Capítulo 9: Color

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—¿Sir, se encuentra bien? —Jack ofreció su ayuda a Nikola y es que estaba sorprendido, el color que emanaba el hijo de la luz no era el de costumbre, no era el color que se parecía al de Hércules y obviamente, aquello llamó mucho su atención.

Aún temblando, Nikola expresó su disculpa. —Lo siento... No me percaté por donde iba. —ignoró la pregunta del peliblanco y se dispuso a salir de ahí antes de que Beelzebub lo alcanzara no obstante, fue detenido.

Jack tomó su brazo con firmeza y un poco alarmado, habló. —No puedo dejarte ir así, mírate, toda su ropa está hecha un desastre y su rostro no se ve bien; y ni hablar del color que tiene. —era un hombre respetuoso pero también le comía la curiosidad por saber que había apagado tan hermoso color. Quería saber qué era la causa de ese color que significaba terror.

—Agradezco tu ayuda pero... —y antes de que pudiera quejarse, Jack se lo estaba llevando a su habitación para que pudiera desahogarse a gusto.

Al llegar y como era costumbre del londinense, le ofreció una taza de té para calmarle los nervios y una rebanada de tarta de manzana que recién había preparado, la tenía contemplada para Hércules pero ahora, creía que Tesla necesitaba más su compañía.

No le gustaba ver ese color tan desagradable en una persona como lo era Nikola.

Tesla estaba sentado en uno de los cómodos sillones que Jack tenía en su enorme habitación, sostenía la taza y solo veía el contenido de ésta.

No se sentía bien, sentía que había hecho algo malo.

El más bajo, optó por sentarse en el sofá que estaba opuesto a donde estaba el castaño y en medio de ellos, había una mesita con varios postres y la vajilla especial para la hora del té.

—Tómelo mientras esté caliente. —Jack dio un sorbo a su bebida. —Frío no sabe igual.

Estaba intrigado, Nikola Tesla estaba callado y no decía ni una sola palabra lo cual era extremadamente raro en él. Supuso que algo malo le había ocurrido y más o menos se daba una idea por como lo encontró, su ropa lo delataba.

—Tiene razón. —finalmente, Tesla habló y posteriormente, bebió de aquel té que le ofreció el londinense.

—¿Sabe bien? —cuestionó Jack.

El castaño asintió. —No he probado un té tan bueno desde que estaba "vivo".

—Es bueno que le guste. —miró suavemente al mayor y le lanzó la pregunta de la cual necesitaba tener una respuesta. —¿Puede comentarme qué le sucedió? Tal vez, sir, no haya nada que pueda hacer pero puedo escucharlo si lo necesita. Hemos convivido poco tiempo pero nos podemos considerar amigos.

—Jack. —y como era costumbre de Nikola, decidió contarle a alguien más su secreto a parte de Edison.

Quizás necesitaba hablar con alguien más para sentirse mejor, para olvidar aquel trago amargo y Jack parecía confiable y alguien que le brindaría su apoyo, solo esperaba no equivocarse.

—¿Promete no decirle a nadie sobre esto y mucho menos a Beelzebub? —algo inseguro pero con firmeza, Tesla preguntó.

—Soy un hombre de palabra. —afirmó Jack.

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora