CAPÍTULO TRES
SORAYA AGUILAR
Estoy fuera de lugar desde el primer segundo, por estatus social y el vestuario de mercadillo. Incómoda bastante. Buscaré a Hugo para irnos rápidamente, es conveniente que lo haga, más allá que por el ambiente que me aplasta el orgullo a cada paso. Sé como es mi cuñado y, por ende, sé cómo actuará.
El club está consentido en detalles. Tiene una pared formada por pantallas que simulan el mejor cielo nocturno admirado, sin contaminación lumínica, brindando una sensación de estar en mitad de las montañas. Hay estrellas fugaces. Y, juraría, a pesar de la música, que emiten el sonido de aves nocturnas, algo peculiar que jamás será apreciado por el público para quién fue diseñado el lugar.
Voy a la zona de los sofás llena de parejas practicando el pase de saliva y manoseo. Mantengo el mínimo contacto, mirando con brevedad los rostros de desconocidos en búsqueda de Hugo y ahorrando las distintas escenas microondas.
Sigo abriéndome paso como puedo sin resultado. Tengo dos teorías; la primera, es que el club es inmenso; la segunda, es que con tanta público, caminar un metro parece caminar cuatro. La situación es tan cargante que huyo a la barra para respirar, apoyando la cabeza en la superficie interactiva, en la cual se forman pájaros a mi alrededor, como si salieran de mi cabeza. Está claro. El dueño es un obsesivo de las aves. Igual que yo.
—¿Mal día?
—Si esto es una encuesta de valoración por números y consideramos que el cuatro es lo más espantoso, cuatro —respondo inspirada acorde a la temática.
—¿Y si me dejas poner solución?
—No existe nada que pueda solucionar esta gloriosa iniciación hacía el apocalipsis —subo la vista para descubrir al hombre de cuarenta años que se ubica a mi lado —Aún así, muchas gracias por tu colaboración. Se agradece.
—Al menos deja que te invite a una copa —sonríe encantador.
—No sé —vacilo.
—Entonces deja que seamos tus Controladores quienes elijamos, Bird —pronuncia mi apodo en el juego sin perder la expresión de diversión —Después de la espectacular huida son muchos los que nos hemos unido a tus pequeñas travesuras, aunque tal vez haya influido la participación del Lamborghini.
—¿Eres el conductor?
—No niego tener un Lamborghini —moja los labios y pregunta —¿Dejarás que nosotros decidamos por ti?
—Solo por gratitud. No te decepciones si están en tú contra.
Abro la aplicación encontrando el mensaje de "Decisión Completada", un acumulado de veinte euros y dos mil controladores. Mi niña interior salta de alegría mientras propongo la siguiente decisión.
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CONTROL
Детектив / ТриллерUn juego, dos bandos; Indecisos y Controladores. Soraya vive su peor época. Sus padres murieron, su hermana la odia, su cuñado la sobreprotege, su vecino la esquiva, un fotógrafo la acosa, los problemas financieros aumentan... Siempre añadiendo alg...