—Alfa ¿Cómo te encuentras?—Increíblemente bien. ¿Tú estás bien? —Miró sus uñas rotas unos segundos, recordando con orgullo lo que el Boss le había contado.
—Ahora sí. —Sonrió con ternura.
Fenrir le correspondió la sonrisa, agradecido de poder disfrutar de la suya, de esas amplias y resplandecientes que iluminaban una habitación, e incluso la casa entera. De las que calentaban el alma y te curaban todos los males con solo contemplarla. Y esa sonrisa medicinal era la que en ese momento le dedicaba su omega, dulce y serena, un abrazo expresivo que bien valía la vida o la muerte como pago por tenerla.
—Perdóname por vincularte sin tu permiso, estabas a punto de morir y no se me ocurrió otra cosa para asegurarme de que tu corazón no se detuviera.
—No tengo nada que perdonarte. —Se señaló el esternón vendado con los dedos—. Puedes hacer lo que quieras, soy tuyo.
—Entonces… ¿No vas a rechazar mi marca?
—Si la única razón por la que me has marcado es para salvarme la vida, ahora puedes repudiarme y seguir con tu vida; a salvo de todo, de las mafias, de mis enemigos y… de mí.
Bill agachó la mirada vidriosa, mordiéndose con nerviosismo las uñas.
—Omega, eres libre —declaró, quitándole los dedos de la boca para que no se hiciera una carnicería.
El pelirrojo parpadeó lágrimas en absoluto silencio, sintiendo la tibieza floral en su piel. —Sé claro —exigió, volviendo a levantar la cabeza—. Dime si rechaz-
El alfa le dio un apretón de manos igual de fuerte que el que sentía en su corazón. —No voy a rechazarte ni a reclamarte. Quiero que seas tú el que me digas lo que quieres. Pide por esa boca y yo te complaceré.
—Pedir lo que quiera…
Para ser sincero, esa idea le desconcertó. Estaba completamente seguro de que Fenrir le pediría volver, que rogaría por estar juntos o intentaría convencerle de cualquier manera, apelando a la necesidad de sus instintos. Por contra, su alfa le ofrecía nuevamente la liberación sin compromisos o condicionantes, atendiendo únicamente a sus deseos e ignorando los suyos.
¿Qué quería? Desde luego que lo quería vivo y a salvo. Quería que aprendiera a no autosabotearse la felicidad y que su oscuro pasado no empañara su futuro. Deseaba de corazón que experimentase lo que era sentirse incondicionalmente amado y que diera los pasos correctos para disfrutar de una auténtica relación. Que su ferviente deseo de ser padre se cumpliera y se despojara del tormento, la ira y el dolor. Y conforme lo pensaba, se dio cuenta de que todos sus deseos giraban en torno a su Alfa; pues él podía vivir una vida solitaria, sencilla, sin emociones sentimentales fuertes, y aun así conseguiría ser medianamente feliz.
—Pues… —se relamió los labios, pensativo, mientras acariciaba sus dedos entrelazados con cariño—. Un beso. —Fenrir arqueó las cejas al recordar—. Un beso para la eternidad, uno de bienvenida donde viertas tu corazón y yo te entregaré enteramente el mío. —Su alfa se hundió en sí mismo, sollozando bajito como un niño pequeño al que por fin le tienden los brazos para sostenerlo con afecto—. No puedo prometerte no enfadarme o discutir. Pero si me das un beso tuyo, daré a lo nuestro una oportunidad; se acabó la alargada sombra del pasado, pues de mis labios no saldrá reproche. —Torció los labios temblorosos y se los mordisqueó a punto de desmoronarse—. Si es que es eso lo que quieres.
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IV En el corazón del lobo (Saga lobo)
Fanfiction✨Omegaverse Fenbill✨ Fenrir Greyback, apodado «El lobo infernal» es un alfa pura sangre perteneciente a la organización criminal más importante de Inglaterra. Despiadado y mortífero, no conoce la misericordia ni el perdón. Pero todo cambiará cuando...