Capítulo 23

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- Murió. - Dijo. Dios mío.

- Que mal momento. - Dijo Yigit y supo que debía sacarme de allí cuanto antes. - Ven Yulia vámonos al archivo y pongamos a trabajar. - Mientras íbamos de camino hacia la sala de archivos no sentía del todo mis piernas, aquello no podía ser cierto. Había sido él, había sido capaz de matar al pobre animal despiadadamente. Me sentí enferma.

- Ay Yigit tengo una angustia que no puedo más. - Me ahogué en un pequeño llanto tratando de controlarme.

- Lo sé. - Dijo serenamente a mi lado. - Ven siéntate en tu escritorio. Mientras yo iré por un poco de agua, vuelvo enseguida. - Dio media vuelta y salió rumbo a la cafetería nuevamente.

¿Cómo había sido capaz de hacer eso? Hijo de puta ¿No podía ser? En ese momento sentí que alguien entraba y al levantar mi vista allí estaba él, con un traje impecable con chaleco, en color azul marino, camisa blanca inmaculada y corbata celeste en composé, su aspecto como siempre nublo mi juicio por unos segundos. Pude ver a través de sus ojos una inmensa tristeza pero lo que llamó mi atención fue que sostenía una pequeña caja entre sus manos del tamaño de una caja de zapatos.

- ¿Tú estás loca Yulia? - Preguntó violentamente ¿A qué venía eso? No entendía ¿Sería por la discusión de la noche anterior? - ¿Cómo me vas a enviarme un perro? - Sentenció.

- ¿Yo? ... - ¿Qué quería decir con eso? ¿A qué se refería? Seguía sin comprender absolutamente nada de lo que estaba diciendo. Se acercó a mi escritorio velozmente para dejar la caja sobre él y cuando la abrió vi que dentro había un pequeño labrador color miel el cual no debía de tener más de una semana de nacido.

- Llamé y me dijeron que la compra estaba hecha a tu nombre. - Añadió enfadado ¿Qué demonios estaba ocurriendo? Mis nervios comenzaron a invadirme lentamente.

- ¿Eso... eso te dijeron? - Titubeé. Mi voz sonó temblorosa.

- ¡Escúchame Yulia! - Quité mi vista del cacharro para verlo. - ¡Yo no quiero ningún regalo tuyo! - Sentenció apuntándome con su dedo. - Además ¿Cómo puedes pensar que me voy a olvidar de Ramón en una noche porque me mandes un perro nuevo? - ¿Qué estaba pasando?... Claro, pensé. Había sido Andrew ¿Quién más? Mal nacido. - Yo a Ramón lo elegí. No me lo mandaron por correo como tú lo hiciste. Además, ningún perro del mundo va a poder remplazar a Ramón. - Se tomó uno segundos. - Porque los sentimientos no se remplazan Yulia. A ti te parecerá normal porque tu todo lo haces así. - Por favor no podía continuar escuchándolo por más tiempo. Como pude tomé impulso para pararme apoyándome sobre el escritorio. - Primero hicimos el amor y después te fuiste. No dejas que nadie te toque, pero si dejas que Andrew lo haga. - ¡Si Andrew tuvo que ser él! Si fue a mi nombre fue él. Pero ¿Por qué?

- ¡Yulia! ¿Estas escuchando lo que te estoy diciendo? - Si, fue él ¿Por qué de otro modo quién y por qué? - Dejaste que alguien más te tocara y al parecer lo disfrutaste ... ¿Qué tienes con Andrew? - Exclamó esta vez.

- Yo... - Mierda ¡Basta! Si me conociera sabría que algo andaba mal que jamás dejaría que otra persona me tocara - ¡Déjame tranquila! ¡No quiero nada más contigo y no vuelvas a insistir! - Dije enfáticamente.

- ¡Perfecto porque no volveré a insistir! Quédate con el perro. - Salió de la sala de archivos furioso, podía ver su malestar latente en cada paso que daba al alejarse. Aquello era una completa locura. Yigit entraba apresuradamente con un vaso de agua en su mano.

- Yulia. Ten, bebe un poco. - Me dejó el vaso sobre el escritorio. - Acabo de cruzarme con el Sr. Jeremías muy furioso. Iba que se lo llevaba el diablo ¿Qué demonios está pasando? - Le mostré la caja con el perro.

Yulia Primera Parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora