Capítulo - 10

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Ally / En casa

Viernes 1 de septiembre - 17:55

- ¡Oh no! ¡La bruja malvada ha robado todas nuestras joyas! - mi hermana pequeña, disfrazada de princesa se está metiendo muy en su papel.

- ¡No! ¿Qué vamos a hacer ahora? - simulo estar muy preocupada, ya que dentro del juego representa que somos dos princesas en apuros.

- ¡Hay que derrotar a la bruja! Y para eso, tendremos que bebernos la pócima mágica. - a continuación me da un vaso con un batido que ha hecho cuando no la vigilaba, que no parece tener muy buena pinta.

Antes de beberme este potingue, lo huelo y me entran unas náuseas indescriptibles.

- Kelly, ¡no me voy a beber eso! ¡Huele fatal! ¿Qué le has metido? - mantengo alejado el vaso de mi alcance.

- Pues cosas buenas... Leche, galletas, sirope, patatas fritas, plátano, y un trozo de pizza. ¿De qué te quejas? ¡Todo eso está riquísimo! - me intenta convencer.

- Pero todo mezclado no va a estar bueno. - le explico. - No puedo beberme esto, y tú tampoco, que te va a doler la tripa.

- ¡Jo! ¡Eres una aguafiestas! No te has querido disfrazar, ¡y ahora me dices que mi pócima mágica es mala! - me siento mal por ella, pero todavía no entiende que me pide demasiado.

- A ver, no puedo vestirme de princesa porque ninguno de tus disfraces me cabe, por eso solo me he puesto esta corona de plástico. ¡Y esta bebida es incomible! - intento que me comprenda pero ella frunce el ceño, parece que se ha enfadado.

Toda mi família nos dice a Kelly y a mí que somos como dos gotas de agua, porque a pesar de que nos llevamos casi diez años de diferencia, tenemos las mismas facciones, la misma melena ondulada y oscura, los mismos ojos de color miel, y la misma sonrisa. Pero la verdad es que mentalmente no nos parecemos en nada. Mientras que yo soy muy organizada y me gusta tenerlo todo planeado, ella es caótica y siempre improvisa ante cualquier situación.

Antes de que pueda hablar con Kelly, para que no se enfade conmigo, suena el timbre de casa.

- ¿Son papá y mamá? - mi hermana se levanta más animada.

- No, todavía están trabajando, ya sabes no que llegan hasta las ocho... - le recuerdo y su cara se llena de pena.

- Entonces, ¿quién es? - me pregunta curiosa.

- No lo sé... - de repente me acuerdo de algo que había olvidado completamente. - Ostras, ¡se me había olvidado de que hoy venía Bryce a casa! - bajo las escaleras rápidamente y Kelly me sigue.

- ¿Bryce? ¿Quién es Bryce? ¿Es tu novio? - se la ve muy interesada por mi vida amorosa, y la pobre no sabe que Bryce es solo mi alumno.

- No, no... Es un chico a quien le tengo que dar clases particulares. - le cuento pero parece que ella no me cree. - Hoy es nuestra primera clase, y habíamos quedado en mi casa, pero lo había olvidado por completo. - doy un largo suspiro. - Kelly, necesitaremos tranquilidad, y no quiero que nos molestes, ¿entendido? - ella asiente con la cabeza.

A continuación abro a Bryce, que al verme se empieza a reír.

- Buenas tardes, princesa. - ¿Princesa? ¿A qué ha venido eso? ¿Pero este tío de qué va?

- ¿Perdona? - pongo los brazos en forma de jarra y lo miro molesta, no sé a qué ha venido este comentario.

Bryce se acerca un poco a mí y me quita la corona que tengo en la cabeza, y ahora todo cobra sentido.

- Oh, qué tonta. - digo avergonzada. - Perdón, es que estaba jugando con mi hermana pequeña.

- No pasa nada... - se ríe y entra en casa. - Vaya casoplón, ¿eh?

Justo antes de que pueda contestarle, Kelly aparece.

- ¡Hola! - saluda a Bryce y él se agacha para ponerse a su altura.

- Hola, tú eres la hermanita de Ally, ¿no? - le dice con una sonrisa amigable.

- Sí, y tú eres su noviecito, ¿no? - ay por favor, tierra trágame.

- No, no... Soy solo su alumno. - se ríe, y al contrario que yo, no parece nada avergonzado.

- Jolín, por una vez que un chico mono viene a casa... - cruza los brazos.

¿Mono? ¿Bryce mono? Pues no sé, nunca me lo había planteado, siempre lo he visto como un niño tonto que quiere llamar la atención haciendo bromas y chistes que no hacen gracia... Pero lo cierto es que no está mal. Tiene una simetría perfecta en su rostro, una mirada sincera, y una sonrisa bonita. Su piel oscura no tiene ni un solo grano, al contrario que mucha gente de nuestro curso, que todavía tiene algún que otro granito, es por eso que en este ámbito es la envidia de muchos. Tiene su pelo negro y rizado recogido en muchísimas trenzas cortitas, que le dan mucha personalidad. Y para terminar, está muy en forma, algo que no me sorprende ya que juega al béisbol desde muy pequeño.

Pero bueno, la belleza es una cosa y el amor es otra. Se podría decir que Bryce es guapo, pero nunca podría enamorarme de alguien como él, le falta madurez. Por lo tanto, lo siento mucho por mi querida hermanita, pero no va a tener al chico mono como cuñado.

- Bueno, vamos arriba... - intento cambiar el ambiente. - Hoy te ayudo con mates, ¿no?

- Sí, qué ilusión. - dice en un tono sarcástico. - ¡Me encantan las mates! - su estúpido comentario en contra de mi asignatura favorita me hace reír, no entiendo porqué.

Red RouletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora