CAPÍTULO DOCE
SORAYA AGUILAR
Érase una vez una Soraya feliz, hasta que conoció a la bestia, la cual le obligó a poner el despertador.
Uso la almohada para tapar las orejas. Maldigo a Derek y su mala sangre, lo hago por tener que madrugar. A las seis todos duermen, menos yo. Bueno. Sé que no es tan así, pero si para una inmensa mayoría en la que ya no puedo pertenecer, a no ser que me rebele.
Apago la alarma.
Cinco minutos no lastiman. Soy consciente que me enfrento a un acosador, aún así es imposible que averigüe mi infracción. Aunque, si existiera la mínima posibilidad, si él supiera de mi desobediencia, sería castigada. Vamos. Seguro que sí sabe, más habiendo reconocido habilidades de hackeo. Tal vez me espía a través de un satélite hackeado. Es capaz. Entonces, yo...
Enfrente de la incertidumbre escapo de la cama, antes de que se completen los minutos de cortesía con el sueño.
Inicio el día con una ducha rápida, recupero segundos vistiéndome con lo primero que encuentro y peinándome con los dedos. Conociendo la pauta, acudo a la cocina para realizar el menú, sin embargo, como es costumbre, está vacía. Seguramente, conociendo mi pobreza, creyó que usaría su tarjeta, pero no. No me conoce tanto.
Tocan al timbre.
¡Dios, ten piedad! ¡Viene a castigarme!
Soy incapaz de reaccionar. No abriré, no me someteré. Aquí se acaba la fase de sumisión.
—¿Quién es? —bosteza Hugo.
—Nadie. Ni caso. Seguro que se han equivocado —sacudo las manos con nerviosismo.
—Averigüémoslo.
Hugo camina a la puerta e imagino la próxima escena. Derek entrara en cólera al verlo, más sin camiseta y conociendo que ha roto con mi hermana. No preguntará, solo actuará. Atravesara su pecho arrancando su corazón. A continuación, lo hará a la sartén con sal y pimienta. Será mi desayuno.
—¡Abro yo!
Alcanzo el pomo antes que él y uso la mirilla, analizo el panorama. Aplaudo a mi imaginación retorcida. Derek es cabrón, pero no con el comodín que le ofrece mi cariño hacía Hugo. Si lo mata, me pierde. Lo sabe. Y, por ello, no es él quien está plantado frente al apartamento, sino que es un repartidor.
Me tranquilizo y abro.
—Buenos días. Creo que te has equivocado.
—¿No eres Soraya Aguilar? —pregunta, quitándose una lagaña.
—Si soy.
—Tú pedido. Y que aproveche —recibo la bolsa de papel.
—Gracias.
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CONTROL
Mystery / ThrillerUn juego, dos bandos; Indecisos y Controladores. Soraya vive su peor época. Sus padres murieron, su hermana la odia, su cuñado la sobreprotege, su vecino la esquiva, un fotógrafo la acosa, los problemas financieros aumentan... Siempre añadiendo alg...