020 - HERMANO

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 CAPÍTULO VEINTE

SORAYA AGUILAR


La primera vez bajando las escaleras a la espalda de Alessandro no tuvimos suerte de caernos, subiendo tenemos la misma. Lo agradezco, en está ocasión no estoy con el modo destruir activado.

Quiero llegar a la comodidad de la cama de tornillos oxidados y dormir como si no hubiera un mañana.

—¿Qué haces con ese? —pregunta despectivo.

—¿Qué haces herido?

Silencio. Hay silencio en la subida de varios pisos hasta que vuelve a hablar con una obviedad.

—He preguntado primero.

—Y yo segunda.

Blanquea los ojos llegando al último escalón y le respondo con una mueca infantil, provocando la sutileza de su sonrisa herida. Me preocupa. He conocido en él un gran chico alocado, inmaduro y bocazas.

"Chúpame la polla" —le dijo a mi acosador.

Dado que no practico el italiano, no sé qué más han hablado, pero estoy seguro que no ha sido nada positivo. Si continúan estos encuentros, está muerto, Derek lo matará como el asesino que es.

Alessandro avanza ignorando mi puerta.

—¿Olvidas dónde vivo?

—Voy a secuestrarte un rato para que no se diga que solo el capullo puede hacerlo.

Se detiene en su entrada, me ayuda a bajar y me retiene para que no caiga como un ciervo recién nacido.

Los primeros pasos me matan, aunque pronto me quedo quieta dando un vistazo al apartamento de Alessandro.

Vivimos en el mismo bloque antiguo. Sin embargo, comparando las viviendas, son la noche y el día. Nuestros muebles lloran desconsolados para que les adelanten la jubilación, los suyos muestran un aspecto fresco, como si recién los hubieran comprado. Además, huelen a caro, mezclado con pintura fresca en las paredes. Claro que también se le ha olvidado quitar el precio a uno de los objetos, el cual decido ignorar por el dolor que causa a mis bolsillos vacíos.

—Tienes buen gusto.

—Supongo —se pasa la mano bajando el cabello —El tener dinero ayuda. Es gracias a Control y mi nivel de popularidad dentro del juego.

—¿Hay ranking?

—Si, soy el primero —la noticia me pilla por sorpresa, aunque no he de preocuparme de que me entre alguna mosca, ya que aparte de haber renovado el mobiliario, hay una limpieza profunda. Capaz tenga asistente —¿Tienes hambre? Tengo toda la comida chatarra del mundo con cantidades indecentes de azúcares, grasas y sal —se cambia el jersey por una camiseta corta, tarda el tiempo suficiente para que pueda enumerar los puntos morados. No es únicamente la cara, es que un hijo de puta se ha aplicado a gusto con su cuerpo ——¿Se te antoja mi cuerpo?

CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora