068 - ICH LIEBE DICH

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CAPÍTULO SESENTA Y OCHO

HUGO DE LEÓN


Me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obli...

Suelto precipitadamente la barra de doscientos kilos y voy a rendir cuentas con un saco. A nudillos descubiertos. Escapo del eco que me persigue, al menos lo intentó ignorando la migraña.

¿Cómo pudo decir eso?

He obligado en el pasado, también me he meado en sus caras después de correrme y antes de decapitarlos. No lo justifico. Mi modus operandi se caracteriza por la ausencia de empatía hacía las presas, aunque tampoco es justo decir que no merecieran dicho final.

Conozco las expresiones de quien he sometido, es por esa razón que juro no haber forzado a Alessandro, aún así, al escuchar esas palabras de sus labios, y en referencia a mí, simplemente, enloquecí.

Ya estaba rabioso al quedarme sin la cita que iba a camuflar como salida de amigos para que estuviera cómodo, pero no debía decir eso, ni siquiera por los celos que no debí dejar existir.

¿Qué culpa tengo yo del silencio?

Los celos lo hacen más adorable, aparte significa que la mierda que siento es correspondida. Ambos lo sabemos, lo que, como buen Salvatore, su cabezonería persiste en etiquetarnos de enfermedad, así que creí conveniente no desmentir sus pensamientos a causa de las marcas.

Death piensa igual, Soraya no. Ella confía en mí. Claro que juega ventajosa al saber la causa. Por otro lado, a mi no me marcan, menos el cuello, aquel que se ha acercado no ha tenido un final feliz.

Me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obli...

Scheisse!

Después de cuatro horas de intenso ejercicio acudo a la ducha a revivir la follada con mi cachorro. Sujetando la polla recupero el pasado. Mejillas rojas, respiración irregular y gemidos, exquisitos gemidos. Contabilizaba sus latidos al minutos a través de la sangre viajando por la vena de la yugular, empeorando así mi dureza mientras que me acept...

Me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obligó, me obli...

La erección cae antes de finalizar.

Ignoro el acontecimiento quitándome el sudor con una ducha larga de agua fría. Estoy en mi peor momento. Es jodido. Más para un adicto. Es mi forma escapar del campo de batalla, de los cadáveres, aunque desde que conocí a Soraya la paranoia iba aflojando y no requería distraerme con sexo, hasta que se extinguieron.

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