20 - Presentación 2.0

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—Omega, por favor, vuelve a dormir conmigo.

Subidos al todoterreno, se dirigieron por carretera dispuestos a soportar la compañía mutua durante media hora de viaje, en un clima de lo más incómodo y tenso.

—Yo no duermo con infieles.

—¡Que no te he sido infiel, joder!

Bill le asesinó con una mirada filosa que se coló por el rabillo del ojo. Fenrir no atendía la carretera y estaba preso por la angustia que llevaban viviendo  durante cinco días, desde aquella fatídica noche que decidió tantear los sentimientos del omega.

—¡Te lo he explicado por activa y por pasiva! ¡Solo me he masturbado! ¡Quería tantearte! —gritó cada frase golpeando furioso el volante.

—Ese pretexto me lo conozco. Dejas caer la información y según reaccionen, reculas o no. 

—¡Que no! Yo no hago eso.

—¡No, qué va! —negó sarcástico—. No aparentas ser de los que se patean los locales de fiesta para ver si pilla omega, o de los que piden prostitutos, tampoco de los que follan día sí, día también, y lo mismo les da uno que otro aunque en casa les espere alguien. Porque la pareja es una cosa y el sexo otr-

—¡OMEGA! —Bill cerró la boca respirando agitado—. Escúchame y no te obceques. Cada puto fin de semana salía para ligar, porque sí, claro que me gusta follar; pero no ligaba... —tragó la ansiedad y suspiró breve—. También he pagado servicios para mis celos, el resto del tiempo me masturbaba, y de tanto en tanto caía alguna cópula. Pero nada de eso tiene que ver cuando estoy en pareja. No necesito nada fuera cuando lo tengo dentro.

—Y lo que tienes dentro ni lo tocas...

—Te lo vuelvo a repetir; si me tienes ganas, me reclamas.

—¿Qué querías, pues? ¿Saber si me molestaba? ¡¿Para qué?! 

—Si en vez de ignorarme y retirarme la palabra hubieras estado dispuesto a escucharme, ahora lo entenderías. —Vigiló de soslayo las manos de Bill que registraban algo en su mochila—. Quería saber si eras posesivo.

—¿Qué? —torció el gesto con incredulidad.

—Síiiii, eres diferente al resto de omegas, apenas huelo dependencia en tí, así que deduje que tu forma de quererme... De quererme como alfa y comprometerte como mi omega sería igual que nosotros; por posesividad.

Bill extrajo de la mochila la caja de dulces que había comprado el alfa para la ocasión y la tiró por la ventanilla, con el coche a más de cien kilómetros por hora. La caja se estampó en la ladera verde perdiéndola de vista en un nano segundo, ante la estupefacción de Fenrir y la despreocupación airada de Bill.

—¿¡Por qué hostias has hecho eso!? ¿¡Eh!? ¿¡Qué puto tornillo se te ha caído ahora!? ¡¿Es que tenemos cinco años o qué?!

Bill ladeó la cara para mirarle fijamente con expresión parca.

—Tuviste la desconsideración y la poca vergüenza de no informar a tu Boss de absolutamente nada, y a mí menos. No voy a ponerte las cosas más fáciles, tienes mi compañía pero no mi apoyo, y no voy a permitir que te ganes el favor de mi familia conquistándolos por el estómago con una variedad de exquisitos dulces de la mejor pastelería de todo puto Londres —espetó—. Voy a quedarme de brazos cruzados viendo cómo un grupo de hienas devoran tu cadáver medio agonizante —Fenrir desorbitó los ojos—, contemplaré desde arriba tu cuerpo gimoteante arrastrarse por el suelo mientras te acribillan sin piedad...

—Eres... Eres lo más rencoroso que me ha dado la diosa Selene.

—... E incluso me uniré al escarnio en cuanto me supliques ayuda con tus últimos estertores-

IV En el corazón del lobo (Saga lobo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora