Unos toquecitos en la cara le ayudaron a ir saliendo de ese sopor pesado en el que se encontraba. Mareado y entumecido, se relamió la boca pastosa e intentó levantar la cabeza que colgaba sobre su pecho, sintiéndola como un peso muerto.
—¿Billy? —oyó distorsionada la inconfundible voz de Tom—. ¿Estás ahí, Billy?
—Nñmm…
Ese gruñido lastimero fue cuanto pudo decir mientras intentaba abrir los párpados y enfocar la vista. La imagen borrosa del Don se tornó nítida frente a él, que continuaba insistiendo en despertarlo con los insidiosos toquecitos en la cara.
—Billy, lo tuyo es récord, ja, ja, ja, dos secuestros en menos de cinco años. El primero por moroso y este por juntarte con malas compañías, ja, ja, ja…
Después de la imagen del Don, que le despertaba un odio nunca visto, y seguido del tono chirriante de su voz crispando sus nervios, lo que más le molestó fue el penetrante olor a salitre. Bill pestañeó lento y fuerte para terminar de despejarse y poder hacerle frente. Durante el tiempo que necesitó para recobrar enteramente el conocimiento, Tom le esperaba sentado delante y le miraba con una sonrisa ladeada, la expresión calculadora y un aire triunfal.
—¡Que es para hoy! Si te demoras un poco más, te perderás el espectáculo.
La carcajada perforó sus tímpanos provocando un pitido ensordecedor. Miró en derredor, calculando seriamente su delicada situación: estaba atado de pies y manos en una silla, como no podía ser de otra forma, en un sótano que hacía los usos de almacén de bebidas.
“Este sótano está operativo y es la cámara de almacenaje de un negocio que vende bebidas.” —pensó oliendo a Coca-Cola—. “Tal vez un establecimiento de comida rápida, un local de eventos…”
—¿Qué haces mirando a todas partes? No hay escapatoria.
—Siempre la hay —habló finalmente con voz rasposa.
Sus ojos repararon en una única puerta de entrada y salida y un sistema de ventilación subterráneo, antiguo y estrecho.
“¡Tsk! No saldré de aquí si no es pasando por encima de su cadáver. ¡Pues estupendo!”
—Solo puedes salir de aquí de tres formas —le dijo Tom adivinando sus pensamientos—. Por encima de mi cadáver, sacando yo tu cadáver, o saliendo los dos vivitos y coleando porque todo ha resultado como yo quería.
—¿Y cómo se supone que quieres que termine? —cuestionó el omega.
A Tom se le iluminó la cara ignorando la expresión de absoluto desprecio del pelirrojo; amplió su sonrisa hasta lo imposible y le enseñó una tablet que encendió y colocó en la silla donde estaba sentado momentos antes.
“¿Solo está él? ¿No hay nadie más? No huelo feromonas ajenas a las suyas y las mías.” —Dedujo que resultaba imposible que el Don operase a solas, por tanto, sus acólitos debían estar tras la puerta y camuflando su olor con inhibidores—. “Que este imbécil no lo haga podría deberse a que tal vez esté muy seguro de salirse con la suya…”
La pantalla de la tablet se encendió y Tom tecleó en ella unos momentos para después posicionarla de forma que fuera visible para el omega.
—¿Te acuerdas cuando te dije que no me creía una puta palabra de lo que contaste? Pues bien, me quedé con las dudas y seguí investigando, ¿Y sabes qué me dijo el pajarito?
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IV En el corazón del lobo (Saga lobo)
Fanfiction✨Omegaverse Fenbill✨ Fenrir Greyback, apodado «El lobo infernal» es un alfa pura sangre perteneciente a la organización criminal más importante de Inglaterra. Despiadado y mortífero, no conoce la misericordia ni el perdón. Pero todo cambiará cuando...