Capítulo 49: No me sueltes

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Contenido adulto

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No quería retroceder por nada del mundo, ya había empezado y lo terminaría y, a decir verdad, todo iba por buen camino, aunque a veces detestaba de su persona el no poder cerrar la boca.

De pronto, un dolor agudo invadió su cuerpo estaba tan concentrado en lo que Beelzebub había dicho que no prestó la suficiente atención como para prepararse mentalmente de lo que iba a suceder.

El ardor que sentía en su trasero era intenso, como si una persona estreñida por dos semanas estuviera en el baño desechando la dureza de la "vida".

A cualquiera se le hubieran ido las ganas de continuar con el acto sexual, por fortuna ese comentario nunca salió de su gran cabecita científica.

Regresando, el dolor no se iba y el señor de las moscas parecía no moverse para evitar lastimarlo, sin embargo, no era así... Beelzebub se estaba preparando para "conectarse" a su cuerpo.

El dolor que en un principio sintió, no se comparaba con la abrumadora sensación que lo atacaba, no le dio tiempo ni de reaccionar o de refutar las acciones de su pareja.

Solo podía sentir como si lo estuvieran abriendo por dentro.

¿En serio a Qin le gustaba tener sexo como un león o una leona?, Quizás solo debía tomarle gusto y acostumbrarse.

Su cabeza quedó en blanco y con la boca entreabierta como queriendo gritar, y por sus mejillas se deslizaban las lágrimas. No podía, creía que iba a morir por tercera vez.

Apretó sus ojos y las cobijas con fuerza esperando la cálida sensación de alivio o de placer, cualquiera de las dos estaba bien.

—No me siento bien... —entre pequeños lamentos y gemidos, Tesla expresó al borde del colapso. —Me duele mucho.

Si bien, ya era tarde para retroceder puesto que ya lo había penetrado por completo. En ese punto, verlo así le dolía, debió hacerlo con más cautela para evitar que su amado sufriera.

"Debí prepararlo más." Pensó Beelzebub.

—No me moveré hasta que te dilates un poco más, ¿Sí? —con cuidado, se agachó hasta quedar frente a frente con su humano, le partía el corazón verlo sufrir, pero...

—Abrázame. —con suavidad, Nikola le susurró a su demonio, sí, le dolía, sin embargo, su necesidad de sentirlo era mayor. —Hasta que deje de doler, no me sueltes, por favor.

Ahora el ruborizado era el demonio, escuchar esas palabras lo llenaron de alivio; escuchar que era necesitado le encendió su macabro y oscuro corazón.

—No te soltaré... —con cuidado de no lastimarlo, Beelzebub lo abrazó esperando que la situación les permitiera avanzar. —Has aguantado bien.

Por su parte, Nikola solo se aferraba a Beelzebub mientras inhalaba su aroma. —Me estoy esforzando, solo no esperaba esto, se siente raro así que no te muevas...

—Ahora que lo mencionas, me estás succionando... —y ahí estaba Beelzebub tratando de avergonzar a su pareja, le encantaba verlo tímido y tenía que disfrutarlo antes de que nada de esto pudiera ruborizarlo.

—...

—Además, estás tan apretado y caliente... —sonrió al sentir como su pareja lo apretaba más. —Si esto continua, me vas a derretir el pene, Nikola...

—¡¿Por qué tienes que decir eso?! —y se repetía nuevamente todo, parecía que el señor de las moscas no tenía vergüenza y, para alguien como Nikola que fue criado en un hogar tradicionalista y religioso, dichas palabras no podían salir de su boca sin previa preparación mental.

—¿Qué tiene de malo? —al finalizar su pregunta, Beelzebub mordió el pecho de su pareja procurando dejar una marca por si alguien lo llegara a ver con el pecho desnudo y así se diera cuenta de que ya pertenecía a alguien. Tampoco es como que fuera a permitir que quien sea lo viera así o peor, se lo "sabroseara" con la mirada.

—Otac bi me ekskomunicirao da je znao za ovo... —con una sonrisa ladina y con los ojos mirando hacia otro lado, Tesla habló en su idioma madre.

—Pa, i tvoj otac bi također da je znao da je tvoj dečko demon, također poznat kao grijeh proždrljivosti. —y como si no fuera nada del otro mundo, Beelzebub también respondió en el mismo idioma que su amado.

—Olvidaba que sabes muchos idiomas y lenguas muertas. —Tesla habló nervioso, no es que le molestara que hable su idioma natal, sino que... No era el momento para nombrarlo.

—Nikola, comenzaré a moverme... —al decirlo, notó como su pareja se tensaba un poco y, para calmar sus nervios le sonrió con dulzura.

—Solo no seas brusco. —con la misma intención de su demonio, Nikola comentó soltándolo para que pudiera moverse mejor.

Fue en ese mismo instante que Nikola sintió como Beelzebub comenzaba a salir de él, aunque no sacaba todo su miembro. El dolor ya se había mitigado un poco y eso era un gran alivio para él.

Esperaba que fuera grandioso tal y como Qin lo describía.

Abrió por completo sus ojos cuando sintió la primera embestida de su pareja sin mencionar el tremendo quejido que salió de su boca. La situación no le dejaba pensar adecuadamente y eso que era un hombre de ciencia y razonamiento.

"¡Ah!"

Tras cada invasión que recibía, se percataba de que su "alma" se iba a salir de su cuerpo y poco le faltaba para que sucediera.

También podía escuchar los jadeos y leves gemidos de Beelzebub, el rostro que veía del mencionado le satisfacía demasiado; le gustaba; le fascinaba...

—Por tu rostro, puedo decir que te gusta... —después de finalizar su comentario, el señor de las moscas arremetió con más fuerza contra su pareja para llegar más profundo ganándose en el transcurso los hermosos gemidos de quien estaba profanando.

—Beelzebub...

El secreto de Nikola TeslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora