CAPÍTULO CATORCE
DEREK SALVATORE
Aborrezco a la humanidad. Más cuando una repulsiva cucaracha no me entrega aquello que exijo por derecho.
Me desplazo por los pasillos de la vieja mansión italiana ignorando las involuntarias reverencias de las cucarachas. Antes era más insoportable, cuando no comprendía que era por naturaleza.
Voy a las mazmorras. Al igual que en la casa principal de España, la de Italia tiene las celdas cargadas. Desconozco la razón de su condena, aunque sé que son culpables a falta de un juez. Nuestras leyes son sagradas. No hay malas interpretaciones, ya que los verdugos somos quienes las escribimos.
No me apasiona estar aquí. Después de dos años sin mi mujer prefería estar fastidiando su día, pero la cuenta de nuestra tragedia sigue en negativo y no me detendré hasta alimentar los gusanos con los responsables. Por otra parte, también es excusa para alejarme de ella. Cada grito, cada golpe. No soy así.
Alcanzo la puerta que únicamente puede abrirse con la llave que cargo. Estancia mohosa y lúgubre. A diferencia de las otras, los barrotes son paredes impidiendo comunicación alguna. Sin filtros de luces. El puto paraíso para los insectos y la ratas atraídos por la putrefacción del próximo cadáver, el cual cuelga como venado en el centro.
Me quito el jersey y armo las manos con guantes reforzados y los pies con botas de punta metálica. A continuación, hago que el sujeto reaccione tirándole el contenido del cubo que siempre dejó a sus pies. Mezcla de fluidos. El perfume diseñado para mis enemigos. Huele a putrefacción de mierda parida a través de la deformación de un culo de ballenato.
—Buongiorno.
—Figlio di puttana —me insulta y mira a través de sus ojos moribundos.
Ya no hay el miedo que había en nuestro primer encuentro. Apenas han pasado unos días de eso, sin embargo, es consciente de su destino y ha aprendido a no temer el desenlace.
—Nome.
—Vaffanculo! —me escupe una mucosidad rojiza.
—Nome —repito, ignorando el escupitajo.
—Come sta la puttana di tua moglie?
(¿Cómo está la puta de tú mujer?)
De un golpe quiebro las dos costillas que se suman a las anteriores tres. Desde que iniciamos ha demostrado ser un sujeto con suerte, ya que ningún hueso al romperse ha perforado alguno de sus pulmones. Continúo soltando los puños y los pies, ejercitándome como si fuera una sesión de kick boxing. Inicio con suavidad y retirado de la cabeza, a pesar del placer que resultaría abrir su cráneo como si fuera un coco. Un mal impacto y me quedo sin respuestas.
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CONTROL
Mistério / SuspenseUn juego, dos bandos; Indecisos y Controladores. Soraya vive su peor época. Sus padres murieron, su hermana la odia, su cuñado la sobreprotege, su vecino la esquiva, un fotógrafo la acosa, los problemas financieros aumentan... Siempre añadiendo alg...