Capítulo - 24

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Leo / En el polideportivo

Martes 31 de octubre - 22:58

Esto es lo más. Música, comida, baile, chicas... ¿Qué más puedo pedir? Lo único que me arruina la noche es saber que en media hora tendré que jugar a la Red Roulette, pero de momento procuro no pensar mucho en ello.

Estoy bailando con dos chicas del club de animadoras, cuando de repente, veo a Klaus entrar al polideportivo con su amargura de siempre. Lleva un disfraz muy simple, pero elegante: va con un traje negro normal y corriente y un pañuelo rojo en el cuello, y en el bolsillo tiene una partitura, así que deduzco que va disfrazado de algún músico famoso.

Como está solo, decido dejar a las chicas e ir a hablar con él, ya que a pesar de no ser amigos íntimos, este año hablamos más por toda la movida de la ruleta.

- ¡Ey, Klaus! ¿Qué tal? Me mola tu disfraz de Mozart. - quizá estoy siendo demasiado enrollado.

- Beethoven. - me corrige. - Mozart llevaba las horrorosas pelucas del siglo XVII, y Beethoven siempre tenía el pelo desordenado como yo, a ver si aprendes a distinguir.

- Ah, ¡cierto! - ahora caigo. - Además, Beethoven era ese que estaba siempre amargado, ¿no? Te pega. - se me escapa eso último.

- Qué simpático. - suspira y acto seguido se centra en mi disfraz de Hermes. - Sabes que los dioses griegos no son personajes históricos, ¿no?

- Me la pela. - no tengo nada más que añadir. - Oye, ¿tú no venías con tu amiguita?

- Oh, ¡ahora te interesas por Gwen! - finge estar asombrado - Ella sí que te la pela, pero en el otro sentido. - se ríe de su propio chiste.

- ¡Pff! ¿Pero qué tonterías dices? Tiene novio, ¿sabes? Nunca me fijaría en alguien que tiene pareja, bueno y si estuviera soltera tampoco me fijaría en ella. - este chico se está montando unas películas dignas de un Premio Óscar.

- Que sí, que sí... - dice sin tragarse nada. - Está en la azotea del colegio traficando, me ha dicho que tiene que aprovechar esta noche, ya que tendrá muchos clientes.

- Joder, esta chica es increíble... - me río. - Bueno, pues yo me piro, ¡adiós Mozart! - le vuelvo a llamar por el nombre erróneo para hacerle enfadar.

- Vete a la mierda.

Abandono el lugar y subo a la azotea, y efectivamente, allí se encuentra ella. Está con unos enanos de noveno grado, vendiéndoles hierba.

- Muchas gracias, maja. - le dice uno de los chicos satisfecho con la droga que ha comprado. - Bueno, pues nos vamos ya, ¡buenas noches!

Cuando los chicos se van, yo me acerco a ella, que me mira extrañada.

- ¿Y tú qué haces aquí? ¿También quieres María? - cruza los brazos.

- Qué va, solo venía a tomar el aire, no sabía ni que estabas por aquí.

Me acerco a la barandilla de la azotea, y Gwen se coloca a mi lado. Mientras yo observo la ciudad, ella enciende un cigarro y se pone a fumar.

- Vaya puta mierda de disfraz. - dice en una pequeña carcajada.

La miro y veo que ella ni siquiera va disfrazada. Qué raro, Gwen pasándose las normas por el culo...

- Bueno, ¿y tú qué? ¿Te has enterado de que teníamos que ir disfrazados de personajes históricos?

- Sí, es que voy de mí misma, soy un personaje muy importante para la historia de la humanidad. - a continuación da una calada a su cigarro.

La miro con deseo, pero no por ella, sino por lo que está consumiendo, el olor a tabaco es muy tentador para mí.

- Oye, ¿me puedes vender un cigarrillo?

- Lo siento, este era el último. - me mira con lástima y yo me desilusiono. - Pero no te pongas así, hombre. - inesperadamente, me ofrece su cigarrillo.- Te lo puedes acabar, si quieres.

Lo tomo agradecido, y mientras fumo ella recibe una llamada. Gwen se aleja un poco de mí para hablar por teléfono, y la oigo discutir con la persona que la ha llamado. Después de casi diez minutos, cuelga el teléfono y vuelve a acercarse.

- Eh... ¿Va todo bien? - le pregunto para no parecer un desinteresado.

- Era mi novio. - indirectamente, ha respondido a mi pregunta. - El muy pesado, quiere saber qué es lo que estoy haciendo, con quién estoy, a qué hora me iré, ¡lo quiere saber todo! - me responde irritada.

- Joder, ¿y siempre es así?

- Sí, bueno... Es que su anterior pareja le puso los cuernos, y ahora tiene un trauma, por eso es un poco controlador conmigo. - joder, "un poco" dice. - Tiene motivos para ser así, ¿sabes?

- ¿Qué motivos ni qué motivos? ¡Eso no es ninguna excusa! Vale sí, puede tener inseguridades con las relaciones, ¡pero eso no le permite ser así de tóxico contigo!

- ¿Tóxico? Oye, ¡mi novio no es tóxico! ¡No te atrevas a hablar así de él! - me replica.

- Claro que lo es, todo eso que me has dicho que hace es propio de una persona tóxica. ¡El problema es que seguramente tú no te das cuenta porque él te lo justifica todo con su trauma! - le hago ver la realidad.

- No me tomes por tonta, ¿vale Leo? Conozco a mi novio mejor que tú, y no tienes ningún derecho a opinar de mi relación. - me grita. - ¿Acaso critico yo al imbécil de TJ o a la puta de Cassie? No, ¿verdad?

- Y más te vale no hacerlo nunca delante de mí. - digo realmente enfadado por ese último comentario que ha hecho sobre mis amigos.

Doy una última calada al cigarro, lo tiro al suelo y lo piso.

- Que te den. - tras decir esto me largo. 

Red RouletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora