesla.

—Bueno, si dejas a Beelzebub, entonces yo no te tendría cercas y, aunque te secuestrara, yo no puedo tomar el cuerpo de este imbécil por completo lo cual incitaría a que te me murieras por abandono, así que después de pensarlo tanto, llegué a la conclusión de contarte todo. —y como si nada importara, se posicionó delante del humano. "Omitiré algunos detalles con un toque de leves mentiras, claro" pensó.

—Pensándolo bien, tiene sentido que hayas tomado la decisión de contarme todo, aunque... Espera, ¿Cómo que secuestrarme? —Tesla retrocedió varios pasos, sintió como si estuviera en la boca del lobo.

Al no escuchar respuesta, Nikola insistió, por alguna razón Satanás se había quedado en silencio, un silencio estremecedor e inquietante.

"Había olvidado que Beelzebub le pidió un pequeño favor al rey del inframundo" pensó Satanás observando sin girar su cabeza a la dirección en donde se encontraba oculto el Dios mencionado.

Y oculto entre las sombras, Hades dejó salir un suspiro lleno de fastidio, pero con una tenue sonrisa. —Así que ya se percató de mi presencia...

—Verás, Nikola, hablaremos después ya que hay palomas en los rincones... —acercó su rostro al del humano con una sonrisa.

—¿No te gustan mis palomas? —ahora sí, Tesla se sentía ofendido.

—No estás entendiendo.

—Recordaré tu visita como una chispa efímera. —respondió Nikola.

Y sin más que decir, Satanás se acercó al oído del humano para susurrarle algo; después de eso, la maldición desapareció sin dejar rastro e incluso, Hades no logró identificar hacia que dirección se había ido, sin embargo, lo mejor sería dejarla ir y regresar a su reino.

Luego hablaría con su amigo sobre lo sucedido o quizás con Tesla, lo que sea mejor para el señor de las moscas.

⚡🪰

—¿Qué te pidió? —preguntó Hades observando a Nikola con una seriedad inigualable, pensaba en todas las opciones en caso de que fuera malo.

—No me pidió nada. —afirmó Tesla aún sentado, viendo a los ojos del Rey del Inframundo con tranquilidad.

—¿Nada? —se levantó el Dios. —No quieras engañarme, Nikola.

—No fue una petición, diría que fue más como una amenaza. —Tesla hizo una señal con las manos para que Hades se sentara nuevamente y así fue. —Dijo que tomaría mi cuerpo cuando todos los requisitos fueran cubiertos, el problema es que no sé a cuáles requisitos se refiera ni tampoco sé qué quería decir con eso.

—Eso es imposible, Nikola. —Hades intentó darle animo a su acompañante, se le notaba la desesperanza que esparcía Tesla. —La única manera en que una maldición cambie de recipiente, es solo si su recipiente actual muere, por eso es imposible, tal vez Satanás quería asustarte con eso.

—Es lo más probable... Pero eso no me interesa, si algún día tengo a Satanás dentro de mí, entonces aprenderé a vivir con eso. —Nikola sonrió aceptando su destino. —O tal vez me vaya con Beelzebub, no lo sé, hay muchas posibilidades.

—Me agradas, Nikola, eres un hombre muy maduro mentalmente e inteligente. —con sinceridad, Hades exclamó.

—Gracias, usted también es un Dios confiable. —con la misma honestidad, Tesla respondió el alago. —No le diga a Beelzebub que Satanás me besó, yo se lo diré.

—No pensaba hacerlo. —se carcajeó Hades. 

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora