56 - Primeras veces

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Fenrir

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Fenrir

—Ha-hace medio año qu-que no tengo el celo…

Mi lobo ruge posesivo, beligerante, deseando capturarlo y someterlo. Yo intento quitarme de encima su mano que me retiene con una fuerza sorprendente.

—Llevo demasiado tiempo sin estar contigo y estoy perdiendo el control…

Hinca sus dedos en mi piel gimiendo de placer; yo reúno mi poca voluntad para alejarme y recuperar algo de control.

—¿A dónde crees que vas? —Su tono es más bien exigente, una dulce amenaza. Continúa jadeando sin apartar sus ojos febriles de mí—. Puede qu-que este sea mi último celo.

No me permite separarme de él y mi cuerpo se estremece violentamente, imbuido por sus feromonas de cría y marcaje.

—No quiero hacerte daño.

Me sonríe drogado de deseo y necesidad. Yo no me río una puta mierda, me niego a cometer otro error. Cuando dije que él era más importante que tener cachorros, lo decía muy en serio.

—Críame y márcame.

Esa orden dicha con ronca voz provoca que mis colmillos y garras se muestren al completo. Me asusto e intento forcejear con él, pues las garras es algo que no esperaba.

—¡Móntame y márcame! —Gruñe con la mirada cobriza.

—Omega, no me hagas esto, por favor. Si te hago daño, me muero.

—No va a pasarme nada.

Y mientras lo dice, sus colmillos y garras crecen ante mi cara de sorpresa. Mi lobo se retuerce histérico y huelo al suyo reclamándome con urgencia. Estoy temblando, pero solo puedo relamerme la boca ensalivada, preso del delirio y el placer.

—Alfa, puede que no haya otra oportunidad, la única manera de que puedas tomarme desatado es estando yo en celo, quiero que… —Una contracción que parece dolorosa le hace castañear y gemir alto, aferrando la otra mano en mi brazo—. Quiero que te transformes un poco, me-me gustaría experimentarlo.

IV En el corazón del lobo (Saga lobo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora