Capítulo 53

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- ¡Jeremías! - No reconocí las voz que tenía detrás de mi, pero al voltearme si reconcí a la Dra. Candela, su madre. La había visto en las fotografías hacía tan solo un momento atrás en el lobby principal del hotel. Ella lo miró fijamente con una mezcla de complicidad y confusión a la vez. - Será mejor que vengas conmigo cariño - Le sugirió amablemente en un excelente ingles. - ¿Algun problema? - Enarcó sus cejas al ver que Jeremías aún continuaba sujetandome del brazo sin responder.

Ella se acercó aún más hacía nosotros. No llegaba al metro ochenta pero deduje que estaría a tan solo unos milímetros. Era una mujer de curvas delicadas, como toda su presencia parecía serlo. Tenía una hermosa melena color ébano, sus ojos grandes del mismo color junto a un par de pestañas perfectas. Su mirada pérpicaz de abogada la acompañaría a todas partes me dije. Su tez blanca y sus labios suaves y carnosos la hacían parecer eficiente y sensual al mismo tiempo, a pesar de ser su madre era una mujer muy atractiva y con un estilo impecable. Quería encontrar un rasgo de ella en él pero no logré distingir ninguno, podría ser por los nervios que afloraron dentro de mi, estaba a punto de vivir un momento decisivo, crítico y trascendental en mi vida, estaba segura de eso.

Madre, ella es Yulia. - Jeremías se volvió hacia ella. La Dra inclinó su cabeza pero no lo observaba a él, estaba segura que veía como mi semblante reflejaba mi ira contenida por milésimas de segundo a punto de estallar en cualquier momento. Ella estudio mi rostro con su mirada penetrante por tan solo unos segundos.  

Lo supe en cuanto he visto como la mirabas Jeremías, soy tu madre recuédalo. - Explicó con sequedad y sus palabras fueron de hecho muy incómodas pero a su vez un nuevo interrogante me golpeó en la cabeza ¿Su madre estaba al tanto de nuestra relación? Por el amor de Dios. - Hijo va siendo hora de que la sueltes, al parecer la señorita no se encuentra demasiado comóda, además de que no dejas de llamar la atención de los demás. - Un atisbo de sonrisa surgió en sus labios esta vez. Él soltó mi brazo delicadamente tal como su madre le había sugerido. - Yulia, gusto en conocerte. - Agregó cortésmente, dejando atrás su sequedad del comienzo. 

- ¡Jeremías mi amor! - Florencia había interrumpido de repente tomándolo por su brazo llamándolo mi amor, Dios quien me había mandado a ir a esa maldita fiesta. - Ya es hora de tomar asiento, ven por favor. - Ignoró mi precencia, era mejor así, me dije. -Yulia... ¿Como te encuentras?  - Me preguntó derrepente, a fin de cuentas había optado por saludarme. Reconocí en su tono un grado importante de falsedad y soberbía. Recorde que ella ya sabía de lo nuestro tras aquella discusión en su habitación de la Agencia. Él había dicho que ella no olvidaría nunca que la había rechazo por mi. Busqué una vía de escape pero no vi a Yigit por ningun lado, debía alejar el resentimiento que bubujeaba en mi interior de inmediato. 

- Bien, de hecho demasiado bien. - Mentí falsamente, igual que ella maldita sea, pensé furiosa. - Dra Candela el gusto es mío. - Añadí respondiendo amablemente esta vez. Él no quitaba sus ojos de mi, debió de haber notado mi incomodidad, y mis ganas contenidas de arrancar a esa mujer de su lado. Los celos me estaban retorciendo por dentro, y él lo vío en mis ojos. Le estaría agradecida por los últimos cien años a Carol por haber llegado en ese momento.

- La cermonía esta a punto de comenzar debemos darnos prisa. - Comentó Carol con su habitual estilo de eficacia y altanería. 

- De acuerdo querida. - Manifestó la Dra. Candela en un tono glacial que hizo que Carol cuadrara sus hombros un poco más aún. - Jeremías ubiquémonos de una vez por todas. Ah Srta Carol, usted se ubicaras en el sector de las autoridades, no hay espacio en la mesa familiar. - Antes de que Carol pudiera replicar, la Dra levantó una mano y prosiguió. - Ya hablaremos usted y yo, prefiero no discutir ahora. - Afirmó. 

Yulia Primera Parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora