070 - VIBORA

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CAPÍTULO SETENTA

DEREK SALVATORE


—Podemos hacerlo hoy mismo —le digo a Cheese, soportando la mirada matadora que me dedica Hugo.

Quizás Alessandro haya perdonado el golpe, pero yo no tengo la misma facilidad que él. Mi deber es proteger a mi familia, aún si eso hace sangrar una amistad que ha sido por años indestructible, hasta que se metió con mi hermano.

Somos inocentes de quienes amamos, aún así la inocencia y las historias de amor se pueden pudrir si eso significa herir. Compartimos la carga, aunque lo que yo hice fue siempre por Soraya, lo suyo es por egoísmo, porque siendo el fuerte de la relación y sabiendo de los daños de Alessandro, tendría que haber soportado por el bien de quien alardea amar.

Amar significa sacrificarse.

Por otro lado, estoy complacido con la decisión de Cheese. Ya era hora que dos de los grandes pilares hicieran las paces. Aún no se ha producido, pero por mis cojones que los hermanos se reconcilian. Teníamos un plan B con Soraya. Sí Cheese se negaba íbamos a recurrir a la clásica. Encerrarlos en un cuartucho.

—¿Después de trabajar?

—Antes quiero pasar por casa.

—¿Quedamos en la noche?

—A las nueve.

Quedamos en encontrarnos en la mismísima entrada de la empresa y mandó un mensaje a Soraya, no tarda en responder lo que ya sé, ella, al igual que yo, quiere estar a primera fila. A segundas también escribo a Spark, me importa una mierda lo que responda, únicamente le informó, además, de tener un plan lo cancelerá, ella es la tercera interesada por el encuentro.

—Dicho esto. Empecemos la reunión.

—¿Y él? —cuestiona por Hugo.

—A él que lo jodan —sus ojos asesinos caen en Cheese, sabiendo las altas posibilidades de que vaya armado y que puede que acabe usando dicha arma, decido posponer el trabajo —Lo dejamos para mañana.

Cheese sale vivo del despacho.

Hugo camina por el sitio como si estuviera aquí por primera vez, con pasos profundos y que dictaminan su cabreo, más lo estoy yo, y no voy a ser complacido por una disculpa que nunca pronunciará. Hugo y yo no gastamos saliva para estupideces.

—¿Qué es lo que traes?

—Eres una puta de carretera. Barato y usado por cualquier basura humana de gustos pésimos.

—Mejor ellos que tú.

Abalanzado sobre mi usa una navaja para apuñalarme más de cinco veces antes de que lo desarme, y aún así recibo más con una segunda. Me da igual cuanto lo haga, no con Alessandro.

CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora