045 - SANTORO

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CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO

ANGELO SANTORO


Más de tres décadas han pasado y los eventos pasados y presentes solo me llevan al mismo punto de siempre, el mundo tiene que ser corregido. Sin importar los métodos. Ni muertes.

Cruzados de brazos moriremos.

Trágica realidad.

Sasha Santoro. Leo la tumba, lejos del panteón familiar, aún así se la enterró con marca para que todos recordarán sus pecados. Siempre fue problemática. Sus pensamientos iban en contra de los principios de los Santoro y La Orden, creía firmemente que los inhumanos merecían igualdad, que las leyes debían ser adaptadas y que el mundo debía conocer su existencia. Vivía de sueños que la condenaron a más de un castigo, aún así era terca. Sin ser suficiente cometió un crimen peor que el ir en contra de la corriente. Tuvo un hijo de la muerte fruto de una violación. Si tan solo hubiera sido inteligente habría abortado y seguiría viva.

Huelo la rosa blanca que sujeto. Tan delicada y pura.

—¿Me hiciste llamar, tío? —pregunta August.

August, primogénito de Lorenzo. A sus veinticuatro años es un chico sin pelos en los huevos. Gallina, sin valía. Cuando los licántropos han atacado en alguna de nuestras instalaciones su instinto ha sido el de esconderse, nada que ver con su melliza, la cual da algo de esperanza a Lorenzo. No obstante, para buscar a los futuros grandes combatientes hay que ir con Mariella y sus varones. Los mayores ya han demostrado su espíritu sin fallar ninguna misión, se espera lo mismo con el niño, aunque todo lo bueno tiene su parte contraproducente, esa es su hija. Nicoletta es su ponzoña.

—Acércate.

Se acerca cabizbajo. Tras cuatro días los moratones que dejaron mis golpes están en su máximo esplendor. Fui muy blando.

—No voy a pegarte, August. Creo que ambos entendimos muy bien lo que pasó en aquel lugar. Y tuviste suerte que no fuera tú padre —aplasto la rosa clavándome las espinas. Los pétalos destrozados y la sangre caen encima de la tierra que nunca albergará un ramo —Deshonras nuestro apellido, así como la puta de Sasha lo hizo al parir el engendro de la muerte.

—Tío, yo...

—¿Solo es él o hay más?

—Solo él. No fue por placer, es porque se lo merece. Su padre violó a nuestra tía, murió por su culpa —repugnante excusa. Los rumores cuentan que han habido otros, rumores sin confirmar, pero con su actitud es incuestionable la veracidad que se escucha entre prisioneros. Es tan insignificante que busca su hombría abusando de quien no puede defenderse —¿Se lo dirás a mi padre?

—Yo no soy el enemigo, soy tu tío. Y te he llamado para que comprendas que tus acciones te perjudican. Puedes ser un gran combatiente, pero si sigues por este camino te recordarán de la misma forma que Sasha.

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