15 - Marca

218 17 36
                                    

Los brazos grandes y fuertes del alfa lo alzaron veloz como una pluma y lo llevaron al dormitorio con los corazones palpitando sincronizados.

"No te dejes marcar, céntrate, quinientas libras si le gusta mucho. Entrégate lo justo pero no-"

—Ahhhhh,  joder...

Unos dedos gruesos y ásperos se habían colado por la goma de la cintura de su pantalón desnudándole de un tirón. Tumbado en la cama, el alfa los desvestía gruñendo excitado con la boca repleta de dientes provocándole un jadeo necesitado de ese cuerpo enorme y musculoso que desprendía dominación absoluta y un deseo exacerbado por él. Sintió un alivio indescriptible cuando se cernió desnudo sobre él y descargó su cuerpo caliente desde la cintura, apoyándose de los codos para mantener el torso erguido. El omega gimió excitado por el contacto de su miembro enhiesto y grueso contra el suyo, las pulsaciones de su ano acrecentaron dolorosas en respuesta a las caricias del alfa con su glande en el anillo muscular dilatado, causando otra descarga torrencial de fluido.

—Págame menos, pero te necesito ya...

Fenrir sonrió engreído y palpó con dedos presurosos los pliegues empapados, adentró un dedo en su recto húmedo y lo deslizó hasta el fondo sin un ápice de resistencia causándole un respingo por la placentera intromisión y notando sus temblorosos muslos enroscarse en sus balanceantes caderas. Contempló sus claros ojos entreabiertos y esa boca que gemía con cada frote de sus pieles, el roce de sus miembros lubricados y su recto succionando con cada pulsación a su dedo. Pretendía saborear los labios sonrosados y rellenos del omega, pero su boca se vio atraída a ese cuello largo y lechoso que latía provocador expulsado feromonas de marcaje y la arrastró hasta alcanzar su destino. Se relamió la saliva chorreante de sus comisuras y comenzó a lamer lento y constante la glándula.

—¡Págame cien si quieres, pero móntame ya! Ahhhh...

Dos dedos no bastaban para saciar el hambre de su interior, sobre todo porque estaba tan mojado que estos chapoteaban en zona hueca gritando con su cuerpo ser llenado. Fenrir apartó la lengua de su glándula y rozó la punta de sus narices ronroneando grave.

—¿Me deseas?

—¡S-sí! —afirmó dentro de un gemido que el alfa sofocó con un repentino beso.

—Me estás gritando que te marque...

—No...

—Sí...

—Que no, ahhhh.

Fenrir extrajo los dedos bañados de denso fluido y le mostró cómo los dejaba limpios con su lengua. Se relamió el lubricante sobrante de sus labios y atacó fiero su boca mientras  empuñaba su erección y frotaba con la punta la entrada resbaladiza. A cada roce tentativo, la pelvis del omega sufría espasmos involuntarios buscando impaciente ser penetrado. El alfa introdujo su glande y con un movimiento firme le ensartó de una estoca profunda enterrando su henchido miembro hasta la empuñadura. Ambos gimieron alto con los músculos tensos al culminar el tan ansiado contacto. El alfa meneó la pelvis hacia atrás retirándose un poco y volviendo a deslizarse con un suave chapoteo en su pulsante interior. Se reacomodó con el codo en el colchón y llevó una mano a sus glúteos para alzarlo de las caderas y comenzar a penetrarlo más profundo. A falta de glándula, mordió incansable sus labios y se regodeó de los gemidos rotos del omega que emitía en su boca. El aroma penetrante a sándalo impactó en sus fosas nasales y aleteó drogado del grito mudo a entrega absoluta. Aumentó el ritmo y su fuerza buscando aplacar la necesidad de marcarlo, mordiendo y besando su cara con caricias desordenadas enroscadas en su cabello.

IV En el corazón del lobo (Saga lobo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora