Desperté al sentir la luz que entraba por el ventanal. Abrí los ojos lentamente sonriendo al sentir los fuertes brazos de Christopher pegando mi espalda desnuda a su pecho.
Intenté moverme para tomar mi celular en la mesita de noche que había en mi lado, pero al hacerlo me apretó más contra él.
—Amor... —murmuré— Me tengo que levantar.
—Es tu día libre. —gruñó— Estate quieta.
Me volteé aún en sus brazos para mirarlo, tenía los ojos cerrados. Sonreí al verlo tranquilo, no son muchos los días en los que se relaja por cosas de su trabajo. Pasé mi mano suavemente por su rostro y luego por sus brazos. Me quedé mirando mi mano izquierda adornada por un hermoso anillo.
Todavía no me lo creo.
Han pasado pocas horas de que me propuso matrimonio, yo aún no me lo puedo creer. Por mi cabeza nunca pasó que llegaríamos a esto cuando lo conocí. La primera vez que lo vi bien fue en un interrogatorio.
Me habían traído a una habitación, estaba sentada en una silla con mis dedos dando pequeños golpes en la mesa nerviosa.
Estaba asustada todavía por lo que había sucedido en el desfile. Solo llevo tres días en Londres y ya me intentaron secuestrar.
Un hombre entró haciendo que diera un pequeño salto en mi lugar por el susto. Era el que le había disparado al sujeto que me quería llevar. Se sentó frente a mí poniendo unos papeles sobre la mesa.
—¿Quieres explicarme por qué te querían llevar? —levantó una ceja— ¿Conocías al hombre que te tenía?
—No... nunca lo había visto y... nunca me he metido en problemas... —le contesté nerviosa.
No contestó, sólo me miraba muy serio.
Me mostró una fotografía de un hombre.
—¿Lo conoces?
Lo observé bien para luego negar.
—Nunca lo había visto en mi vida. —lo miré— ¿Él me quería llevar? Porque el sujeto dijo que estaba esperando por mí.
Se inclinó poniendo los codos sobre la mesa.
—¿No conoces a Antoni Mascherano?
—Nunca había escuchado ese nombre, en serio. Jamás.
Asintió.
—¿Quién es él? —comencé a morder mis uñas— ¿Por qué me quería secuestrar? ¿Y quien eres tú? —lo miré con duda.
—Coronel Christopher Morgan. —habló— Y el tipo que te quería llevar es el líder de la mafia Italiana al cual llevo meses intentando atrapar.
Ah...
Ay...
Nunca he entendido la razón de porqué me había intentado llevar ese día, ese único día. Durante estos últimos dos años y medio que han pasado, jamás volvió a acercarse a mí, quizás Christopher tenga que ver en eso.
Luego de ese interrogatorio me tuve que mudar del todo a Londres, pusieron guardias por mi casa, un departamento que compré pensando que sólo serían unos meses.
Conocí a Chris siendo un hombre muy serio y frío, pero al pasar los días en los cuales estaba pendiente de mí, esa frialdad bajó, la seriedad también. Varias veces me sonrió y río conmigo sin ser nada.
Me quitaron la protección cuando se dieron cuenta que ese Antoni no volvió a atacarme, solo había pasado un día de eso cuando Christopher tocó mi puerta y me dijo que si quería salir. Le dije que sí, obviamente.