071 - LIBERTAD (Parte 1)

4.4K 505 921
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


CAPÍTULO SETENTA Y UNO

ALESSANDRO SALVATORE


DOS AÑOS ANTES


Aguanto.

Soporto.

—¡Traga! —demanda.

No quiero. Que me golpee, que haga lo que quiera, pero no voy a tragar el líquido que ha salido de su pito.

La obediencia le excita, la desobediencia también, haga lo que haga estoy perdido.

Nací prácticamente aquí, seguiré aquí y moriré aquí. Es mi hogar.

Ojalá ser igual a ellos.

Quisiera...

Quisiera haber muerto antes de pensar, quisiera que mi cuerpo no se regenerá y me dejará morir en paz. Hace mucho que esto hubiera acabado.

—¡Traga!

Mantiene los dedos tapando mi nariz y la mano la boca, no me deja escupir, solo quiere que trague. Y yo persisto en no hacerlo. Aguanto con lágrimas corriendo por las mejillas desfiguradas.

Cierro los ojos como acto reflejo cuando levanta la mano. El golpe nunca llega, al menos no para mí.

Liberado de Agus escupo el semen.

Mi primo tiembla en el suelo asustado después de que el tío al que menos he conocido lo haya derribado. Incluso lo patea. Con la agudeza de mi oído logro diferenciar los huesos que le rompe. Dos costillas y el tabique nasal. Conozco los huesos de tanto que me lo han roto a mí.

Gina le gusta describir las heridas que causa. Cómo y dónde.

—Lárgate.

Agus no discute la orden.

Me preocupa que sea peor que todos los demás. De Angelo sé que no es alguien querido por los mellizos, y los otros, cuando muy extrañamente aparecen, descargándose en mí por un mal día, jamás lo mencionan. Son los Santoro y él, el más pequeño de los descendientes de Raffaello. Hablan más de mi tío muerto que de él.

Aunque no es la primera vez que lo veo.

En alguna de las ocasiones en que me han empleado como espantapájaros para que el sol me quemará la piel, lo he visto. Siempre solo, a excepción de un par de veces en que era acompañado por Lorenzo.

Nunca me ha mirado. No obstante, hoy lo hace.

Se sienta frente a mí dejando... ¿Cómo era? Si, lo tengo en la punta. Dejando una bolsa. Nunca he tenido una tan cerca. Y mi vocabulario, aprendido de escuchar, no es el mejor.

CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora