035 - VIEJOS AMIGOS

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CAPÍTULO TREINTA Y CINCO

DEREK SALVATORE


Espero paciente en el club Apocalypse, club de Damián y Soraya, ya que se lo regale tras la reforma. Ambos fueron partícipes, una con la decoración; y el otro, con la carta de bebidas exóticas. Las rarezas y excéntricas  están a la orden del día, así que no resultó extrañó que el agujero de mierda se volviera perfecto para la alta esfera. No me importó, sigue sin importarme. Más bien me alegro de su éxito, de sus beneficios. Ante la flojera que tiene Damián con los estudios, me alivia saber que algo se le da bien, aún cuando contó con la ayuda de mi mujer, sabe moverse. 

Al punto, Hugo me ha llamado tras recibir el mensaje. Imbécil, lo podría haber hecho tras el primer pagó que no llegó, no obstante, seguramente, en ese punto ya había caído en la telaraña de la zorra. Me ha citado. Y, ante su próxima visita, cien cucarachas armadas esperan en el piso de abajo. Un pequeño aperitivo. 

Sirvo una copa de mezcal, una de las bebidas del club, el cual contiene un escorpión en su interior. No es la única con insectos. Soy más de whisky o grappa, claro que no me he fijado mucho en la elección. Solo quiero beber un poco, fumar y esperar.

Vendrá furioso.

—¡Derek Salvatore! —grita, desde la planta baja a su llegada.

No hay música, ni baile. Se ha perdido en esencia.

Asomándome en el balcón visualizo la ira en sus ojos tormenta, a Boss y los cien próximos cadáveres que lo apuntan.

—¡Sabes que odio que me llamen así!

—¡Si tuviera ocasión lo escribiría en mayúsculas en tú lápida! ¡Lastima que te lanzaré a la fosa común con tus preciadas cucarachas! ¡Y luego me cagare en tú padre!

Cuando se actualice habrá un problema y cero excusas.

—¡Extrañaba tú humor!

—¡Traidor!

—¡¿Qué tal si lo hablamos?!

—¡Vengo a matarte! —escupe a un lado, la tormenta que carga está apunto de descargar —¡He pasado dos años en la puta sombra, cuidando a mi hermana mientras tú palabra se convertía en mierda, sin embargo, soy el de siempre!

—¡¿Cuidando a Soraya?! ¡¿O drogándote?!

—¡Metete en tus asuntos!

—¡Tú eres mi maldito asunto, Hugo! ¡Mírate! ¡Este no eres tú! ¡Ni siquiera te diste cuenta que había regresado por estar metiéndote mierda por la nariz! ¡¿Qué hubiera pasado si no hubiera regresado?!

—¡Nos abandonaste!

—¡Nunca tuve opción!

—¡Es demasiado mujer para ti!

CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora