39 - El pasado siempre vuelve

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La alarma de la pastilla anunció las ocho y Bill se incorporó entre quejidos para tomársela. Se levantó con cuidado de no despertarlo, pero de nada sirvió, su alfa dormía con un ojo abierto puesto en él. Lo ayudó a ducharse, curó sus heridas y después fueron a la cocina a desayunar.

—Quiero pedirte una cosa.

Sorbió de su té con leche en cuanto Fenrir se lo plantó delante, le dio un beso en la mejilla y se sentó frente a él para tomar su taza de café. Su mirada ojerosa, perdida, y la cara pálida de dormir mal.

—¿Qué necesitas?

—Quiero que despidas a Carrow y contrates a Mulciber. —Esa petición despertó al alfa mejor que la cafeína, levantó la mirada y lo observó ceñudo—. Detesto a Carrow y me niego a ser su compañero, Mulciber necesita un trabajo estable-

—¿Te ha comido la cabeza, o qué?

—Escúchame, por favor… —rogó suavizando la voz. Fenrir cabeceó afirmativamente y dio otro sorbo de café—. Descubrí que necesita un trabajo y no consigue uno estable por su expediente delictivo.

—No puedo ir de samaritano arreglándole la vida a todo aquel necesitado que se cruce en mi camino.

—Di más bien que tú no ayudas a nadie por puro altruismo.

—Ya sabes que no soy un santo.

—No necesitas ser un santo para hacer buenas acciones. Tiene omega y cachorros, su compañero no puede trabajar y él necesita mantener un total de cinco bocas. Fenrir, haz un ejercicio de empatía, por favor.

—Hago ejercicio de empatía las veinticuatro horas del día contigo. Se te olvida que siento lo que tú de forma constante.

—Extrapola la empatía a los demás y razona. Imagínate por un momento que tú eres Mulciber, nada de alfa poderoso con dinero e influencia en una mafia. Eres un simple alfa que ha tenido una vida de delincuencia por equis razones y me conoces, nos enamoramos y tenemos tres cachorros.

—¡Joder! Te juro que no me hace falta esforzarme para imaginarlo.

—Y luego yo enfermo y ves que todos dependemos de ti para subsistir, pero nadie te da trabajo. Te ves obligado a aceptar cualquier cosa en negro y a tener que machacar tu cuerpo cada cierto tiempo para ganar el dinero. Y si no, ¿Qué comen nuestros cachorros y yo?

—¡Robo! ¡Asesino! ¡Lo que haga falta!

—¡Te equivocas! Recuerda que no eres poderoso ni tienes a la Dark Brand para que te cubra las espaldas, un movimiento en falso y a la cárcel. ¿Y entonces, nosotros qué? —Sintió la empatía emanar del vínculo. Su alfa estaba realmente preocupado y sufriendo—. ¿Lo entiendes?

—¡A mí nadie me ayudó!

—¡Mentira! Piensa qué sería de ti sin la ayuda de la Dark Brand o de tus tíos. Además, Carrow es un inútil con la lengua larga fácilmente sustituible, y Mulciber hará lo correcto.

—¡Aaah! A eso vamos…

—¡Sí! Él no será capaz de dar palizas indiscriminadamente, tampoco abusará ni violará a los endeudados. Sabrá imponerse y hacer su trabajo sin cruzar la raya y vigilando que Travers no la cruce. Lo que me indigna es que aún permitas que lo sigan haciendo.

Su alfa cerró la boca de un chasquido, pensativo, después le miró fijamente con ojos enturbiados.

—¿Por qué me quieres? —preguntó en tono afligido—. No te caigo bien y me detestas, ¿Por qué me amas?

—¡No te detesto! No-no lo sé… Tal vez porque veo al niño, o quién pudiste ser si no hubieras sufrido tanto. Porque… a veces pareces otro alfa, uno de ensueño, a veces veo tu mejor versión, y me gusta…

IV En el corazón del lobo (Saga lobo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora