— Yulia ¡YULIA! — Me llamó varias veces, pero lo ignoré por completo. Me fui en ese mismo momento sin volverme a mirarlo. Me subí al taxi y me maldije durante todo el trayecto por haber sido tan idiota al pensar que no pasaba nada entre ellos. Por haber ido hasta su casa ¿Cuándo iría a aprender que no debía confiar en él? Maldita sea.
En cuanto entre en la oficina después de aquel fin de semana no podía dejar de pensar que debería irme de una vez por todas. Que sería la mejor decisión que podría tomar. Pero estaba el imbécil del Sr. Andrew y sus amenazas. Debía estar atenta porque se valdría de su astucia, de su malicia para conspirar a espaldas de Jeremías a costa de cualquier precio, estaba completamente segura de ello. Al sentir mi nombre me detuve a escuchar antes de entrar a la recepción de la Agencia.
— Ella es una simple empleada más ¿Qué hace el Sr. Jeremías con Yulia? — No pude reconocer la voz de la chica.
— Si siguen hablando mal de una asistente me quejaré en recursos humanos y les darán una sanción administrativa ¿Qué no tienen vergüenza hablar mal de una compañera? Váyanse y no vuelvan con sus comentarios vulgares. No es más que una relación laboral de un jefe con su empleada ¡Buitres! — Si reconocí la voz de Yigit esta vez.
— ¡Buenos días! — En el momento en que di los buenos días ningunos de los presentes fue capaz de mirarme a los ojos.
— Buenos días Yulia. — Grace saludo algo avergonzada. —Bueno chicos andando, a trabajar o nos encontraran aquí parados y cotilleando. — Yigit se aproximó hacia mí cavilando con cada paso que daba.
— Gran. Gran problema mí querida Yulia. — Dijo guardando sus manos en sus bolsillos de sus pantalones de vestir.
— Ya me duele la cabeza Yigit. — Me encaminé hacia el ascensor con nada de animo de ingresar a esas oficinas.
— Y te va a doler más aún. — Agregó a la vez que reflejaba en su rostro una pequeña sonrisa.
— No me alientes tanto ¿quieres? — Llamé al ascensor y sus puertas se abrieron luego de unos segundos, ambos subimos, maqué el piso de oficinas.
— Anda vámonos a la sala de archivos. — Dijo Yigit al abrirse las puertas. — Antes pasaremos por mi té y tú necesitas beber café urgente. Tu cara no está nada bien, tienes unas ojeras del tamaño de un koala.
Al entrar en la sala de archivos mientras Yigit dejaba mi café sobre mi escritorio al tiempo que se volvía para mirarme, decidí que no perdería nada con ahondar más en el tema. No obstante Yigit me seguía mirando con tanta paciencia y compasión que no pude contenerme.
— Yigit fui una completa idiota con todas las letras. — Dejé mi bolso y mi chaqueta colgados en el perchero de la sala.
— ¿Qué fue lo que me perdí esta vez? ¿He? — Yigit probo un trago de su té. Me incliné para cogerle del brazo y hablarle en voz baja.
— La Srta. Carol y el Sr. Jeremías tienen una relación. — Él me observó con atención.
— ¿Qué historia es esa? Llevo 5 años aquí dentro y nunca supe sobre eso. — Lanzó un bufido. Se recostó sobre su escritorio y depositó su taza de té sobre el mismo escritorio.
— Ella estaba en su casa. — Me detuve junto a mi escritorio y lo miré con mis ojos rabiosos. — Le preparo la cena y para colmo solo tenía puesto un maldito albornoz.
— ¿Y tú como sabes eso? — Replicó él con un tono tan inquisitivo que hasta me hizo sonrojar. — Anda larga el rollo.
— Hice una estupidez del tamaño de la torre Eiffel. — Me mecí el cabello con nerviosismo.
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Yulia Primera Parte
RomanceYulia lleva una vida tranquila en Atlanta Georgia, junto a su familia y dedica sus días con sus amigos y estudiando fotografía. Pero esa actitud de una vida pacífica no es más que una fachada para esconder la crueldad de un brutal suceso que vivió e...