El suelo era lava. Fenrir se percató al llegar a su despacho resollando de la carrerilla, que no había salido del sótano, sino huido. Había huido porque el denso aroma a sándalo asfixiaba su cordura, se fue corriendo porque le quemaba la piel como muro de contención a un volcán a punto de erupcionar, porque sentía que quebrantaba la delgada línea roja que separaba su instinto de su raciocinio. Odiaba no haber podido mantener los nervios bajo control ante las provocaciones del causante de su turbación; también odiaba sentir una porción ajena a su forma de ser que le empujaba a ser lo que no era, una parte alojada en su pecho que alteraba su pulso cardiaco para hacerlo latir dolorosamente lento y grueso. Él no era misericordioso, ni clemente, ni benevolente, ni compasivo, ni paciente ni nada que tuviera que ver con las buenas acciones propias del ser humano.Parte de su afamado carácter se lo debía a su implacable y poderoso instinto, otra buena parte se lo debía a una infancia difícil donde nadie le había ayudado ni comprendido, la mejor parte de todas procedía de su natural predisposición a ser como era; porque le nacía y se sentía bien siendo así de temido. No existía explicación o pretexto salvo lo dicho, no buscaba redención a su forma de ser; con razón le llamaban el lobo infernal, y nada ni nadie lo iba a cambiar. Él prestaba dinero para tenerlo de vuelta, tanto le daba la casta y la situación delicada de los endeudados. De bondad no se comía, ni te respetaban ni sobrevivías, y su voluntad había flaqueado una fracción de segundo frente a sus subordinados cuando el omega le había llamado Alfa. Una sucia artimaña que apelaba a su instinto entrenado para no sucumbir a la naturaleza de los omegas clientes, pero ese omega conseguía mantener el pulso a su instinto y tentarlo de claudicar. Tal vez se debiera a su deplorable aspecto, o el encuentro fogoso compartido en los baños, posiblemente que se quedara con las ganas de que lo llamara Alfa durante el coito, o la posibilidad de que fuera verdad que estuviera criado...
"Maldita seas, Omega... De todos los endeudados, has tenido que caer en mis manos."
Estaba seguro que si ese chico no hubiera dado problemas, él ni se hubiese enterado de nada, pues las minucias del negocio quedaban relegadas a cargo de sus trabajadores.
Y mientras repasaba mentalmente quién era él y qué podría haber sucedido para que ese omega consiguiera tambalear tan fácilmente los pilares de su férreo carácter e instinto implacable, una oleada de fuego lamió todo su cuerpo quemándolo en su recorrido y le provocó un intenso mareo. Alcanzó una botella de agua que descansaba sobre la mesita de su habitación provisional y bebió hasta aplacar su inmensa sed. La tensión acumulada por mantener el control y la frustración de la situación escaló por su espalda y explotó en sus sienes pulsando hondo. Apretó los puños y golpeó la pared repetidas veces con desproporcionada brutalidad para dar rienda suelta a esa vorágine incontrolable de emociones y sensaciones que le desestabilizaba. Después detuvo repentinamente los puñetazos y parpadeó confuso cuando sus ojos se tornaron rojos y los colmillos afloraron sin permiso. Ya no quedaba pared en pie y necesitaba desfogar el torrente de excitación que exudaba a raudales por su piel ardiente, así que le tocó descargar su furia excitable mordiendo su propio puño. Su lobo se retorció histérico en su interior, rugía posesivo y exigía sometimiento, Fenrir continuaba extrañado y no comprendía a qué se debía que se le hubiera adelantado el celo.
"No me tocaba hasta dentro de dos meses, ¡Mierda! Tengo que largarme de aquí cuanto antes o perderé el control si lo huelo."
Sí en algo destacaba el lobo infernal, era en el excepcional autocontrol de su instinto y sus actos, jamás le dominaba nada que él no permitiera. Se había entrenado desde su juventud para dirigir su potencial y que le sirviera de ventaja más que un impedimento, pero a tenor de los acontecimientos, y que en condiciones normales por poco pierde los estribos por culpa de ese omega, no apostaba por que pudiera mantenerse a raya en celo.
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IV En el corazón del lobo (Saga lobo)
أدب الهواة✨Omegaverse Fenbill✨ Fenrir Greyback, apodado «El lobo infernal» es un alfa pura sangre perteneciente a la organización criminal más importante de Inglaterra. Despiadado y mortífero, no conoce la misericordia ni el perdón. Pero todo cambiará cuando...