034 - HILOS

15K 1.3K 1K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


 CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

DEREK SALVATORE


CATORCE AÑOS ATRÁS

13 DE NOVIEMBRE


El profesor reparte los exámenes corregidos a todos los alumnos que están ubicados al lado opuesto a mi. Con las mesas unidas, tratando de estar lo más apartados de mi. Inicia el nuevo temario sin darme el mío. Se centra en los demás como si fuera un fantasma, no es el único docente que lo hace, pues en todas las asignaturas sufro lo mismo, soy invisible. Siempre ha sido así desde que lo recuerdo. Vacío. 

Si insisto en pasar por esto es por Máximo. Él cree en mí, yo en sus creencias. Sin embargo, desde que se fue a estudiar a una de las más prestigiosas universidades de Canadá, los días me atormentan de más. Quiero desaparecer. 

Apunto los conceptos que no entiendo del profesor, levanto la mano para preguntar sin resultados. Nadie se detendrá por mí. Nunca tendré la oportunidad de hablar demostrando que no soy temible. Existo, más el mundo no quiere que lo haga.

Suena la sirena de descanso. Todos recogen como si estuvieran en la cuenta atrás de una explosión y salen, aunque podrían ir más despacio, ya que me mantendría quieto para no perturbarlos.

Voy a por mi examen. Otro diez. Máxima cualificación en todas las asignaturas, a excepción de historia. No consigo retener los nombres de los grandes supuestos héroes de la historia, así que con mucho esfuerzo, apenas obtengo un pasable cinco. Aún así, a la hora de la verdad, me dan un diez por miedo. Tengo que autocorregirme.

Voy al patio con el camino despejado. Termino el mismo banco odioso de siempre, a una distancia prudente de los estudiantes que juegan a fútbol mientras que descubro el desayuno preparado por Nana y su mensaje.


"Sonríe. Tú sonría se esconde, pero cuando la encuentres serás capaz iluminar las tinieblas que te acosan"


No quiero sonreír, quiero llorar. Pero las lágrimas no aportan.

Terminando de comer repaso la siguiente materia. Biología. La pelota de los chicos cae a mi lado, uno de ellos pretende recuperarla, pero al verme se paraliza. Me agacho para lanzarla, aún así, al volver a mirar todos han huido y lo único que puedo hacer es recoger mis cosas, dejando la pelota al centro de la pista.

El día no cambia.

Al salir del instituto, el chófer me espera con miedo y sujetando la puerta del Alfa abierta. Lo ignoro. Me voy solo andando. Hoy no es uno de esos días que me apetezca llegar pronto y encerrarme, pues siendo mi cumpleaños, seré recibido por una fila de chicas desnudas y arrodillas para escoger con supuestas intenciones de sexo. Nunca las tocó, pero si les pido que lo aparentan, ya que nadie gusta del cabreo de Enzo. Si no fuera suficiente, mi cumpleaños ya es conflictivo por sí, ya que es un recordatorio que el primer humano que me rechazó fue mi madre. Se quitó la vida pariendo.

CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora