042 - ANGELO SANTORO

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CAPÍTULO CUARENTA Y DOS

DEREK SALVATORE


Soy la burla de Alessandro.

Nunca correspondí el primer beso, algo que me hizo pagar, alargando la espera por un segundo. Fui digno de cada beso. Pague la estupidez de cada error volviéndome más astuto. Además, tengo que decir que, el error de nuestra cita no fue el restaurante, sino el creer que amaba. La frase debía ser: Estoy enamorado. Ella lo sabía, lo supo mucho antes que yo.

—No estás en mejor situación. Estás enamorado de Hugo, ignorante.

—Mentira. Es un hombre.

—¿Y?

—Un hombre debe amar a una mujer.

—Hay cucarachas del mismo sexo que aman y follan.

—Enfermizo.

—¿Quién te metió basura en el cerebro? —silencio. Sé que fueron los verdaderos enfermos que lo encerraron —Está bien que te guste él. No hay nada de malo en sentirse atraído por alguien del mismo género.

—Te he dicho que no.

—A mi si que no me gusta que lo he probado —queda impactado con la confesión —Día de borrachera. Nos habíamos pasado de copas. Hugo hablaba abiertamente de la orientación sexual, yo tenía curiosidad. Experimentamos. Salió mal. Él es bisexual, pero yo ni hetero soy. Soy Sorayasexual.

—Rodeado de mujeres parecía muy hetero.

—Que no te engañe —cuatro palabras y su ánimo cae en picado. Seguramente, por todas las veces que le creyó —Tiene por costumbre mentir aquellos que le importan. Y tú le importas. Mucho. Sigues vivo, aún cuándo cree que lo traicionaste.

—Tengo hambre.

Se llena la boca para no seguir hablando. Doy por concluido el tema, por ahora, lo pienso manejar al igual que el de Darley y Máximo. Cuando hay amor no debe perderse, aún si los protagonistas del romance son imbéciles. Soraya estaría conmigo. No tengo dudas. Se nos da bien entrometernos.

—Alessandro.

—No quiero hablar de él.

—De acuerdo. Pero necesito que hagas algo —selecciono el primer número agendado y se lo paso —Ha pasado mucho desde que ha sabido de ti y cree que podría hacerte daño. Dile que estás bien.

Voy a por un pequeño maletín que he recibido en el aeropuerto. Introduzco el código que da acceso a la inyección. A lo largo de la vida, lo he usado en siete ocasiones distintas. Damián, Darley, Hugo, Giovanni, Máximo, Pietro y yo mismo. Damián me lo prohibió con sus mujeres y novia, aunque estoy al tanto que lo hizo él. Y, la cuestión, no esperaba volver repetir el método tan pronto, sin embargo, soy responsable de Alessandro.

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