Melanie / En el Derry's Berries
Viernes 22 de septiembre - 18:33
¡No la soporto! ¡La odio a más no poder! ¿Por qué hace esto? ¿Qué le he hecho yo? ¡Nada! Es la peor persona que he conocido jamás. No me quiero imaginar lo que tienen que soportar sus padres... Ya me jodería tener que estar nueve meses embarazada para dar a luz a un ser como ella. ¿Y por qué todos la adoran? ¡No lo entiendo! Solo por ser guapa tiene que ser la más popular del insti, ¡la abeja reina! Y todos los chicos tienen que ser sus lameculos, porque no tienen nada mejor que hacer que ir detrás de esta pava.
Me ha hecho quedar en ridículo, y seguramente me van a despedir por lo que le he hecho, cuando lo tenía bien merecido.
En fin, estoy en el vestuario que tenemos los empleados, cambiándome para irme ya de este lugar, y me da igual que no me pueda marchar todavía, yo en este sitio ya no vuelvo jamás. Estoy guardando los putos patines en mi taquilla cuando oigo que llaman a la puerta. Supongo que será alguna de mis compañeras de trabajo, que querrá hablar conmigo sobre lo sucedido.
- Adelante, la puerta no está cerrada con llave, así que puedes entrar. - respondo.
La puerta se abre, y alguien entra en el vestuario. No es ninguna de mis compañeras, es ella, ¡la puta desgraciada que me ha dejado en ridículo y que ahora tiene los santos cojones de venir a verme!
- ¿Qué coño estás haciendo? ¡No puedes estar aquí, Cassie! ¡Esto es solo para el personal! - ahora que ya no estamos en público puedo permitirme el lujo de gritarle.
- Ya. No sigo las normas ni en el colegio, y te esperas que las vaya a seguir fuera. - encima se atreve a vacilarme.
- Mira Cassie, no quiero hablar contigo, ¿vale? Pírate. - creo que he sido muy clara con ella.
- Es que no he venido para que hablemos, no todo gira en torno a ti, guapa. Si estoy aquí es porque quería cambiarme, pero los baños femeninos están ocupados. - esta chica tiene que estar de coña.
- ¡Tú lo flipas! Después de todo lo que has hecho, ¿esperas que te deje usar este vestuario para cambiarte? - me río en ironía.
- Bueno, no tendría que cambiarme si alguien no me hubiera echado un batido por encima. - ahora quiere hacerme sentir culpable.
- Y yo no te hubiera echado un batido por encima si no hubieras actuado como una idiota. - le contesto cabreada.
Cassie, al contrario que yo, se lo toma todo a risa.
- ¡Uy! ¡Ya empezamos con los insultos! - se ríe. - Mira, yo entiendo que me odies, al fin y al cabo supongo que todo se debe a la envidia que me tienes... - vale, esta tía se ha fumado hierba de la buena.
- Me tienes que estar tomando el pelo... ¿Por qué te tendría que tener envidia? - le pregunto, aunque sé que su respuesta no será muy sensata.
- Pues está claro... ¿Tú me has visto? Soy guapa, estoy buena, ¡y puedo tener a cualquier chico!
- Puedes tener a cualquier chico, ¿o cualquier chico te puede tener? - creo que este ha sido el comentario que más le ha hundido, porque su sonrisa se ha desvanecido en un abrir y cerrar de ojos.
- Bueno, eso da lo mismo... - dice ofendida. - A ti lo que te da rabia es que te mueres por TJ y no te hace ni puto caso, y en cambio yo he follado con él mil veces, en mil lugares y de mil maneras distintas. - vuelve a un tema donde sabe perfectamente que puede ganar poder. - Acéptalo Wöhler, me tienes envidia.
De repente, Cassie, en medio de la discusión, se empieza a desabrochar su camisa. ¿Y ahora esta qué hace? Ah cierto, que tiene la camiseta hecha un asco y se tenía que cambiar... Joder, y no había mejor momento, ¿no? ¡No me ha ni dejado responder a su estúpido comentario! En fin, me giro para darle privacidad mientras se cambia de ropa, y oigo cómo se ríe.
- ¿Y por qué te giras tú ahora?
- ¿Porque te estás cambiando a lo mejor? - digo todavía dándole la espalda.
- Ay por favor, ¡que somos chicas! Creía que a pesar de todo había un poco de confianza entre nosotras. - sí, mucha confianza le tendré a ella. - ¿O es que ahora ya ni me puedes ver sin camiseta?
Al oírla entro en razón, solo se ha quitado una camisa y nada más, no es para tanto. Me vuelvo a girar y la veo poniéndose un jersey blanco que combina perfectamente con su falda, que no sé de dónde lo ha sacado, la verdad, supongo que las chicas populares siempre tienen ropa para cualquier situación.
- ¿Por qué te has girado? ¿Te intimido o algo? - la chica sigue con sus vaciles. - ¿Acaso te pongo?
- ¿De los nervios? ¡Y tanto! ¡Me pones de los nervios cada maldito segundo de mi vida porque eres insoportable! - le respondo irritada. - Venga, ya has conseguido lo que querías, ahora vete.
- Está bien, está bien... - ahora se acerca a la lavadora que tenemos para limpiar nuestros uniformes. - Bueno te dejo mi camisa aquí, ¿vale? El lunes paso a recogerla. - esta tiene un morro que se lo pisa.
- Pero, tú te crees que estás en tu casa, ¿o qué? - la regaño. - Vamos a ver, primero me vacilas con lo de los batidos de las narices, luego te cuelas en el vestuario de los empleados, después te cambias aquí sabiendo que antes te he dicho que no lo hicieras, y ahora tienes el descaro de dejar tu ropa en esta lavadora. - Cassie sigue sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento. - Yo ya no voy a trabajar más aquí. Seguro que me despiden por lo que te he hecho, y si no lo hacen pienso dimitir porque esto es una mierda, por lo tanto, si el lunes vuelves a por tu camiseta, a mí no me busques. - le advierto. - Y por cierto, espero que a partir de ahora no vuelvas a molestarme más, ¿entendido? Porque hoy te he tirado un batido por encima, ¡pero la próxima vez serán ladrillos!
- Vale.
- ¿Vale? ¿Como que vale? - después de todo lo que le he dicho, y solo se limita a responderme esto.
- Pues eso, que vale. - dice con indiferencia. - La semana que viene ya llevaré un casco para amortiguar los golpes de tus ladrillos. - no parará nunca de hacerse la graciosa.
- ¿Tú eres tonta?
- Sí, es que soy rubia. - se acomoda el pelo como si estuviera en un anuncio de shampoos.
- Cassie, haz el favor de irte ya. - ahora ya no estoy enfadada sino harta de ella. - Es que no te aguanto, ¡eres una pesada!
La chica da un suspiro, y acto seguido, sin decir nada, coge su bolso y se dirige hasta la puerta, y justo antes de irse, deja un billete encima de un mueble que hay cerca de la salida.
- Te dejo aquí tú propina. Feliz fin de semana. - después de esto se va del vestuario.
Me acerco al mueble y veo que me ha dejado cincuenta dólares. Cincuenta putos dólares. ¡Esto es casi lo que cobro en una semana! Ahora si que no entiendo nada.
A lo mejor al final sí que se ha sentido un poco culpable y me ha dejado esto como muestra de arrepentimiento... O quizá tiene tanto dinero que dejar semejante cantidad de propina es lo normal para ella. Seguramente sea esto, dudo que Cassie conozca el sentimiento de culpa, o directamente no creo que sepa ni siquiera lo que son los sentimientos.
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Red Roulette
Mystery / ThrillerEn todos los institutos siempre hay los mismos grupos: los populares, los raros, los listos, los buenos, los malos... Todos los alumnos ya tienen su etiqueta y nunca se dirigen la palabra con los que no son de su sector. Sin embargo, la aparición de...