49 - Qué no diera yo por un beso

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El alfa rompió el silencio con voz gruesa y potente

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El alfa rompió el silencio con voz gruesa y potente. —Has pedido un vis a vis, ¿Es que ese alfa no te da lo que quieres?

—Fenrir-

—¡Mira que eres provocador, joder! Te atreves a venir aquí a restregarme en la puta cara ese asqueroso olor a jazmín reclamando lo que es mío.

Bill apretó los labios e inspiró hondo para calmar su creciente malestar, después habló. —Tú te has presentado apestando a mirra y cópula, no debes-

—¡No me jodas, omega! —estalló con la mirada vidriosa. Señaló sus corazones con un dedo, inclinándose al pelirrojo—. Puede que ese cuerpo no sea mío, pero ese corazón es mííío ¡Y se lo has dado a otro! —espetó, estrangulando un lamento en su garganta. Su expresión, más que rabiosa, comenzaba a ser doliente.

—Me-me dijiste que te olvidara, que fuera feliz con otro-

—Y lo conseguiste —sentenció, pronunciando esas palabras con un tinte de amargura.

Sus rostros muy juntos trasluciendo añoranza y deseo. Bill agachó la cabeza para no verse tentado de besarle y gimoteó en señal de sumisión.

—¿Me gimoteas? ¿Dónde cojones está tu carácter indomable? —Agarró su mandíbula con una mano y le obligó a mostrarle la cara. Cualquier excusa le valía para poder tocarle.

—¿Dónde está el Fenrir que ama, llora y es vulnerable? —susurró acariciando el rostro del alfa con su aliento.

—Lo mataste.

Bill negó con la cara congestionada a punto de llorar. —Me niego a creer que esa parte de ti haya muerto.

Fenrir hizo de tripas corazón e intentó no flaquear ante tal despliegue de necesidad y reclamo del omega.

IV En el corazón del lobo (Saga lobo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora