7 - Estira y afloja

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—¡¿Qué haces tú aquí?! —se mordió el labio partido y retrocedió un poco en cuanto Fenrir se levantó y fue a su lado.

—Asegurarme de que no te vayas de la lengua —siseó amenazador.

Bill mostraba una mejilla inflamada cubierta con apósito y diferentes puntos de sutura por toda la cara. Sorbió con la mirada gacha y empuñó las sábanas rabioso.

—Si te ven aquí te detendrán.

—Lo dudo, voy a fingir que soy tu alfa, y más vale que me sigas la coartada y no abras la puta bocaza si no quieres meterte en más problemas.

El omega continuaba desprendiendo feromonas de celo tenues que agrietaban el muro de autocontrol del alfa.

Bill consiguió mantenerle la mirada cuanto apenas con un suspiro derrotado. —No es necesario. Van a operarme y en pocos días me darán de alta. No hace falta que tengas que "cuidarme y pasarme la botellita de agua o ayudarme a comer" —entrecomilló con desdén.

—No me des órdenes, omega —masculló inclinándose a él—, y empieza a hacer lo que te digo porque tu deuda ha aumentado.

—¡¿Qué?! ¿¡Por qué!?

—Al parecer no te has dado cuenta de que estás en una habitación individual, con tele ilimitada, sillones y cama de acompañante, agua, atención más personalizada y cuánto pidas por esa boquita respondona. —Sonrió ufano al ver la consternación desfigurando su rostro.

—¡Yo no te pedí que me trajeras a un privado! Lo normal es llevar a las personas al público.

—No me especificaste nada...

—¡Uff! Si estoy así es por tu culpa.

—Estas así por revelarte-

—Lo has elegido tú porque te ha dado la gana-

—El caso es que la factura va a costar lo suyo y me tocará correr con los gastos, así que te lo cobraré de tu deuda.

—Te... te...—Bill hiperventilaba enfurecido, negando repetidas veces con la cabeza—te od- ¡Amo! —rectificó a tiempo cuando vió entrar al cirujano.

—Buenos días —el médico estudió ceñudo la presencia intimidante de Fenrir y acto seguido sonrió afable a Bill. —Por lo que veo, ya tiene a su... alfa consigo.

—No me separarían de él ni muerto —Fenrir aceptó desafiante el duelo de miradas de ese médico, que seguía analizando exhaustivo las feromonas que desprendía.

—En nada vendrán los celadores para llevarte a quirófano —se giro a Greyback sin denotar un resquicio de sumisión—. Usted puede esperar en la sala de acompañantes-

—¡Se quedará aquí! —atajó el Omega nervioso.

—Ni en tus sueños, Omega, bastante que he discutido con mi hermana para que me dijera tu habitación.

"¿Cómo sabe de mi coartada?" —se preguntó alarmado.

—Por algo sería...

—No me diga eso, doctor. Usted es un Alfa, y comprende mejor que nadie que mi omega y mi hermana me están matando por ocultarme a los culpables que le han hecho esto...

"¿¡Será embustero!? Pero qué bien actúa el cabrón... —Bill observó atónito a Fenrir explicar su ausencia y corroborar cada palabra que él utilizó para justificarlo. — "¡Y encima desprende feromonas de preocupación el muy hijo de puta!"

Cuando quería, el Alfa podía ser bastante civilizado y mentiroso. Bill vació la mente de todo pensamiento y volvió en sí al oír la voz de urgencia de Fenrir.

IV En el corazón del lobo (Saga lobo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora